«¡Quite sus manos de la Tierra de Israel y del pueblo de la Tierra de Israel!. Eso es lo que necesitamos decirle al señor Obama», arengó el legislador israelí Danny Danon, marcando los pasos que debe seguir el gobierno de su país en las relaciones con Estados Unidos.
Danon, del derechista partido Likud, emitió su mensaje antes unos 10.000 colonos israelíes enojados por el congelamiento parcial de la construcción de asentamientos en Cisjordania por 10 meses, decidido por el gobierno en noviembre.
Los colonos frustrados por la medida gubernamental convocaron distintas movilizaciones esta semana, una de las cuales fue una protesta a las puertas de la residencia del primer ministro Benjamín Netanyahu, del mismo partido que Danon.
A esa airada manifestación del miércoles hay que sumarle otra a la entrada de la colonia de Kedumim, cerca de la importante localidad palestina de Naplusa, donde cientos de adolescentes judíos religiosos se tendieron en la carretera. Los respaldaban sus rabinos, que son la inspiración detrás de los intentos de los colonos de frustrar la medida del gobierno israelí.
En esta última ocasión le llevó tres horas al contingente de 200 policías israelíes para poder abrir el paso al tránsito para el asentamiento, guiando a los inspectores gubernamentales de edificios a través de una valla que separa a Kedumim de la aldea palestina de Qadum.
[related_articles]
Finalmente los inspectores pudieron ordenar a los colonos que dejaran de trabajar. Les dicen que vuelvan en 15 días para chequear si se atuvieron a la moratoria impuesta por el gobierno.
Los colonos están comprometidos a intensificar la resistencia.
"Si se para en seco a los judíos de Judea y Samaria (nombre bíblico con el que los colonos llaman a Cisjordania), nos aseguraremos de que los judíos no puedan circular por todo el país", dijo el rabino Yitzhak Ginsburg, líder extremista del asentamiento de Yitzhar.
El rabino Yosef Elitsur, otro colono de Yitzhar, agregó: "Si no hay tranquilidad para los judíos, no habrá tranquilidad para los árabes". Dos noches antes, en la aldea palestina de Ein Aboun, los colonos quemaron varios automóviles y tractores. También prendieron fuego una casa palestina. No hubo heridos, informaron los aldeanos.
Sin embargo, hay pocas señales de que la creciente ira de los colonos esté ejerciendo alguna influencia sobre el gobierno.
Ministros cercanos a Netanyahu admiten que la medida, que al parecer va en dirección contraria al pensamiento de su electorado derechista, está dirigida al gobierno estadounidense de Barack Obama, y no busca realmente promover la paz.
Una de las figuras de línea dura del gabinete, el ex comandante en jefe del ejército Moshé Yaalón, dijo a la televisión pública israelí que cada miembro del gabinete sabe que la decisión no tuvo por objetivo hacer que los palestinos regresaran a la mesa de negociaciones, y que estuvo "totalmente orientada a aliviar la presión de Estados Unidos sobre nosotros".
Al mismo tiempo, funcionarios militares dicen que, a diferencia de medidas anteriores contra las actividades "ilegales" de los colonos en Cisjordania, esta vez comprenden que el gobierno se propone cumplir con sus palabras. "Ya no es más simplemente un asentir y guiñar de los políticos", dijo a la prensa israelí un funcionario descrito como íntimamente ligado a Cisjordania durante más de una década.
"Es la primera vez que recibimos instrucciones claramente detalladas sobre cómo afrontar la construcción de asentamientos. Nadie está intentando tomar atajos. Se dieron instrucciones, y nosotros operamos de acuerdo a ellas", declaró.
Evaluaciones en contrario han revelado un gran signo de interrogación sobre si Netanyahu es auténtico en sus intenciones de frenar los asentamientos.
El propio líder israelí no está volviendo más fácil, a propósito, la resolución del rompecabezas. ¿Habla en serio cuando intenta que los palestinos vuelvan a las negociaciones? ¿O acaso, preocupado por una comunidad internacional cada vez más impaciente con la política de asentamientos israelíes, su principal fin es mostrar a los palestinos como la parte realmente recalcitrante?
Cuando los líderes de los colonos fueron a su oficina a protestar contra la moratoria a los asentamientos, Netanyahu declaró: "Estamos dejando en claro a los actores clave en todo el mundo que Israel se toma en serio el logro de la paz, mientras que los palestinos se están negando a ingresar a las negociaciones. Una parte quiere hablar, la otra no. Nuestra medida ha dejado en claro quién se niega a la paz".
Netanyahu a duras penas facilita a los palestinos responder positivamente a su "avance de paz".
Al día siguiente, ante su gabinete, presentó un futuro floreciente para los asentamientos. "Aunque Abu Mazen (el presidente palestino Mahmoud Abbas) venga en ocho meses y diga Paz ahora, de todos modos comenzaremos a construir nuevamente, como lo hicimos antes. Me gustaría aclarar que la suspensión es por un tiempo limitado. Es una decisión única y temporaria, no eterna e incondicional", dijo.
Luego, a sus colegas del Likud, les explicó lo que realmente piensa del congelamiento: que de ningún modo presagia la eliminación de los asentamientos existentes.
"Algunos pueden decir que vamos a desmantelar los asentamientos en Judea y Samaria, pero ustedes deben comprender que la intención es exactamente la opuesta. Lo esencial es que protegerá los intereses de Israel", planteó.
"Ciertamente, la decisión no es fácil para los líderes de las comunidades de Judea y Samaria. Para nosotros tampoco. Éstas son partes de nuestra patria, y estos son nuestros hermanos. Ellos son parte de nosotros y nosotros somos parte de ellos", agregó.
En cualquier caso, Netanyahu no necesita enfatizar ante sus opositores internos de la derecha que su proclamado congelamiento no interrumpirá la construcción de 3.000 casas de colonos que ya están en marcha, ni edificios públicos en los asentamientos, ni construcciones israelíes en Jerusalén oriental.
La virulencia de la respuesta de los colonos puede, de hecho, servir para impulsar el argumento de Netanyahu ante Obama en cuanto a que está asumiendo riesgos políticos internos por la paz, y que no se atreve a hacer concesiones mayores. Algunos escépticos observan que en realidad eso envalentona a los colonos en su inflexible posición contra la moratoria.
"La cuestión clave con respecto a la ambigüedad de Netanyahu es si el congelamiento de las colonias de algún modo está vinculado a una propuesta más amplia de volver a encarrilar la paz", dijo a IPS el analista político israelí Leslie Susser, de la revista The Jerusalem Report.
"La respuesta debe ser un No rotundo. En los 10 meses transcurridos desde que está en el poder, discutiendo la estrategia de paz con Estados Unidos, puede o bien haber simplemente reanudado las conversaciones con los palestinos donde las dejó su predecesor, o bien haber convencido a Obama de que tiene en mente un objetivo de paz final que sea aceptable para los palestinos.
"Si él hubiera hecho alguna de esas cosas, la relevancia de un congelamiento de colonias nunca habría" existido, sostuvo Susser.