SALUD-FILIPINAS: Tabacaleras apuntan a los jóvenes

Los jóvenes de Filipinas están cada vez más expuestos al tabaco, ya sea porque ellos mismos encienden su primer cigarrillo o porque son fumadores pasivos.

Vendedora callejera de cigarrillos de Manila. Crédito: Kara Santos/IPS.
Vendedora callejera de cigarrillos de Manila. Crédito: Kara Santos/IPS.
"Cuanto menor sea un niño o niña cuando empieza a fumar, más posibilidades tendrá de convertirse en fumador", señaló Maricar Limpin, directora ejecutiva del capítulo de Filipinas de la no gubernamental Alianza para el Cumplimiento del Convenio Marco para el Control del Tabaco (FCAP, por sus siglas en inglés).

"Los jóvenes son un objetivo específico de la industria tabacalera en tanto que futuros consumidores", explicó Limpin, durante un foro de medios de comunicación sobre el uso del tabaco en Filipinas, realizado en Manila el 12 de este mes.

Tres de cada 10 adolescentes de entre 13 y 15 años usan algún producto con tabaco, ya sean cigarrillos, masticables o "shisha" (narguile), cada vez más popular en algunos restaurantes distinguidos del país.

"Los mensajes de que el tabaco mata no son muy importantes para los jóvenes fumadores que se creen inmortales. Cuando se dan cuenta de los riesgos para la salud y se disponen a dejar el vicio, ya son adictos", según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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Los jóvenes suelen estar expuestos de forma indirecta al tabaco por los residuos que quedan en una habitación donde se fumó y que impregnan los muebles y la ropa. Los bebés y niños que juegan con cosas expuestas al humo pueden desarrollar asma y otras enfermedades relacionadas.

Filipinas tiene una de las mayores proporciones de jóvenes fumadores de los países asiáticos, según la Global Youth Tobacco Survey (encuesta global sobre el consumo de tabaco entre los jóvenes, GYTS, por sus siglas en inglés).

Alrededor de 30 por ciento de los adolescentes que viven en ciudades de este país fuman. De ellos, 70 por ciento comenzaron entre los 13 y los 15 años.

El GYTS es una iniciativa de la OMS y del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, una agencia federal de Estados Unidos. Los datos recabados por los países participantes se divulgan en diferentes años. El estudio de Filipinas fue realizado en 2007.

Otros países asiáticos tienen cifras bastante menores. En Indonesia 12,6 por ciento de los estudiantes "fuman cigarrillos en la actualidad". En Tailandia, 11,7 por ciento.

Filipinas está en segundo lugar entre los países con mayor cantidad de fumadores de Asia sudoriental, según FCAP, uno de los organizadores del foro de este mes. Más de un tercio de los 90 millones de filipinos consumen cigarrillos.

"Niños y niñas son los más vulnerables al humo que queda en el ambiente, que es seis veces más tóxico que el inhalado de forma directa. Es algo que se les impone aunque a ellos no lo quieran. Es una violación a su derecho de permanecer saludable y a respirar aire limpio", indicó Limpin.

Entre seis y 10 niñas y niños filipinos viven en hogares de fumadores. Unos 200.000 jóvenes sufrirán enfermedades vinculadas al tabaco cuando sean adultos y unos 80.000 morirán por esa causa, según datos de la FCAP.

La OMS estima que unos 250 millones de niños y niñas pueden llegar a morir por enfermedades vinculadas al tabaco en el mundo.

Filipinas prohibió la venta de cigarrillos a menores de 18 años, pero más de la mitad de los jóvenes lo consiguen con facilidad en cualquier comercio. Los mecanismos para hacer cumplir la ley son frágiles y la mayoría de los comerciantes no conocen la ley o no la respetan para evitar pérdidas económicas, según Limpin.

"A las tabacaleras no les importan los fumadores, ya son adictos y seguirán comprando cigarrillos. Ellas necesitan reemplazar a todos los consumidores que se van a morir", sentenció el subsecretario de Salud, Alex Padilla, en el foro del 12 de este mes.

