El mal momento que pasan las relaciones entre Estados Unidos e Israel no da señales de ceder.
La secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton, sostuvo este martes 16 que entre los dos países existe un "vínculo estrecho e inconmovible". Pero eso no impidió cancelar un viaje a Medio Oriente del enviado especial para la paz en la región, el senador George Mitchell.
Mientras, un alto jefe militar advertía que la ausencia de avances en las conversaciones entre palestinos e israelíes y la percepción de que Washington favorece a Israel en el conflicto, dañan intereses vitales de Estados Unidos y de sus aliados en el mundo árabe.
"Las tensiones entre israelíes y palestinos suelen derivar en violencia y choques armados", dijo el general David Petraeus, jefe del comando central de Estados Unidos, ante el Comité de Servicios Armados del Senado.
"Este conflicto fomenta el sentimiento antiestadounidense por la percepción de nuestra preferencia por Israel", agregó.
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Mientras, Israel y los defensores de su causa escalaron la campaña para responsabilizar de la crisis al gobierno de Barack Obama, cuando faltan días para la visita a Washington del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu.
Junto con Clinton, Netanyahu será uno de los oradores principales de la conferencia anual del American Israel Public Affairs Committee, la organización más poderosa del lobby judío en este país.
Un comunicado publicado por la Conferencia de Presidentes de Grandes Organizaciones Judías sostuvo que "los duros comentarios efectuados por miembros del gobierno (desde el regreso del vicepresidente Joe Biden de su viaje a Israel la semana pasada) sólo crean nuevas tensiones".
El texto se refería a declaraciones formuladas el fin de semana por Clinton y por el principal asesor de Obama en la materia, David Axelrod, entre otros.
Para Clinton y Axelrod, el anuncio israelí de que se construirían 1.600 nuevas viviendas para judíos en Jerusalén oriental —un territorio palestino ocupadojusto cuando Biden visitaba ese país, constituye un "insulto" y una "afrenta" que socava los intereses de Estados Unidos en la región.
En una breve aparición ante periodistas este martes, Clinton quitó importancia a los contratiempos, calificados en cambio como la peor crisis bilateral desde 1975 por el embajador israelí Michael Oren.
"Eso no lo suscribo", dijo Clinton. Washington mantiene su "absoluto compromiso con la seguridad de Israel", pero, al mismo tiempo, "sostiene intensas consultas con los israelíes sobre los pasos que estimamos necesarios para demostrar el compromiso con el proceso" de paz, añadió.
Pero la suspensión del viaje de Mitchell, enviado especial de Obama para la paz entre árabes e israelíes que debía inaugurar esta semana las "conversaciones de proximidad" entre la Autoridad Nacional Palestina e Israel, y los dichos de Clinton sugieren un escenario diferente.
Tal parece que Washington no ha recibido aún una "respuesta formal" de Israel a las demandas que detalló Clinton el viernes en una conversación telefónica de 45 minutos con Netanyahu.
Según la prensa israelí, esas exigencias incluyen suspender la expansión de los asentamientos judíos anunciada la semana pasada, la liberación de una gran cantidad de presos palestinos y la aceptación de que las conversaciones de paz incluyan el estatus final de Palestina, la suerte de los refugiados, de Jerusalén oriental y de las fronteras entre los dos estados.
Esta semana, Clinton se reunirá en Moscú con los demás representantes del Cuarteto, la Unión Europea, Rusia y las Naciones Unidas, que deberían respaldar la postura de Washington y sumar más presión sobre Netanyahu antes de que llegue a Washington.
Además del disgusto del gobierno de Obama, el testimonio de Petraeus indica que los militares ven en el conflicto de Medio Oriente un gran obstáculo para los intereses estadounidenses en una región más amplia, que incluye a Irán, un vínculo que rechazan Israel y sus amigos estadounidenses.
"La rabia árabe por el conflicto palestino limita la potencia y profundidad de nuestra alianza con gobiernos y pueblos del área y debilita la legitimidad de los regímenes moderados del mundo árabe", dijo el general ante el comité del Senado.
La red extremista "Al Qaeda y otros grupos explotan esa rabia y obtienen apoyo. El conflicto da también a Irán peso en el mundo árabe a través de sus aliados, la milicia libanesa Hezbolá y Hamás" el palestino Movimiento de Resistencia Islámica, añadió.
En opinión de Petraeus, "un esfuerzo creíble" de Estados Unidos que aporte a gobiernos y pueblos de la región un camino hacia una solución amplia de las disputas, limitaría la política de "resistencia militante" que tan bien han explotado Irán y los "grupos insurgentes".
Para Daniel Levy, ex negociador de paz israelí y miembro de New America Foundation, "Petraeus expuso en términos inequívocos hasta qué punto importan los lazos entre la seguridad de Estados Unidos y un proceso de paz creíble, y lo hizo articulando no sólo la existencia de esos vínculos, sino cuán centrales son para los militares".
Lo que el general expuso, "y que debería sonar como una alarma para Israel, es que el no resuelto conflicto y la ocupación entrañan un peso insoportable en la relación con Estados Unidos y que la mejor manera de afrontarlo sería obviamente resolviendo ese conflicto", añadió.
Según un artículo publicado el fin de semana en el sitio foreignpolicy.com, la dureza de Washington obedece en parte a la frustración de varios jefes militares ante la pérdida de credibilidad derivada de la impotencia estadounidense ante Israel, sobre todo en la cuestión de los asentamientos.
* Lea el blog de Jim Lobe sobre la política exterior de Estados Unidos en http://www.ips.org/blog/jimlobe/