Más de un millón de personas sufrieron las consecuencias de los ciclones que han golpeado las zonas costeras de Bangladesh en los últimos años. Cientos más murieron y decenas de miles quedaron sin hogar.
El mayor problema es lo imprevisible de los patrones climáticos, lo que dificulta mucho la tarea de los gobiernos de diseñar planes de asistencia a largo plazo, señaló Ainun Nishat, asesor en materia de cambio climático de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en Asia.
«A medida que el planeta se recalienta, ése será uno de los impactos seguros, en especial el aceleramiento de los ciclos hidrológicos», según un informe publicado por el Stockholm International Water Institute (SIWI) en noviembre. «Pero no sabemos nada sobre el comportamiento del vapor, si se va a condensar y precipitar y qué proporción se evaporará a la atmósfera».
Las consecuencias del cambio climático se observan mejor en el ciclo hidrológico, señaló Mike Muller, del Global Water Patnership, en una de las reuniones de Copenhague en el marco de la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (COP 15), que comenzó el lunes y terminará el 18 de este mes.
Los representantes y delegados de los países procurarán fijar objetivos más drásticos en materia de reducción de emisiones de gases invernadero, causantes del recalentamiento planetario para los países en desarrollo y otros más para los no signatarios del Protocolo de Kyoto, cuyas metas fueron establecidas para 2012.
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El Protocolo de Kyoto, firmado en 1997 y en vigor desde 2005, obliga a los 37 países industriales que lo ratificaron a reducir sus emisiones para 2012 a volúmenes 5,2 por ciento inferiores a los de 1990.
Muchos políticos reconocen los cambios del ciclo hidrológico y, en la ceremonia de apertura de la COP 15, se escucharon muchas declaraciones sobre la importancia de la gestión del recurso, pero muchos especialistas, como Muller, sostienen que el agua ocupa un lugar marginal en los borradores de los acuerdos discutidos en la capital danesa.
«Los políticos tienen una disonancia cognitiva», sostuvo Karin Lexen, de SIWI.
El gobierno de Bangladesh ya invirtió 100 millones de dólares de sus propias arcas para adaptarse a las consecuencias del cambio climático, las que se reflejan en los violentos fenómenos climáticos, señaló Nishat.
Ese país de Asia meridional necesita de la ayuda internacional. Bangladesh deberá invertir entre 5.000 y 10.000 millones de dólares en infraestructura para afrontar los efectos del cambio climático, según el asesor de UICN.
Nishat dejó claro en su presentación que, con seguridad, Bangladesh se beneficie de la mayor atención que se dará a las medidas de gestión del recurso en el acuerdo que se alcance en Copenhague en materia de adaptación.
Pero Lexen, quien analizó el último borrador, señaló que la gestión del agua sigue estando al margen, aunque por fin apareció en los textos tratados por los negociadores.
Gestionar el recurso requiere de un enfoque regional, más que de uno por país, como promueven las delegaciones nacionales, explicó Lexen. Los ríos, las inundaciones y las sequías no saben de fronteras.
«Para una efectiva adaptación es clave integrar la gestión del agua con la de bosques y tierras», señaló la especialista. Pero los borradores tienen una perspectiva sectorial, ignoran las interconexiones entre agua y tierra, sustento, energía, relaciones transfronterizas y género.
Los fondos para la adaptación podrán adjudicarse de manera más efectiva si se trata de tener un enfoque integral, sostienen especialistas como Lexen y Muller.
«No tenemos suficientes recursos como para trabajar en diferentes áreas», apuntó Muller.
Una buena gestión del agua puede mejorar la vida de las personas más vulnerables en todo el mundo.
Los pequeños agricultores podrán tener mejor información sobre cultivos apropiados para el clima y sistemas de irrigación más eficientes. En las ciudades, los más pobres podrán acceder a mejores sistemas de agua potable y saneamiento y, en las zonas costeras, las familias más desfavorecidas podrán salvaguardar mejor sus hogares.
Es muy probable que la COP 15 no dé respuestas a cómo traducir esos ideales en medidas concretas y compromisos que los 192 países participantes puedan asumir.