EUROPA: LA UNIÓN MARCHA DESUNIDA

Mucho se discute en la Unión Europea sobre la recesión mundial y sobre las crisis económicas en los países que la integran, pero relativamente poco sobre el futuro del Viejo Continente.

Ante todo, debemos tomar conciencia de que la hegemonía occidental (Estados Unidos-Europa) es cosa del pasado. El mundo es ahora multilateral y reconoce un rol relevante a los países emergentes y a los que se esfuerzan por emerger.

Hay, por otro lado, un esbozo de eje Estados Unidos-China, pese a las graves divergencias existentes. La frustrada Conferencia sobre Cambio Climático de diciembre pasado conllevó una fuerte señal de esa mudanza. Estados Unidos ignoró ostensiblemente a la UE y se puso de acuerdo con China para tomar decisiones que, lamentablemente, resultaron contrarias a la defensa del medio ambiente.

La verdad es que la UE -o mejor dicho sus dirigentes- no han logrado percibir el fenómeno Obama y la innovación que implica en el escenario mundial. Así como no supieron prevenir la crisis global de 2007-2008 ni, después, aprovechar la gran oportunidad que presentó para reformar el sistema neoliberal que generó la recesión. Dejaron intactos los paraísos fiscales que facilitaron los grandes negociados y fraudes escandalosos, no se atrevieron a castigar a los responsables, salvaron algunos bancos y corporaciones en quiebra con el dinero de los contribuyentes, mientras no intervinieron para combatir la desocupación, las desigualdades y la pobreza.

Así las cosas, podemos legítimamente preguntarnos si estamos en camino de superar la crisis, como algunos economistas proponen o, contrariamente, la recesión continuará, agravando los conflictos sociales.

Esperábamos que con la ratificación del Tratado de Lisboa la UE pudiera dar un paso adelante en el frente institucional. No ha sido así y el nuevo Presidente Europeo, Herman Van Rompuy y la Representante para la Política Exterior y la Seguridad, la baronesa Catherine Ashton, no toman la iniciativa, que es probablmente lo que desean los dirigentes de los grandes países que los designaron.

De cara a la crisis los Estados de la Unión actuaron cada uno por su lado, en una especie de sálvese quien pueda. Ahora, ante los ataques que están jaqueando al euro y el nerviosismo que afecta a las bolsas europeas, quizás finalmente adviertan que es necesario un plan estratégico conjunto -o por lo menos convergente- para que la situación europea no caiga en irremediable decadencia.

En cierto que el 4 de febrero se realizó en Paris una cumbre de los gobiernos de Francia y Alemania (que parecían desavenidos) para coordinar algunas políticas comunes. Este paso señaló el reforzamiento del llamado motor franco-alemán de Europa. Pero según declaró el Presidente Sarkozy el propósito fue el lanzamiento, bilateralmente, de 80 medidas para incrementar la cooperación entre ambos Estados. Ignoraron así -nótese- la Unión a la que ellos pertenecen. Es lo contrario al sueño europeo de los Padres Fundadores.

¿Vamos a dejar, los europeístas convencidos, que la UE se deteriore como parecen querer algunos de sus actuales dirigentes?

¿No advierten los líderes de Francia y Alemania que, sin una UE forte y cohesionada, poco representarán en el mundo que está emergiendo?

No son señales agradables. Tampoco lo es que desde Bruselas se asesten críticas públicas, primero contra Grecia y ahora contra los países de Europa del Sur, especialmente España y Portugal, que en nada nos ayudan. ¿Acaso los países de Europe Oriental (a excepción de Polonia), los del Báltico y otros, como Irlanda, han estado o están inmunes de los graves efectos de esta crisis mundial proveniente de Estados Unidos?

En suma, si la UE como un todo insiste en eludir una respuesta conjunta y solidaria a la crisis global, y que sea comprendida y asumida por el pueblo europeo -en su diversidad, incluida la población inmigrante- los años venideros en esta segunda década del siglo XXI serán muy difíciles. Se abrirá el camino para la decadencia y estarán en peligro nuestras libertades y nuestras conquistas sociales. (FIN/COPYRIGHT IPS)

(*) Mário Soares, ex Presidente y ex Primer Ministro de Portugal.

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