La endémica pesca ilegal golpea duramente a los países más pobres del oeste de África. Entre los más afectados están Guinea y Sierra Leona.
La práctica predomina en la zona centro-oriental del océano Atlántico y se extiende a las aguas jurisdiccionales de unos 15 países africanos, desde Marruecos y Mauritania, en el norte, hasta Angola, en el sur.
Las pérdidas económicas sólo para los países de África subsahariana "ascienden al menos a 1.000 millones de dólares al año", dijo a IPS Saskia Richartz, directora de políticas oceánicas de la organización ambientalista Greenpeace. "No existen" mecanismos para hacer cumplir las normas internacionales en la materia.
La mayoría de las compañías y los barcos involucrados en la pesca ilegal navegan bajo bandera de países como China, Indonesia, Panamá y Rusia, pero también de la Unión Europea (UE) y de otras naciones industrializadas, como Italia, Japón y Portugal.
La pesca ilegal es aquella que realizan barcos con bandera nacional o de otro país en aguas jurisdiccionales de un Estado soberano sin permiso de sus autoridades o en contravención de sus leyes y normativas.
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Las aguas jurisdiccionales, conocidas como zonas económicas exclusivas, son áreas marítimas sobre las cuales un Estado tiene derechos especiales de explotación y exploración.
También se considera pesca ilegal a la que realizan barcos con bandera de países que ratificaron acuerdos internacionales, pero que contravienen medidas sobre gestión y conservación dispuestas por los tratados.
El problema empeoró en los últimos 10 años, según el Centro Técnico de Cooperación Agrícola y Rural (CTA), órgano de la UE creado para asistir a los países de África, el Caribe y el Pacífico en materia de desarrollo.
Las pérdidas causadas por la pesca ilegal en el mundo se estiman entre 9.000 y 24.000 millones de dólares al año. La mayoría de las fuentes evalúan la captura entre 11 y 26 millones de toneladas de pescado, lo que equivale a entre 10 y 22 por ciento de la producción total.
Además, los datos no toman en cuenta los daños ambientales causados por la sobreexplotación pesquera, que diezmó a numerosas especies de peces como el atún y el bacalao.
"La captura ilegal en el oeste de África se estima en más de 40 por ciento de la autorizada", según la consultora MRAG, con sede en Londres, dedicada a "promover un uso sustentable de los recursos naturales mediante la gestión integrada de políticas y prácticas".
En la zona económica exclusiva de Guinea, las pérdidas por ese flagelo se estimaron en 110 millones de dólares en 2009, según un informe del Departamento de Desarrollo Internacional, de Gran Bretaña.
La situación en las aguas territoriales de Guinea es "la peor de África", lo que quiere decir que es la peor del mundo, según la Fundación de Justicia Ambiental, con sede en Londres.
Ese país africano pierde unas 34.000 toneladas de pescado al año por la captura ilegal, incluida la pesca no deseada que los marineros tiran por la borda, según el Departamento de Desarrollo Internacional.
En Guinea se pescan unas 54.000 toneladas al año, lo que hace que la captura ilegal represente dos tercios de la cantidad registrada oficialmente.
"La dimensión de la pesca ilegal debe sorprender y avergonzar a las naciones industrializadas, pues sus gobernantes se comprometieron en reiteradas oportunidades hace más de 10 años a eliminarla para 2004", señaló Richartz, de Greenpeace.
En la Cumbre Mundial de Desarrollo Sustentable de 2002, los gobernantes acordaron implementar de forma urgente planes de acción, nacionales y regionales, para llevar a cabo una iniciativa internacional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) destinada a "prevenir, disuadir y eliminar la pesca ilegal, no informada e irregular para 2004".
"Es fácil blanquear la captura ilegal y evitar sanciones porque los puestos de control son ineficaces e inconsistentes", apuntó. "Tampoco hay suficientes mecanismos para localizar barcos, escasean los controles sobre los buques no pesqueros y sobre las compañías beneficiadas", añadió.
"Greenpeace observó en varias oportunidades y documentó la existencia de barcos pesqueros nacionales y de compañías de la UE y de otras naciones industrializadas y en desarrollo violando acuerdos internacionales, cuando los hay, y pescando impunemente donde no pueden hacerlo", remarcó Richartz, acusando a Europa de no tomarse en serio el asunto.
Algunas organizaciones llevan listas de compañías y barcos infractores de China, Indonesia, Panamá, Rusia y Túnez, entre otros países, pero nunca de Europa occidental ni de otras naciones industrializadas.
Pero la lista que hace Greenpeace todos los años a partir de datos oficiales de dominio público incluye buques de Italia, Japón y Portugal.
Se estima que la captura ilegal de varias compañías europeas representa entre un tercio y la mitad de la pesca total, dijo a IPS Heike Baumueller, investigadora del independiente grupo de estudio Chatham House, de Londres.
"En 2020, el problema representará una pérdida de más de 15.000 millones de dólares de pesca y la desaparición de más de 27.000 puestos de trabajo en la industria pesquera y procesadora de productos marítimos", apuntó.
La Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE, estimó en 2009 que alrededor de 10 por ciento de las importaciones de mariscos, unos 1.700 millones de dólares, podrían proceder de fuentes ilegales, según un comunicado divulgado el 27 de octubre del año pasado.
Ciertas autoridades europeas amparan a compañías y barcos que están en la lista de infractores. La Fundación de Justicia Ambiental calificó al puerto español de Las Palmas de Gran Canaria, del "más conveniente" porque brinda servicios para buques piratas que operan en aguas de la costa oeste de África.
El puerto es una zona económica exclusiva y las compañías ubicadas en Las Palmas "tienen varias ventajas aduaneras y fiscales, muchas de las cuales facilitan la gestión, el transporte y la venta ilegal de pescado", dijo a IPS Duncan Copeland, de la Fundación de Justicia Ambiental.
Las Palmas es un indulgente punto de entrada al enrome mercado europeo de productos marítimos y un gran centro de transporte de la pesca ilegal hacia otros grandes mercados de Asia oriental.