Uno de cada seis hogares estadounidenses pasó hambre en algún momento del año pasado, reveló el Departamento de Agricultura de este país.
Se trata de la mayor incidencia del hambre desde que se inició el estudio de la seguridad alimentaria en Estados Unidos, en 1995.
En total, 14,6 por ciento de los hogares, que equivalen a unos 49 millones de personas, "tuvieron ocasionalmente problemas para llevar a la mesa suficiente comida durante el año", afirma el informe Household Food Security in the United States, 2008 (Seguridad Alimentaria de las Familias en Estados Unidos, 2008), divulgado el lunes.
Esto constituye un notable incremento respecto de la cantidad de población que pasó las mismas penurias en 2007, 11,1 por ciento de los hogares, o 36,2 millones de personas.
Y seguramente este año esa proporción será mayor, debido a los persistentes efectos de la crisis económica que empezó a manifestarse hace 14 meses.
[related_articles]
Del grupo de 17 millones de familias que sufrieron hambre —o "inseguridad alimentaria", según el informe— un tercio soportaron una "muy baja seguridad", lo que significa que la cantidad de alimentos disponibles para al menos algunos miembros de esos hogares se redujo y sus niveles normales de alimentación se vieron alterados.
Esos hogares soportaron esas dificultades al menos varios días durante siete u ocho meses del año.
Los otros dos tercios pudieron conseguir suficiente comida para evitar alteraciones sustanciales mediante diferentes estrategias, como una dieta menos variada, ingreso a programas gubernamentales de ayuda alimentaria y nutricional o servicios de comedores públicos y despensas comunitarias.
La cantidad de familias en las que los niños, tanto como los adultos, soportaron "muy baja seguridad alimentaria" creció notablemente de 323.000, en 2007, a 506.000 el año pasado.
El presidente Barack Obama calificó de "inquietantes" las revelaciones del informe, en una declaración divulgada desde China, última parada de su gira asiática.
"Esta tendencia es dolorosamente evidente en muchas comunidades de nuestro país donde los cupones de alimentos se multiplican y los estantes de las despensas se vacían", dijo Obama.
"Es especialmente complicado que haya más de 500.0000 familias con (al menos) un niño que sintió hambre muchas veces a lo largo de un año. La capacidad de nuestros niños para crecer, aprender y lograr sus potencialidades, y por tanto de nuestra competitividad futura como nación, depende del acceso a comidas saludables", añadió.
De los 49 millones de personas que pasaron hambre al menos una vez el año pasado, 16,7 millones eran niñas y niños, según el informe, 4,2 millones más que en 2007 y el registro más alto desde 1995.
"Estos datos no son una sorpresa. Lo que debería conmovernos es que casi uno de cada cuatro niños de nuestro país vive al borde del hambre", dijo David Beckmann, presidente de Pan para el Mundo, una organización nacional que también lleva a cabo programas en países pobres.
Feeding America (Alimentando a Estados Unidos), la mayor organización de ayuda alimentaria de este país, apuntó que las estadísticas coinciden con su propia experiencia en comunidades en las que dirige unos 200 bancos de alimentos que sirven a más de 25 millones de personas por año.
"Es trágico que tanta gente en esta nación de la abundancia no tenga acceso a la cantidad necesaria de comida nutritiva", apuntó Vicki Escarra, presidenta y directora ejecutiva de Feeding America.
"Y hay que hacer notar que estas cifras reflejan el estado de nuestra nación un año atrás", agregó. La economía siguió debilitándose y "es muy probable que haya mucha más gente luchando contra el hambre".
Los servicios que presta la organización —despensas comunitarias, comedores y centros de emergencia alimentaria— han registrado un aumento de 50 por ciento en la demanda de ayuda desde el año pasado.
La tasa oficial de desempleo superó 10 por ciento el mes pasado, por primera vez desde inicios de la década de 1980, mientras el ex secretario de Trabajo, Robert Reich, estima la cifra "no oficial", que incluye a los desempleados que ya no intentan conseguir trabajo y a los que están subempleados, en 20 por ciento.
"La investigación de recesiones anteriores indica que la gente que cae en la pobreza en períodos de crisis no se recupera. Muchos de ellos pueden estar necesitando nuestros servicios ahora o lo harán en el futuro", estimó Escarra.
La inseguridad alimentaria, según el informe, se relaciona estrechamente con los hogares con ingresos iguales o menores a la línea de pobreza —22.050 dólares anuales para una familia de cuatro personas—, con los monoparentales, afroestadounidenses y latinoamericanos.
El informe determina que el hambre es más común en grandes ciudades y zonas rurales que en los suburbios y prevalece más en el sudeste del país.
El actual gobierno ha elevado significativamente la financiación para cupones de alimentos, ayuda alimentaria de emergencia y comedores escolares. En su declaración, Obama dijo que esperaba aumentar esos rubros para el año próximo.
"Las cosas podrían ser mucho peores si no tuviéramos amplios programas de asistencia", dijo el lunes el secretario de Agricultura, Tom Vilsack. "Esta es una gran ocasión para exponer este problema".
Beckmann coincidió. "La recesión agravó el problema del hambre y lo hizo más visible. La conciencia del público y el compromiso del gobierno me dan esperanzas", dijo.
"Para terminar con el hambre, nuestros gobernantes deben fortalecer los programas de nutrición y suministrar empleos seguros que permitan a los padres escapar del ciclo de la pobreza y alimentar a sus familias en el futuro", concluyó.