Los recurrentes temblores que sacuden la capital de Haití dejaron de ser la mayor preocupación de las más de 500.000 personas que el terremoto de enero dejó sin vivienda. Ahora la prioridad es conseguir un refugio antes de que en marzo comience la temporada de lluvias.
Un coro de murmullos y gritos resonaron por los vecindarios de Puerto Príncipe la noche del lunes mientras un violento temblor mantenía despierta a la población. Diez minutos después, otro sismo golpeaba a la capital, que el 12 de enero sufrió el peor terremoto de su historia, con más de 200.000 muertos.
Pero los temblores de 4,7 grados de magnitud en la escala Richter fueron una distracción momentánea frente a la inminencia de la temporada de tres meses de fuertes lluvias que está por comenzar.
La prioridad ahora de las organizaciones de ayuda humanitaria es el refugio, antes que la distribución de víveres y agua, y el objetivo es proporcionar a los damnificados gruesas lonas de plástico, en lugar de tiendas de campaña.
Muchos de los damnificados sobreviven todavía en atestados e improvisados campamentos, donde su único techo es una sabana atada a cuatro palos afincados en el terreno.
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Con una mezcla de confusión y decepción, los desplazados asentados en una plaza de Pétionville, hasta el terremoto un suburbio privilegiado de la capital, recibieron las lonas entregadas por la organización no gubernamental Care Internacional.
"No tenemos claro qué hacer con ellas. No las podemos instalar porque no enviaron a nadie a darnos una explicación", dijo Joseph Jean-Ones, cuya familia vive en el campamento, mientras intentaba encajar una barra de metal sobre otra.
Su esposa recibió una lona gris, una serie de relucientes palos metálicos y un papel con un diagrama dibujado de cómo armar los materiales, pero sin instrucciones escritas de ningún tipo, en creole o en cualquier otro idioma.
"Deberían enseñar a la gente cómo armarlos antes de distribuirlos", dijo otro hombre mientras esparcía los materiales en el suelo. "Ahora no sabemos qué hacer con esto. Es como si nos entregaran más problemas".
Una voluntaria de Care Internacional, que pidió no ser identificada por su nombre, dijo que la organización advirtió a su personal que no debe ingresar a los campamentos a solas. Al ver al corresponsal de IPS entrar y salir de los asentamientos varias veces, pidió hacerle compañía.
"Quizás debimos haber hecho esto antes", dijo en voz baja, mientras intentaba mostrarle a una familia cómo levantar el refugio de lona plástica.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) informó que al menos 330.000 personas en Puerto Príncipe recibieron las lonas hasta ahora.
Las nuevas lonas de color gris oscuro son visibles por los campamentos en toda la ciudad, ancladas en distintos ángulos sobre objetos de madera y metal que hacen las veces de paredes en los refugios improvisados.
"Nadie pretende que esto ofrezca más que una protección muy parcial de las lluvias", declaró Alex Wynter, portavoz de la Federación Internacional de la Cruz Roja, en una conferencia de prensa.
"Yo diría que estas tiendas de campaña y lonas, además de darle a la gente un mínimo de privacidad, les brindan una herramienta para permanecer secos durante la noche", dijo.
"Pero no hay duda de que nos enfrentaremos a una crisis muy grave aquí cuando lleguen las lluvias", advirtió.
Wynter dijo que las peculiaridades del clima en Haití hacen que la temporada de lluvias sea "especialmente violenta, incluso para los parámetros de los trópicos".
También hay preocupación por el pésimo saneamiento de los campamentos y la posibilidad de que se propaguen rápidamente enfermedades trasmitidas por el agua. Las autoridades piden a los damnificados que caven zanjas superficiales para permitir el drenaje.
Las lonas de plástico están mucho más generalizadas en los campamentos que las tiendas de campaña. Algunos asentamientos cuentan con unas decenas de Shelterbox, una tienda amplia y blanca con forma de iglú proporcionada por la organización humanitaria británica del mismo nombre.
"Nosotros brindamos refugio, calidez y dignidad. Es difícil obtener eso con las lonas de plástico", opinó John Leach, director de operaciones de Shelterbox. Las lonas no serán suficientes para las fuertes lluvias que se aproximan, aseguró.
"¿Si las lonas son tan buenas entonces por qué todos los voluntarios de la ONU viven en tiendas de campaña?", preguntó.
Las organizaciones no gubernamentales que trabajan para proporcionarle refugio a la población damnificada coordinan su labor a través de un equipo de trabajo con sede en la base de la ONU.
Cuando se le preguntó a Gregg McDonald, un coordinador del equipo de trabajo, su opinión sobre las lonas y las tiendas de campaña, afirmó "que las tiendas no son apropiadas en este momento. No hay espacio adicional disponible" para instalarlas.
"Las lonas pueden trasladarse, tienen una versatilidad mucho mayor, son fuertes y más duraderas", agregó.
"Hay 142 organizaciones en el grupo de trabajo que están de acuerdo con esta estrategia (de distribución de las lonas). Sólo algunos grupos irresponsables siguen repartiendo tiendas de campaña", dijo McDonald.
Luckner Thervius, uno de los más de 20 organizadores del campamento en Pétionville, dijo comprender por qué eran preferibles las lonas plastificadas.
Pero "sería mejor si todos tuvieran una (tienda de campaña) pequeña", agregó señalando a una tienda rectangular verde que comparten varias familias. "Esa es demasiado grande. No habría espacio suficiente si todos tuvieran una así".
Care Internacional se comunicó con IPS tras la visita a Pétionville, para informar que a partir de ahora su personal armará un refugio de lona plástica en cada campamento de Puerto Príncipe, para que sirva de modelo a los damnificados.