A comienzos de este año, Vorn Yoeub, de 37 años, en avanzado estado de gravidez, llegó a un hospital en el occidental pueblo camboyano de Pailin. La mujer, madre de otros siete hijos, falleció esa noche, con su feto no nato, luego de sufrir complicaciones derivadas de una hemorragia.
Durante la mayor parte de esta década, Camboya ha intentado reducir la cantidad de muertes de mujeres que, como Vorn Yoeub, son el rostro humano detrás de las impactantes cifras de la mortalidad materna: unas 461 por cada 100.000 nacimientos de bebés vivos en 10 años.
La reducción de la mortalidad materna es uno de los ocho Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio.
Esos Objetivos, definidos en 2000 por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), incluyen reducir a la mitad la proporción de personas que padecen pobreza y hambre (en relación a 1990), garantizar la educación primaria universal, promover la igualdad de género, reducir la mortalidad infantil y la materna, combatir el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), la malaria y otras enfermedades, asegurar la sustentabilidad ambiental y fomentar una asociación mundial para el desarrollo, todo esto con 2015 como fecha límite.
Camboya, además, tiene un noveno objetivo que cumplir: reducir a cero la cantidad de víctimas de las minas terrestres.
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El avance de las metas en el país es desigual. A fines del mes pasado, una conferencia en Phnom Penh concluyó que probablemente se cumplan sólo tres de ellas para 2015. Y preocupa que la crisis económica mundial dificulte mucho más el logro de las restantes.
Sherif Rushdy, asesor del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), dijo a los participantes del encuentro que, desde el punto de vista positivo, probablemente Camboya alcance sus objetivos de reducir la mortalidad infantil, combatir el VIH/sida, la malaria y otras enfermedades y el de las minas.
Pero casi con certeza no logrará los otros tres: reducir la mortalidad materna a 140 víctimas fatales por cada 100.000 nacimientos, lograr una educación universal de nueve años y garantizar la sustentabilidad ambiental.
También se cree que otros dos Objetivos —erradicar la pobreza extrema y el hambre y promover la igualdad de género— son de improbable realización, a menos que Phnom Penh cambie su enfoque.
Rushdy dijo a los participantes que los avances hacia el objetivo final —concretar una asociación mundial para el desarrollo— no puede evaluarse, dado que no se fijaron las metas.
Hay poco o ningún avance en la reducción de la mortalidad materna y un "progreso espectacular", según Rushdy, en la de la mortalidad infantil. ¿Por qué hay resultados tan dispares en dos de los objetivos clave, y tan vinculados, en materia de salud?
En una entrevista con IPS, el médico Lo Veasnakiry, director de planeamiento del Ministerio de Salud, dijo que hay sólidas razones detrás de la reducción de las muertes de bebés y niños pequeños.
Una de ellas es el compromiso del gobierno para apoyar financieramente al sector de la salud, pese al impacto de la recesión mundial, que también se hace sentir en la economía camboyana. Otra es su política de mejorar el acceso a servicios para los niños.
"Y, tercero, tenemos apoyo de los socios sanitarios en términos de servicios técnicos y financieros", dijo Veasnakiry. Uno de ellos es el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Malalay Ahmadzai, experta de Unicef en salud materna e infantil, agregó otros varios factores determinantes del éxito, entre ellos la estrategia de mejorar la lactancia materna.
Pero las mejoras también se originan en áreas que a primera vista parecen tener poco en común con la salud. Por ejemplo, la educación primaria.
Las madres con alguna educación poseen una mejor comprensión de los asuntos sanitarios, dijo Ahmadzai. El fuerte crecimiento de la última década también ayudó, igual que mejores carreteras y la calidad de la atención en esta sociedad predominantemente rural.
Esta combinación de mejoras ha ayudado a reducir la cantidad de muertes de bebés a 60 por cada 1.000 nacimientos, lo que supone estar en el camino correcto para cumplir el Objetivo del Milenio de 50 cada 1.000 nacimientos de bebés vivos.
Esos factores también han reducido la cantidad de muertes de menores de cinco años, que pasaron de 124 por cada 1.000 nacimientos en 1998 a 83 por cada 1.000 en la actualidad. Rushdy dijo en la conferencia que Camboya debería cumplir su objetivo de 65 por cada 1.000.
De todos modos persiste la duda sobre los altísimos registros de mortalidad materna en este país. Un alto funcionario del PNUD dijo que la verdadera cifra puede alcanzar a entre 300 y 700 muertes por cada 100.000 nacimientos. Pero sea cual sea el número verdadero, hay un consenso generalizado en que el objetivo de 140 no se logrará.
Veasnakiry citó la falta de dinero y la insuficiente pericia técnica como causa. Y agregó que esa meta inicial era demasiado alta, proponiendo pasar de 140 a 250. Es probable que ese objetivo sí se cumpla, opinó.
En esta misma época del año pasado, 79 de los 967 centros de salud de Camboya carecían de parteras, "pero para mediados de este año esos 79 ya contaban con ellas", dijo.
Otra mejora es el hecho de que el gobierno introdujo un incentivo para las parteras. Las que trabajan en centros sanitarios rurales cobran 15 dólares por cada bebé nacido vivo. Las que lo hacen en hospitales de áreas urbanas más grandes perciben 10 dólares. "Esto ha creado un impacto positivo en los partos", señaló.
Y mientras que hace una década apenas un tercio de los nacimientos eran atendidos por trabajadores calificados, el año pasado se llegó a 58 por ciento. El objetivo para 2015 es de 80 por ciento.
Las consultas prenatales también se han incrementando —pasando de 30 por ciento en 2000 a 80 por ciento el año pasado—, igual que la cantidad de cesáreas. Esto es señal de que más mujeres con partos complicados están recibiendo el tratamiento médico adecuado, lo que a Veasnakiry le genera optimismo.
Pero si los verdaderos números de la mortalidad materna son algo opacos, los de las complicaciones en el embarazo, que matan a cinco camboyanas por día, son más claros. En 2005, un estudio financiado por Japón concluyó que más de la mitad fallecen por sangrados, mientras la eclampsia mata a una de cada cinco.
La solución es "más asistentes de partos calificados, buenos suministros, una mejora en la calidad de los servicios y luego un acceso mejorado", dijo Ahmadzai.
En declaraciones a IPS, Rushdy, del PNUD, dijo que las impactantes cifras de la mortalidad materna en Camboya también tienen otras causas. "Éste es un tema de género: las niñas y las madres continúan siendo desatendidas", señaló.
"La nutrición de las niñas es lo primero que se reduce cuando hay dificultades financieras en los hogares. Así que una causa es la tendencia general contra las mujeres", sostuvo.