En materia de precios, Filipinas es conocida en Asia por lo caro que son los medicamentos y lo barato que son los cigarrillos.

En Estados Unidos, un paquete de 20 cigarrillos cuesta entre 4,50 y cinco dólares, con impuestos incluidos. En cambio, en Filipinas, es de entre 35 y 40 pesos (equivalente a unos 80 centavos de dólar).

En la calle, el precio de un cigarrillo es similar al de una golosina o al de un chicle. La venta por unidad constituye alrededor de 70 por ciento del comercio y cada uno cuesta unos dos pesos (o menos de un centavo de dólar), señaló la revista "Tobacco Reporter" en 2008. Muchos de los vendedores callejeros son menores.

La disponibilidad y el bajo costo ponen a los cigarrillos al alcance de los jóvenes y hacen que comiencen a fumar a edades muy tempranas. El niño fumador más pequeño que haya registrado FCAP tenía apenas seis años cuando probó por primera vez.

La Ley de Reglamentación de Tabaco, de 2003, prohíbe la publicidad en televisión abierta y por cable, radio, impresa y carteles públicos, salvo en "los puntos de venta directa".

La norma debía entrar en vigor en enero de 2007, pero la prohibición total sobre la publicad se hizo efectiva en julio de 2008.

Las tabacaleras han logrado eludir las restricciones publicitarias mediante tácticas creativas. Las estrategias incluyen colocar el producto y carteles en lugares visibles como restaurantes, centros comerciales, almacenes, salones de fumadores y patrocinar conciertos, lo que contribuye a que los jóvenes recuerden la marca, según FCAP.

También colocan parasoles con el logo y los colores de la marca de cigarrillos fuera de los comercios. Además, los cigarrillos se venden en almacenes y quioscos.

FCAP hace presión para que el Congreso legislativo apruebe el proyecto de Advertencia sobre Salud en Gráficos, que estipula que los fabricantes de cigarrillos coloquen imágenes que muestren personas enfermas y con afecciones causadas por ese vicio.

Legisladores filipinos, en especial los vinculados a las plantaciones de tabaco del norte del país, se oponen al proyecto porque sostienen que será contraproducente para los ingresos de los agricultores y para la economía en general.

En las cajas de cigarrillos se puede leer "fumar es perjudicial para la salud". Pero FCAP sostiene que no basta con eso porque igual aumenta la cantidad de consumidores.

Numerosos estudios internacionales muestran que advertencias sobre el riesgo para la salud con imágenes han resultado efectivas para reducir el consumo en varios países.

"Los consumidores saben que fumar hace mal, peor no saben por qué. Las imágenes muestran de forma clara los efectos y pueden ayudar a que los menores no empiecen a consumir", señaló Bobby del Rosario, vicepresidente y miembro fundador de FCAP.

Países como Australia, México y Nueva Zelanda tienen advertencias gráficas en las cajas de cigarrillos que cubren 60 por ciento de su superficie. En Gran Bretaña, la mitad del envoltorio lleva la leyenda: "Fumar mata".

Por su parte, activistas contra el cigarrillo remarcan la urgencia de poner en práctica medidas preventivas, pues las tabacaleras dejan los países ricos y apuntan a las naciones en desarrollo.

"Los mercados de los países ricos decaen. Por eso las empresas apuntan a las economías emergentes de Asia y África, que tienen menos experiencia y son más corruptas", explicó Del Rosario.

El Ministerio de Salud destacó la necesidad de educar a los comerciantes para que dejen de vender cigarrillos a menores. Otro asunto que hay que atender es su disponibilidad, añadió.

"Hay que alejar los cigarrillos de los jóvenes y para eso hay que aumentar los precios. Las imágenes en los envoltorios pueden ser útiles, pero la forma más efectiva de hacer frente al problema es aumentar los impuestos y el precio", señaló Padilla.

"Lo único que tratamos de hacer es minimizar el consumo de tabaco entre los jóvenes, pues son el principal objetivo de las tabacaleras", remarcó.

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