Al dar su discurso sobre el estado de la Unión ante el Congreso legislativo, el presidente Barack Obama llamó a aprobar «un completo proyecto de ley sobre energía y clima con incentivos que finalmente hagan de las energías limpias el tipo de energía rentable en Estados Unidos».
El progreso hacia esa ley se ha congelado durante este excepcionalmente frío invierno boreal en Washington, y una serie de anuncios desde el discurso del presidente no hicieron nada para poner fin al impasse.
Para atraer a los escépticos del gobernante Partido Demócrata y del opositor Partido Republicano al proyecto de ley en el Senado, el mandatario incluyó en su exhortación una serie de concesiones que no fueron bien recibidas por los activistas contra el cambio climático.
Subrayando la necesidad de crear más "empleos en energía limpia", Obama señaló la semana pasada: "Necesitamos más producción, más eficiencia, más incentivos. Y eso significa construir una nueva generación de centrales de energía, seguras y limpias en este país. Esto significa tomar valientes decisiones para abrir nuevas áreas submarinas para el desarrollo del petróleo y del gas. Esto significa una continuada inversión en avanzados biocombustibles y tecnologías limpias de carbón".
Sin embargo, se desvanece las esperanzas de que el Congreso apruebe el proyecto para recortar las emisiones de gases invernadero.
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Cuando Estados Unidos se comprometió oficialmente a realizar los recortes de emisiones que Obama propuso en la conferencia sobre cambio climático de Copenhague en diciembre (cuatro por ciento por debajo de los niveles de 1990 para 2020), hubo una importante aclaración: cualquier compromiso estaría sujeto a una legislación en el Congreso.
La Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley en junio pasado sobre un sistema que limitaría y establecería un precio a las emisiones de gases invernadero en el país. Ahora, la esperanza de que el Senado dé su aprobación parece disiparse.
Durante un discurso en el nororiental estado de New Hampshire el martes, Obama admitió la improbabilidad de que llegue a su escritorio el proyecto de ley para su promulgación, aunque enfatizó la necesidad de "incentivar la energía limpia, que es la más barata, y efectiva". También sostuvo que se debería avanzar en un proyecto sobre energías limpias que no necesariamente incluya reducciones de gases invernadero.
"Lo único que diría sobre esto es: Debemos ser capaces de separar las cosas. Y es imaginable que es hasta ahí donde llega el Senado", señaló.
El miércoles por la mañana, el presidente reiteró su apoyo a la legislación, pero en el Congreso se percibía otro ambiente. Un creciente número de senadores, tanto republicanos como demócratas, favorecen la llamada "ley de sólo energía", que no establecería límites a las emisiones, sino que solamente les asignaría un precio.
La norma exigiría a las industrias pasar a tomar 15 por ciento de su energía de fuentes renovables para 2012, pero también permitiría la expansión de las perforaciones submarinas de gas y petróleo.
El senador Lindsey Graham, influyente republicano que trabaja con el demócrata John Kerry y el independiente Joe Lieberman en otro proyecto de ley sobre clima, dijo el miércoles que no apoyaría este tipo de enfoques parcializados.
"Si la idea es intentar aprobar algún proyecto de ley de energía a medias y decir que eso es avanzar, olvídense de mí", dijo Graham el miércoles a líderes de la industria de energías renovables.
Sin embargo, Graham, Kerry y Lieberman apoyan las perforaciones submarinas, así como otras iniciativas, como construir nuevas plantas nucleares, generalmente opuestas a los deseos de aquellos preocupados por mitigar los efectos del recalentamiento planetario.
Pero, a pesar de las protestas de activistas, estas ideas han recibido impulso desde que el presidente las incluyó en su discurso la semana pasada.
La energía atómica, en particular, ha recibido un voto de confianza que no se veía en más de una década. El presupuesto pedido por la Casa Blanca para el año fiscal 2011, divulgado el lunes, triplicaría el monto de las garantías de crédito a industrias que deseen construir nuevos reactores nucleares, de los 18.500 millones de dólares ya autorizados por el Congreso a 54.500 millones.
El director ejecutivo de la organización ambientalista Sierra Club, Carl Pope, que a no ser por esto estaría en gran parte de acuerdo con el presupuesto, subrayó su discrepancia: "Creemos que ese dinero sería mucho mejor invertido en formas más limpias, baratas, seguras y rápidas de reducir emisiones".
El miércoles, Obama también anunció la creación de un equipo especial destinado a estudiar cómo acelerar el desarrollo e implementación de tecnología de captura de carbono, que impedirían que éste vaya a la atmósfera en vez de ir a la atmósfera.
El presupuesto pedido por el mandatario también incluye 5.000 millones en garantías de crédito para proyectos de energías renovables, así como otros fondos para creación de empleos en energías limpias en varios departamentos.