Surja o no un acuerdo vinculante de la conferencia climática de Copenhague, es posible que el mundo tenga que reducir su consumo de petróleo, dado que las tendencias geológicas y económicas limitan la disponibilidad y el acceso a ese recurso.
Ya en los años 70, el entonces ministro de Petróleo de Arabia Saudita, jeque Ahmed Zaki Yamani, articuló lo que se ha convertido en sabiduría convencional para políticos de todo el planeta: «La Edad de Piedra no terminó por falta de piedras, y la edad del petróleo terminará mucho antes de que el mundo se quede sin petróleo».
Actualmente, cada vez más voces desafían ese pronóstico. Aunque el mundo no se está quedando sin petróleo en un sentido absoluto, comienza a surgir un panorama sobrecogedor en materia de disponibilidad —y por lo tanto de precio— de la oferta, en comparación con los esperados aumentos de la demanda.
«Es probable que en 2015 el consumo de petróleo sea superior a los 100 millones de barriles por día, aproximadamente 22 por ciento más que hoy, que es un crecimiento anual relativamente alto para la industria petrolera», declara un informe de la Real Policía Montada Canadiense señalado como «confidencial», al que TerraViva accedió mediante un pedido en el marco de la Ley de Libertad de Información.
Los informes censurados, elaborados en colaboración con otras agencias del gobierno canadiense, pintan un panorama problemático sobre la futura seguridad energética, que hace poco fue corroborado por otras fuentes.
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En 2005, la Agencia Internacional de Energía (AIE), con sede en París y creada tras la crisis energética de 1973, pronosticó que la producción petrolera mundial podría aumentar a 120 millones de barriles diarios para 2030. El año pasado fue de 85 millones de barriles por día.
La AIE «fue forzada a reducir» sus predicciones sobre la posible oferta mundial «a 116 millones y el año pasado a 105 millones», según una alta fuente de la organización que habló con el periódico The Guardian a comienzos de noviembre, a condición de no revelar su identidad.
El Departamento de Energía de Estados Unidos, a través de su Panorama Internacional de Energía, también ha reducido silenciosamente sus cifras sobre la posible oferta. En 2007, la agencia pronosticó que el mundo podría bombear 107,2 millones de barriles por día en 2030. En el verano boreal de este año, redujo drásticamente sus predicciones a 93,1 millones de barriles por día.
En su último pronóstico, difundido el 10 de noviembre, la AIE dijo que la oferta petrolera mundial sería de 105 millones de barriles por día para 2030. Incluso con esas cifras, que muchos analistas, incluso de la propia agencia, consideran demasiado optimistas, es probable que para esa fecha se registre una escasez de unos 11 millones de barriles por día.
«Cada año perdemos cuatro millones de barriles por día» de producción, debido al agotamiento del recurso, dijo Jeff Rubin, ex economista jefe de la firma CIBC World Markets.
«En los próximos cinco años tendremos que producir 20 millones más de barriles diarios, simplemente para poder (continuar) consumiendo lo que consumimos hoy», dijo en junio Rubin a TerraViva.
Rubin cree en la teoría de la cima petrolera, que supone que la producción de petróleo llegará a un punto máximo y luego caerá agudamente, a medida que la demanda supere la posible oferta.
La gasolina y el petróleo para transporte pueden manufacturarse a partir del carbón y otras fuentes fósiles, lo que significa que el mundo no se quedará sin el combustible en un sentido absoluto. Pero los costos, tanto económicos como ambientales, serán mucho más altos que los del crudo convencional.
«Las organizaciones e individuos que se manifiestan sobre los inminentes desafíos mundiales en materia de oferta petrolera frecuentemente son estereotipados como un elemento marginal con poco conocimiento sobre la industria del petróleo», señaló la Asociación para el Estudio del Cenit del Petróleo y el Gas, con sede en Suecia, en un comunicado de prensa del 24 de noviembre.
«Pero sus advertencias son apoyadas cada vez más por algunos aliados sorprendentes: altos funcionarios de la industria del petróleo, asesores y analistas», agregó.
Christophe de Margerie, presidente de Total SA, la tercera empresa petrolera más grande de Europa, cree que el mundo nunca podrá producir más de 89 millones de barriles por día.
El presidente de ConocoPhillips, Jim Mulva, dijo el mes pasado en una conferencia realizada en Londres que dudaba de que los productores pudieran satisfacer la demanda petrolera a largo plazo.
Ambos ejecutivos desafiaron los pronósticos de la AIE.
El alto funcionario de la AIE que alertó sobre la tendencia de la organización a sobredeclarar la oferta dijo que la entidad manipula datos para aplacar a los mercados financieros.
«Muchos dentro de la organización (AIE) creen que mantener los suministros petroleros en incluso 90 a 95 millones de barriles diarios será imposible, pero hay temores de que el pánico pueda propagarse a los mercados financieros si las cifras bajan más», dijo a The Guardian un alto funcionario de la agencia.
Según los documentos confidenciales de la Real Policía Montada Canadiense, «( ) una psicología del temor continuará depositando una prima geopolítica sobre el crudo, manteniendo los precios de los productos petroleros más altos que lo que dictarían los fundamentos del mercado solos».
Es este temor el que la AIE está intentando aplacar. Sin embargo, muchos creen que llegar a un acuerdo vinculante en la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático parece un enfoque más razonable para reducir la dependencia petrolera que la actual política de fabricar números.
La reunión comenzó este lunes y continuará hasta el día 18 en Copenhague.