El diálogo entre Irán y seis potencias mundiales sobre los planes nucleares de ese país oscila entre la tirantez candente y la diplomacia gélida, como quedó demostrado luego de la sesión sostenida este jueves, dedujo un experto en asuntos de desarme.
El informante, jefe de la misión de un país asiático ante la Conferencia de Desarme, observó que luego de una semana de ásperos roces entre las dos partes, con pruebas de misiles iraníes y amenazas de sanciones internacionales como represalia, una calma profesional predominó en los diplomáticos reunidos en Ginebra.
Sin embargo, esos comportamientos pendulares se prolongarán cíclicamente durante un largo tiempo, vaticinó el experto, quien pidió reserva de su identidad.
Con mesura y respetando las líneas argumentales de sus respectivas posiciones, las dos partes dieron a entender tácitamente que las conversaciones, efectuadas en la localidad de Genthod, unos seis kilómetros al noroeste de Ginebra, habían tenido resultados positivos.
No titubeó el propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en calificar a la reunión de "comienzo constructivo".
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El signo más saliente de ese clima fue el encuentro bilateral en Genthod entre el enviado de Washington, el subsecretario de Estado (vicecanciller) William Burns, y el jefe de la misión iraní, Saeed Jalili, secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de su país.
En una conferencia de prensa posterior, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Javier Solana, resaltó tres veces ese encuentro.
Tanta insistencia se justificaba, porque hacía 30 años, desde la interrupción de las relaciones diplomáticas entre Washington y Teherán, que dos representantes de alto rango no sostenían una conversación sobre cuestiones exclusivamente bilaterales.
Un comunicado del Departamento de Estado (cancillería estadounidense) indica que, si bien las conversaciones se centraron en el programa nuclear de Irán, las dos partes sostuvieron igualmente un intercambio franco sobre otras cuestiones, incluidos los derechos humanos.
Uno de los principales anuncios de Solana fue la decisión de Irán de enviar al exterior una parte significativa de sus existencias de uranio empobrecido para su enriquecimiento y procesamiento. Estas operaciones se podrían efectuar en Francia y Rusia, dijeron otras fuentes diplomáticas.
Las partidas de uranio tratadas en Francia y Rusia volverían a Irán con un grado de pureza de hasta 20 por ciento, apropiado para su empleo en tratamientos médicos, pero insuficiente para la fabricación de armas.
Todos los detalles de esta operación serán concertados por representantes de los tres países y de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), en Viena, el 18 de este mes.
Solana comunicó también que el director de la AIEA, Mohamed El Baradei, viajará a Teherán este sábado para convenir aspectos de la visita de inspección que técnicos de esa institución harán en un término de dos semanas a la nueva planta de enriquecimiento de uranio, ubicada cerca de la ciudad de Qom.
La existencia de esa planta en construcción, comunicada por Irán a la AIEA el 21 de septiembre, fue motivo de una publicitada denuncia de Obama, cuatro días después, en la ciudad estadounidense de Pittsgurgh, donde se realizaba la reunión del Grupo de los 20, que representa a los países industrializados y a las principales economías emergentes.
El representante de Irán defendió en rueda de prensa el derecho de su país al acceso a fuentes de energía nuclear con fines pacíficos.
Jalili expuso que el panorama político se enrarece por los conflictos irresueltos en la región, como los de Iraq y Afganisntán. También reclamó atención para los problemas económicos y sociales, todo en el marco de la preocupación iraní por la seguridad.
"Necesitamos cooperación internacional en todos estos asuntos", subrayó.
El enviado de Teherán sostuvo que su país recibe amenazas de bombardeos y que esas acciones se combinan con sanciones individuales.
Jalil evitó responder a un periodista israelí que comparó las amenazas mencionadas por el representante iraní con los dichos atribuidos al presidente de Irán, Mahmoud Ahmadineyad, de que Israel debe desaparecer de la superficie.
Diplomáticos de otros países, que siguieron el desarrollo de las conversaciones sobre la cuestión nuclear de Irán, estimaron que el resultado de esta ronda ha sido positivo. Solana confirmó que las partes volverán a reunirse a fines de este mes, probablemente otra vez en esta ciudad suiza.
Además de Solana, Burns y Jalili, participaron de las conversaciones los diplomáticos Jacques Audibert, de Francia, Mark Lyall Grant, de Gran Bretaña, Cheng Jingye, de China, Volker Stanzel, de Alemania, y Sergej Riabkov, de Rusia.