La amenaza de muerte supuestamente realizada por un alto funcionario policial contra un periodista y la detención de un reportero gráfico cuando hacía su trabajo, todo en un espacio de pocos días, aumentaron en Zimbabwe el temor a una nueva ola de represión contra los medios de difusión.
El periodista independiente Stanley Kwenda huyó de Zimbabwe el viernes 15 y acusó al inspector en jefe de policía Chrispen Makedenge de amenazarlo de muerte. Tres días después, el fotógrafo independiente Andrison Manyere fue detenido mientras cubría una manifestación de protesta en la capital.
Ambos hechos demuestran "que no hemos avanzado ni un milímetro en la reforma de los medios de comunicación", lamentó el periodista Kumbirai Mafunda, portavoz de Abogados de Zimbabwe por los Derechos Humanos (ZLHR, por sus siglas en inglés).
Kwenda había nombrado al inspector Makedenge en un artículo que escribió para el diario The Zimbabwean. La nota afirmaba que los familiares de la difunta esposa de Makedenge habían exigido ver la nota que supuestamente ella dejó antes de suicidarse, poniendo en cuestión la versión oficial sobre su muerte.
El mismo día de la publicación de la nota, Kwenda recibió la amenaza. "Recibí la llamada a las 7.15 PM. de un número desconocido mientras tomaba un trago con un amigo en un hotel de Harare. Era una voz masculina, y para mí estaba claro que no se trataba de otro que del alto funcionario policial que nombré en mi artículo", declaró.
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Kwenda escribe para la agencia de noticias IPS y para el diario The Zimbabwean, entre otros medios. También es director de la Fundación de Artistas por la Democracia en Zimbabwe (ADZT, por sus siglas en inglés), una iniciativa que emplea artistas para hacer campaña por la participación civil en procesos democráticos en el país.
"El hombre me dijo muy enojado: Kwenda, no vas a pasar de este fin de semana. Yo no entendía nada, el hombre me gritaba todo tipo de insultos y me repetía que yo iba a morir antes de las plegarias de la misa dominical", relató el periodista.
Kwenda no esperó a que nadie le dijera qué pasaría después de ese llamado. El nombre de Makedenge figura entre los oficiales acusados de secuestrar periodistas tras las cuestionadas elecciones de 2008 que dieron una sexta presidencia a Robert Mugabe, en el poder desde 1980.
El periodista decidió entonces huir de Zimbabwe, y esa misma noche tomó un avión rumbo a Sudáfrica. "Ahora estoy seguro en mi escondite", dijo a IPS.
El portavoz policial Wayne Bvudzijena dijo que la policía no investigaría este caso, ya que Kwenda hizo las acusaciones por medio de la prensa y no presentó una denuncia formal.
"En primer lugar debió hacer una denuncia formal para que pudiéramos investigar. Si hubo alguna amenaza ilegal contra él, debería ser investigada", declaró Bvudzijena.
El 18 de este mes fue detenido el fotógrafo Manyere, quien en 2008 había sido secuestrado y arrastrado a los tribunales en medio de la violencia electoral, junto con miembros de la oposición y activistas de los derechos humanos.
"Lo ocurrido es muy preocupante", manifestó Mafunda, de ZLHR. "Pensábamos que las amenazas y las detenciones contra periodistas eran algo de pasado. Es triste que en esta época haya periodistas amenazados y obligados a dejar el país", agregó.
Mafunda opinó que el nuevo gobierno de unidad nacional, con el líder opositor Morgan Tsvangirai como primer ministro, debe demostrar su determinación de poner fin a la violación de los derechos de la disidencia, real o percibida.
El Sindicato de Periodistas de Zimbabwe abrió una investigación sobre el caso en colaboración con la policía y otros actores de los medios de difusión.
"Hemos creado una comisión que investigará la persecución de nuestro colega (Kwenda) y deseamos establecer si las amenazas fueron personales u oficiales", explicó Foster Dongozi, secretario general del Sindicato.
"Pero cualquiera sea el caso, la persecución estatal de periodistas debe terminar. El aparato de seguridad del Estado debe proteger a sus ciudadanos y no victimizarlos, como ha ocurrido en este país en la última década", concluyó.