Personas de diversas nacionalidades partirán este viernes desde Nueva Zelanda para recorrer más de 90 países de los cinco continentes, en una marcha a favor de la paz y contra la violencia que finalizará el 2 de enero al pie del monte Aconcagua, en el oeste de Argentina.
El coordinador de la movilización en España, José Manuel Muñoz Felipe, informó a IPS que este mismo día 2 se celebrarán simultáneamente otras actividades en más de 300 ciudades de un centenar de países "pidiendo el desarme nuclear, el cese de guerras y la desaparición de toda forma de violencia, sea cual sea el pretexto o argumento que se use para justificar la misma".
El activista enfatizó que el rechazo es a cualquier violencia, sea militar, económica, policial, política, racial, psicológica, religiosa, sexual o de otro tipo.
La Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia fue presentada en España el 12 de septiembre, en un acto celebrado en la madrileña localidad de Alcorcón, en el que participaron Evo Morales, mandatario de Bolivia, y el español Federico Mayor Zaragoza, presidente de la Fundación Cultura de Paz y del directorio de la agencia de noticias IPS (Inter Press Service).
Además de Mayor Zaragoza, quien fue director de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura, la movilización impulsada por la organización humanista Mundo sin Guerras y sin Violencia recibió el respaldo de otras personalidades, como los premios Nobel de la Paz Dalai Lama, líder espiritual tibetano, y Rigoberta Menchú, activista indígena guatemalteca.
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El escritor portugués José Saramago, premio Nobel de Literatura, su colega uruguayo Eduardo Galeano y el lingüista estadounidense Noam Chomsky se cuentan entre muchos de los adherentes a la manifestación.
Por su parte, Montserrat Ponsa, periodista y jueza de paz de Cataluña, una de las 17 comunidades autónomas que integran España, participará en la Marcha que comenzará en Nueva Zelanda representando a Mayor Zaragoza.
Ponsa recibió un homenaje el 20 de septiembre en Cataluña, organizado por tres municipios de esa comunidad, por ser la única catalana que integrará el equipo base de la Marcha.
En Madrid se celebrará este viernes un acto en el que, además de discursos, se celebrarán actividades, proyecciones y expresiones artísticas y musicales a favor de la paz y contra la violencia. En esa instancia se retransmitirá en directo la partida del equipo base desde Nueva Zelanda y se "premiará" esa salida con el lanzamiento al aire de 1.000 globos de colores.
Rafael de la Rubia, presidente de la organización Mundo sin Guerra y sin Violencia, antes de partir hacia Nueva Zelanda anticipó a IPS algunas de las cuestiones que planteará allí al leer un documento que después será entregado a los mandatarios del casi un centenar de países que recorrerán impulsando la paz global.
Pronunciándose, desde luego, contra la violencia y por la paz, De la Rubia preguntará si se podrá cambiar el rumbo global que presagia "calamidades humanas de dimensiones nunca antes conocidas".
Eso será difícil a menos que se cambien políticas, pues "este año, con la más grave crisis financiera mundial, en la que todos experimentamos las restricciones de la recesión, se volvió a batir el récord de inversiones en armas".
Además, señalará que todos deben unir su voz al de "millones de seres humanos de distintas lenguas, razas, creencias y culturas para encender la conciencia humana con la luz de la No Violencia".
Después de subrayar que ya se llegó al límite del absurdo planteando la justificación del armamento nuclear como elemento disuasorio, se dirigirá en especial a los gobernantes de Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Gran Bretaña, India, Pakistán, Corea del Norte e Israel.
A ellos les recordará que tienen la responsabilidad de decidir "entre la historia y la prehistoria, entre la humanización y la animalización, entre una Tierra para todos o un mundo atemorizado, entre una Tierra generosa, o un desierto contaminado. Ustedes serán los responsables de la atmósfera social que respiremos en los años próximos".
Por ello, explicará, se iniciará la Marcha que, entre otras cosas, exigirá "desmantelar las armas de destrucción masiva así como reconvertir un sistema económico que produce pobreza, discriminación y muerte. Es necesario salvaguardar la vida para construir un mundo de iguales derechos y oportunidades para todos".
Esa exigencia, en síntesis, reclamará el desarme nuclear a nivel mundial, el retiro inmediato de las tropas invasoras de los territorios ocupados, la reducción progresiva y proporcional del armamento convencional, la firma de tratados de no agresión entre países y la renuncia de los gobiernos a utilizar las guerras como medio para resolver conflictos".
De la Rubia finalizará su intervención con optimismo hacia el futuro, afirmando que "somos miles, seremos millones y el mundo cambiará".
El reclamo por la paz y la no violencia va ligado al de un desarrollo sostenible y justo pues, señalan desde Mundo sin Guerra, es incomprensible que cada día se inviertan 3.000 millones de dólares en armamentos y no se destine nada para frenar la muerte de más de 165.000 personas "que hoy morirán de hambre en el mundo", o sea unos 60 millones al año (cifras de 2008), según la Organización de las Naciones Unidas.