CAMBIO CLIMÁTICO: Eliminar subsidios sin dañar a la población

La eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles reduciría hasta 10 por ciento la emisión de gases invernadero para 2050, pero los gobiernos deberán compensar a la población pobre por la subida de precios y la pérdida de empleos resultantes, se advirtió en la capital danesa.

La cifra equivale a 20 por ciento del compromiso máximo mundial de reducción de emisiones al que aspiran los negociadores en la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 15), que se realiza en Copenhague desde el día 7 y hasta el viernes 18.

La COP 15 pretende acordar antes de su clausura un tratado para reducir las emisiones de gases invernadero, causantes del calentamiento del planeta, que dé continuidad al Protocolo de Kyoto, cuyas metas vencen en 2012.

Las cifras sobre la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles – petróleo, carbón y gas natural – surgen de un reciente estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico que manejan los negociadores en esta capital.

El cese de estos subsidios podría ser un factor importante para que el calentamiento global no supere los dos grados por encima de los niveles preindustriales.
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Los gobiernos de todo el mundo gastan en la actualidad entre 500.000 y 700.000 millones de dólares anuales en subsidios para los combustibles orgánicos. Eso representa cinco veces el monto de los fondos destinados a la ayuda a las naciones en desarrollo.

La mayor parte de estos subsidios la distribuyen, además, gobiernos de países en desarrollo.

Según cálculos de la organización ecologista Environmental Law Institute, con sede en Washington, entre 2002 y 2008 el gobierno de Estados Unidos destinó más de 72.000 millones de dólares a subsidios para la producción de energía fósil.

No obstante, en septiembre de 2009 los gobernantes de las mayores 20 economías industrializadas y en desarrollo se comprometieron a reducir gradualmente esos subsidios en el mediano plazo, durante una cumbre del llamado Grupo de los 20 en la ciudad estadounidense de Pittsburg.

Encontrar la forma de cumplir ese compromiso puede ser un desafío «tan importante» como el de las negociaciones de la COP 15, sostuvo Per Callesen, subsecretario permanente del Ministerio de Finanzas danés.

«Estamos apretando el acelerador de los subsidios a las energías fósiles, y esa aceleración es mucho mayor que el freno», advirtió en un encuentro sobre el tema en el hotel Crowne Plaza, cercano al Bella Center, sede de la Conferencia.

Desde la perspectiva ecológica, tiene sentido eliminar los subsidios a este tipo de combustibles, pero los gobiernos son reacios a estas reformas radicales porque la suba resultante de los precios de los combustibles podría hacerles perder capital político.

Muchos temen las consecuencias que causará la eliminación de los subsidios en las familias pobres y los empleados de las industrias del sector de las energías fósiles.

Fatih Birol, economista jefe de la Agencia Internacional de la Energía, argumentó que estos subsidios en realidad no benefician a los pobres, sino a las clases medias, por lo cual no hay que preocuparse por las consecuencias. Los pobres no tienen automóviles y en muchos casos ni siquiera tienen acceso a la electricidad, explicó.

La opinión de Birol fue respaldada por el ex presidente de Costa Rica, José María Figueres, conocido por romper con la línea socialdemócrata de su Partido Liberación Nacional para impulsar reformas económicas liberales.

Figueres compartió con el público el costo político que tuvo que pagar por reducir los subsidios, y argumentó que el «problema de las reducción de 80 por ciento de las emisiones para 2050 se puede resolver sólo con la eliminación gradual de los subsidios a las energías fósiles y el mejoramiento de la eficiencia energética».

El ex presidente dio un apasionado discurso en contra de los subsidios en general, pero no abordó la cuestión de las posibles consecuencias sociales negativas que tendrían los costos del combustible para los pobres.

En ese sentido, se deben establecer políticas claras para asegurar que parte de ese dinero se canalice directamente a los sectores más vulnerables de la sociedad, argumentaron Callesen y William Pizer, funcionario de Medio Ambiente y Energía del Departamento (ministerio) del Tesoro de Estados Unidos.

«Es evidente que los países que están en proceso de eliminar los subsidios a los combustibles fósiles deben adoptar medidas de compensación de los ingresos», dijo Callesen a IPS. «Como sustitución, se debe crear un sistema que sea capaz de administrar el apoyo estatal a las familias de bajos ingresos», explicó.

Las medidas de apoyo a los ingresos de los sectores más vulnerables, para compensar las consecuencias negativas del alza de los costos del combustible, costarían a los gobiernos mucho menos de lo que gastan ahora en los subsidios, agregó el subsecretario permanente del Ministerio de Finanzas danés.

«Por cada dólar ahorrado con la eliminación de los subsidios, sólo se necesitarían 20 o 30 centavos para medidas eficientes de compensación de los ingresos», calculó Callesen.

Pizer citó como ejemplo las políticas adoptadas por el gobierno estadounidense de Barack Obama para ayudar a las familias pobres a adaptarse a la reducción de los subsidios a los combustibles fósiles, que la administración de Washington pretende instrumentar.

Las familias pobres reciben ayuda financiera para pagar la calefacción y el Estado apoya a las personas con bajos recursos en el aislamiento térmico de sus viviendas. El costo total del programa asciende a 5.000 millones de dólares, explicó Pizer.

«Sería mejor y más económico si los gobiernos sólo compensaran a los pobres, y no a todos. Y para los pobres es mejor recibir un dólar en forma directa a que éste se le otorgue a las industrias de combustibles fósiles», dijo Pizer a IPS.

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