El Senado de Estados Unidos aprobó sanciones contra empresas extranjeras que exporten gasolina a Irán o le ayuden a ampliar la capacidad de sus refinerías de petróleo, complicando las negociaciones entre Washington y Teherán en torno al programa nuclear iraní.
Las sanciones unilaterales impiden a las empresas en cuestión recibir préstamos de bancos estadounidenses y prohíben al gobierno de Estados Unidos adquirir productos a firmas extranjeras que trabajen en el sector energético iraní.
Estas sanciones draconianas pueden poner en peligro las negociaciones que se desarrollan en un lento vaivén entre Irán y un equipo multilateral que incluye a Estados Unidos, aunque el plazo de un año que se fijó el presidente Barack Obama para obtener resultados concretos en las conversaciones con Teherán ya venció.
La iniciativa del Senado también puede complicar la situación de la oposición iraní que se mantiene en lucha contra la dirigencia conservadora del país luego de que el presidente Mahmoud Ahmadineyad fuera reelegido en junio, mediante un presunto fraude generalizado de los comicios.
El gobierno de Obama adoptó un tono considerablemente más cauto desde junio, especialmente en los meses posteriores, mientras la oposición continúa sin amilanarse a pesar de la brutal represión. Pero los partidarios de la línea dura en el Congreso legislativo de Estados Unidos parecen cerrar los ojos ante la realidad cotidiana en Irán.
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El Senado votó las sanciones el jueves por la noche, 11 horas antes de que la cámara alta entrara en receso.
Obama no podrá firmar y promulgar el proyecto hasta que el mismo, mediante una sesión conjunta de ambas cámaras del Congreso, se combine con una iniciativa similar aprobada por la Cámara de Representantes en octubre, la llamada Ley de Sanciones contra el Petróleo Refinado de Irán (IRPSA, por sus siglas en inglés).
El paso del Senado revela que el gobierno está perdiendo el control de su propio Partido Demócrata en materia de política exterior, ya que Obama ha procurado mantener las negociaciones con Irán para limitar su programa nuclear que, según Teherán, tiene fines pacíficos.
Junto con decenas de senadores demócratas, que apoyaron el proyecto de ley a pesar de las objeciones del gobierno, el mismo tuvo el respaldo de quienes proponen una política de rigor contra Irán, como el coautor de la iniciativa John Kyl, del Partido Republicano, y el neoconservador independiente Joe Lieberman.
El líder de la minoría en el Senado, Mitch McConnell, describió a la medida como un disparo contra Obama.
"Si la administración de Obama no toma medidas contra este régimen, entonces el Congreso deberá hacerlo", declaró McConnell.
El gobierno objetó que la iniciativa senatorial limita la flexibilidad del presidente, en una carta que el subsecretario de Estado (vicecanciller) Jim Steinberg envió al senador John Kerry, el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
A fines de diciembre, la secretaria de Estado (canciller) Hillary Rodham Clinton también exhortó a la cautela en la aplicación de sanciones que pudieran perjudicar y aislar al movimiento opositor iraní, y en su lugar solicitó la aprobación de medidas punitivas dirigidas al cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán, considerada la responsable de la represión contra manifestantes de la oposición.
El proyecto requiere que el presidente aplique las sanciones, quitándole la facultad habitual de poder renunciar a las mismas en su totalidad y obligándolo a negociar la modificación de la medida artículo por artículo, lo cual desgastaría su capacidad política.
Sin embargo, luego de que el líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid, dejó en claro que pretendía presentar el proyecto, el gobierno abandonó su oposición pública al mismo, quizás con la esperanza de poder modificarlo en el proceso.
Pero un acuerdo acabó con las posibles modificaciones durante las breves deliberaciones de la noche del jueves.
En una dramática vuelta de tuerca registrada por la publicación especializada ForeignPolicy.com, el senador republicano John McCain intentó incorporar una enmienda al proyecto con el fin de nombrar y sancionar a violadores iraníes de derechos humanos, algo que reflejaba el pedido del gobierno en pos de sanciones más específicas.
Pero McCain abandonó el intento a pedido del senador Lieberman. Al parecer, dirigentes de ambos partidos temían que, de incorporarse las modificaciones, el proceso fuera más lento y el proyecto no se votara a tiempo antes del receso.
Patrick Disney, subdirector de políticas en el Consejo Nacional Iraní-Estadounidense (NIAC), que apoya la negociación diplomática con Irán, dijo que incluso una sesión conjunta de ambas cámaras tendrá dificultad para retirar el texto que ata de manos a Obama.
"No sé si podrán eliminar esa parte porque es la arquitectura central del proyecto", aseguró Disney.
La votación tuvo lugar casi sin debate previo, una semana antes de que Francia que apoya las sanciones contra Irán suceda a China en la presidencia del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.
Beijing es contraria a las sanciones contra Teherán mientras las negociaciones sigan en pie. La aprobación del proyecto cuando Washington negocia con el Consejo de Seguridad se considera problemática desde el punto de vista diplomático.
Pero Richard Sawaya, presidente de USA*Engage, una organización contraria a las sanciones unilaterales, dijo a IPS que la aprobación del proyecto antes o durante las negociaciones del Consejo de Seguridad es una "distinción sin diferencia".
Otro aspecto del proyecto que causa irritación es la codificación en ley de un embargo contra Irán que el presidente Bill Clinton impuso en los años 90. La iniciativa actual requiere la aprobación del Congreso para levantar el embargo.
Disney, del NIAC, dijo que el proyecto, en lugar de otorgar al presidente más instrumentos para negociar con Irán, prácticamente elimina el embargo como pieza de negociación de Washington.
"Eso significa que ningún presidente puede levantar el embargo sin confirmar ante el Congreso que Irán cumplió" con una lista de "demandas que ningún presidente en su sano juicio habrá de confirmar", dijo Disney a IPS.
"El presidente ya tenía el poder de hacer todas las cosas que este proyecto pretende", agregó. Su aprobación "elimina la facultad presidencial de dar marcha atrás sin (tener que contar con) el Congreso".
Este tipo de sanciones contra la exportación de gasolina, con frecuencia llamadas "paralizantes", constituyen un posible paso previo al enfrentamiento militar con Irán. Pero algunos creen que las sanciones en sí son equivalentes a un acto bélico.
"La mitad de quienes propusieron (las sanciones contra la exportación de gasolina) dicen que la única forma de imponerlas realmente es a través de un bloqueo naval. ¡Eso es un acto de guerra!", sostuvo Sawaya, de USA*Engage.