Cuando el terremoto del 12 de enero sacudió este montañoso país del Caribe, en menos de un minuto lo transformó en el mayor sitio de construcción en el hemisferio occidental.
Desde que Haití presentó un plan de reconstrucción por 14.000 millones de dólares, compañías internacionales de excavación, logística, transporte y edificación hacen fila por contratos para rehacer miles de propiedades comerciales y residenciales destruidas por el sismo, que dejó más de 200.000 muertos y alrededor de un millón de personas sin hogar.
Tres casas modelo (dos simples estructuras de madera con techos corrugados y otra con armazón de acero) han sido puestas en exhibición por la Cruz Roja y la Media Luna Roja cerca del aeropuerto de Puerto Príncipe. Esas organizaciones aseguran estar preparadas para iniciar las construcciones de inmediato, pero no tienen dónde hacerlo.
Otro grupo, Danish People's Aid, instaló cuatro simples casas de madera en la afectada área de Carrefour, y espera construir otras 500.
Pero antes de que el gobierno de Haití y los donantes internacionales puedan reconstruir esta ciudad devastada, primero deben destruirla.
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La tarea de derribar, apartar y transportar la montaña de escombros tomará años y costará cerca de 1.000 millones de dólares, según algunas estimaciones.
"He escuchado al presidente decir que, basándose en lo que le dijeron los ingenieros, se necesitarán 1.000 camiones para sacar los escombros, y no estoy seguro de siquiera los expertos saben cuán grande es la montaña" de ruinas, dijo Leslie Voltaire, arquitecto y diplomático integrante del equipo de reconstrucción.
Lo que los expertos sí saben es que los escombros son muy pesados y obstaculizan el camino. Los equipos de evaluación rápida de la Organización de las Naciones Unidas estiman que 245.000 estructuras arruinadas en Haití producirán entre 30 millones y 78 millones de metros cúbicos de escombros, mezclados con metal y concreto pulverizado.
Esto es suficiente para llenar el complejo deportivo de Superdome de Louisiana, en Estados Unidos, desde el piso hasta el techo hasta 17 veces.
Washington y contratistas internacionales con experiencia en limpiar Bagdad después de los bombardeos en 2003 y sudoriental ciudad estadounidense Nueva Orleans después del huracán Katrina en 2005 reconocen que se necesita mucho dinero para remover los escombros en Haití.
El presidente René Préval quizás fue demasiado optimista cuando dijo que la limpieza necesitaría 1.000 días y 1.000 camiones.
Si un camión tipo Mack puede sacar unos nueve metros cúbicos de restos de concreto, la limpieza requeriría por lo menos ocho millones de viajes (a través de las atascadas calles del centro de Puerto Príncipe hasta los todavía inexistentes vertederos y centros de reciclaje en las afueras de la ciudad). "¿Cuánto tiempo tomó remover (los escombros de) las Torres Gemelas después del 11 de septiembre (de 2001)? Les tomó dos años, y eso fue en Nueva York, y costó mucho dinero", dijo Philippe Cineas, director general de la compañía constructora y fabricante de concreto Haiti Blocs.
"Estamos en Puerto Príncipe, y nuestro gobierno no tiene dinero", añadió el empresario. Su firma ya removió escombros de cinco lugares, incluyendo un banco en el que debieron "trabajar muy lento, muy cuidadosamente, porque estaban buscando la bóveda".
El gobierno haitiano, usando fondos de la comunidad internacional, se ha concentrado solamente en un puñado de sitios, comenzando con escuelas, hospitales y oficinas públicas, donde todavía estarían enterradas muchas personas.
También comenzó a derribar algunos edificios en riesgo de colapso.
Compañías privadas e individuos pagaron para que se evacuaran escombros y así pudieran volver a trabajar, o para poder recuperar cadáveres. Sólo algunos han podido ser desenterrados.
Desmantelar un solo gran edificio puede costar entre 20.000 y 80.000 dólares, dijo Reynold Bonnefil, presidente de la firma Haytian Tractor, que controla 90 por ciento del mercado de excavadoras.
Para financiar los planes de demolición probablemente se apele al Banco Interamericano de Desarrollo y al Banco Mundial. Es una de las decisiones cruciales en vísperas de una importante conferencia de donantes a fines de este mes.
Jeffrey Sachs, director del Instituto de la Tierra en la Universidad de Columbia y consejero de la Organización de las Naciones Unidas, dijo que normalmente una tragedia de este tipo es seguida por un pedido internacional de miles de millones de dólares, pero sólo se recibe una pequeña parte de ayuda.
El gobierno de Haití, ya abrumado antes del terremoto, no está en posición de pedir más fondos a agencias donantes, sostuvo Sachs.
El experto además sostuvo que los refugios a ser construidos no deben ser unidades fáciles de destruir por las frecuentes inundaciones, deslaves y huracanes que afectan a Haití.
Este país necesitará una expandida y revivida industria constructora que produzca ladrillos, concreto reforzado y otros materiales vitales. Serán contratadas empresas privadas, locales e internacionales, para llevar adelante las obras.
Agencias de desarrollo han pedido que se evite una construcción descuidada ante el apuro para albergar a las personas sin hogar, como ocurrió tras el devastador tsunami en el océano Índico en 2004.
* Especial para IPS de Haitian Times.