Los autodesignados guardianes de la moralidad pública en Egipto invocan la «hisba», un instrumento ancestral de la jurisprudencia islámica, contra aquellos cuyas ideas estiman inmorales o heréticas.
"Nos preocupa el enorme aumento de la cantidad de casos de hisba en los últimos años", dijo Gamal Eid, director ejecutivo de la Red Arábiga para la Información sobre los Derechos Humanos.
La hisba es una demanda presentada por un individuo que se ofrece voluntariamente para defender a la sociedad de cualquiera cuyas palabras o actos considere perjudiciales para el Islam.
Introducido en Egipto en el siglo XVIII, este oscuro instrumento legal faculta a los musulmanes a llevar a la justicia a sus conciudadanos e incluso al Estado por faltarle el respeto a la religión.
La Constitución egipcia permite que la hisba se aplique ostensiblemente para alentar el compromiso cívico con el bien público. Pero organizaciones de derechos humanos sostienen que en la última década el gobierno permitió que se abusara de esta instancia para aplacar a facciones conservadoras y presionar a los opositores del régimen.
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"Alrededor de 95 por ciento de las demandas que se presentan en tribunales son contra escritores, artistas y periodistas críticos del gobierno. La consecuencia es una atmósfera dominante de temor, donde la gente tiene miedo de expresar sus ideas y opiniones", dijo Eid.
El escritor secular Sayed El-Qimni, el magnate de las telecomunicaciones Naguib Sawiris y la escritora feminista Nawal El-Saadawi son los últimos objetivos de alto perfil de las demandas por hisba.
Abogados y clérigos conservadores han declarado blasfemas las obras de El-Qimni sobre religión y mitología, y han presentado demandas en el marco de la hisba que exigen al gobierno revocar el premio literario que el Estado le concedió al escritor, así como despojarlo de su ciudadanía egipcia.
Sawiris despertó la ira del abogado islamista Nizar Ghorab cuando, durante una aparición en un programa de televisión el mes pasado, criticó el artículo constitucional que convierte a la shariá (ley islámica) en la base del sistema legal del país. Ghorab acusó al empresario cristiano de menospreciar públicamente al Islam, y reclamó que lo encarcelaran.
Otro abogado, Nabih El-Wahsh, presentó una demanda por hisba contra El-Saadawi luego que esta escritora fundó una organización civil para promover la separación del Estado y la religión. La acusó de incitar al desacato del Islam, y espera que se la sentencie a prisión.
No es la primera vez que El-Wahsh invoca a la hisba contra esta destacada feminista. En 2001 realizó un intento frustrado para que El-Saadawi y su esposo, Sherif Hetata, fueran obligados a divorciarse, acusando a la escritora secular de ser atea. Los musulmanes tienen prohibido casarse con personas no creyentes, dijo en tribunales.
El-Saadawi también es considerada hereje en el marco de la hisba. Otras demandas han buscado la prohibición de sus libros y la revocación de su ciudadanía. Pese al aluvión de ataques, ella insiste en que tras ellos no hay nada personal.
"Estos son abogados mediocres y sensacionalistas que han explotado la situación del poder cada vez mayor del fundamentalismo islámico y el debilitamiento del gobierno ante la poderosa Hermandad Musulmana", dijo la escritora a IPS.
"No me llevan solamente a mí a tribunales; llevan a todo el mundo a tribunales", agregó.
El problema es la complicidad del gobierno en la acción legal contra sus críticos más manifiestos. La legislación introducida en 1996 requiere que el fiscal público decida qué casos son remitidos a los tribunales.
"El fiscal público es muy selectivo. Claramente recibe la luz verde de arriba. El fiscal nunca remite a tribunales casos de hisba contra ministros o poderosos funcionarios gubernamentales, sino que siempre remite casos de pensadores y escritores que critican al gobierno, como yo", dijo El-Saadawi.
No hay cifras oficiales sobre el número de demandas por hisba que se presentan cada año, pero activistas por los derechos humanos aseguran que van en aumento. El departamento legal de la Red Arábiga para la Información sobre los Derechos Humanos documentó por lo menos 600 el año pasado.
"Nos enteramos de los casos famosos, pero hay cientos más que consumen los esfuerzos de los jueces", dijo Eid.
Un puñado de abogados y clérigos conservadores son responsables de la mayoría de las demandas en el contexto de la hisba. Algunos han basado sus carreras en esto.
El-Wahsh presentó más de 1.000 demandas por hisba en la última década. Otros abogados han cobrado destaque por llevar a la justicia a conocidos filósofos.
"Presentar una demanda por hisba no cuesta un centavo, y si uno la presenta contra alguien famoso sin dudas será entrevistado y aparecerá en televisión", dijo Eid.
"Estos abogados ganan dinero a partir de esta fama, así que algunos de ellos presentan unas 200 demandas al año. Ellos saben que el tribunal rechazará la mayoría de ellas, pero es una buena propaganda", añadió.