El Banco Mundial convocará a expertos externos a la institución, en busca de argumentos que justifiquen su nueva política de financiamiento a proyectos de centrales de energía basados sobre el carbón.
En las recién concluidas Jornadas Europeas de Desarrollo celebradas en la capital de Suecia, el Banco Mundial expuso las bases de su estrategia en ciernes en materia de energía y ambiente, la cual ya originó críticas de activistas que preferirían alentar proyectos ambientalmente sustentables.
"Como esto es nuevo, decidí consultar a algunos expertos externos antes de iniciar cualquier proyecto, para que nos ayude en la evaluación", dijo a IPS la vicepresidenta del banco para Desarrollo Sustentable, Kathy Sierra.
"De ese modo nos aseguraremos de que atendemos la necesidad de crecimiento de los países y de que lo haremos del modo más limpio posible", añadió Sierra.
El Banco Mundial argumenta que se requieren inversiones de cierta magnitud en proyectos de producción de energía a partir de combustibles fósiles, para asegurar a la población de los países en desarrollo acceso a ese servicio.
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"Tenemos que trabajar a nivel local y a nivel de base (nacional)", dijo Sierra. "A nivel local es más fácil implementar proyectos de energía renovable. Pero para la mayoría de los países grandes se necesita un nivel básico, de centrales hidroeléctricas, a combustibles fósiles o de tecnología nuclear."
"Puede obtenerse algo de fuente solar o eólica, pero no todo lo necesario, dadas las limitaciones de la energía disponible", consideró.
Críticos cuestionan inversiones del Banco Mundial en energía a carbón porque exacerban el cambio climático y consolidan la dependencia de los países en desarrollo en tecnologías obsoletas que emplean combustibles fósiles, en lugar de darles la oportunidad de desarrollar una infraestructura más limpia.
"La continuidad de los créditos del Banco en beneficio de los combustibles fósiles compromete a muchos países en desarrollo con esa modalidad de energía por los próximos 20 a 40 años", observó en un informe Heike Mainhardt-Gibst, del Bank Information Center, organización no gubernamental con sede en Washington que analiza las operaciones de esa institución y del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El gobierno de Gran Bretaña urgió hace poco al Banco Mundial a aumentar la proporción de sus inversiones en eficiencia energética y en proyectos de fuentes limpias a 60 por ciento en los próximos tres años.
Las estimaciones en torno de la inversión actual del Banco en modalidades limpias de producción de energía varían. La institución la sitúa en 40 por ciento, pero expertos cuestionan ese porcentaje.
Sierra consideró necesario establecer un criterio común para definir la energía limpia, para que el Banco y sus críticos puedan, al menos, estar de acuerdo en qué están debatiendo.
La nueva estrategia ambiental del Banco terminará de delinearse en 2010, luego de consultas a nivel mundial con organizaciones de la sociedad civil y con otras partes interesadas.
Ya se celebró una reunión en Estambul con ese fin, la cual fue muy agitada. Pero no hubo una gran discusión al respecto en las instancias dedicadas al asunto en las Jornadas Europeas de Desarrollo realizadas del 22 al 24 de este mes en Estocolmo. La sociedad civil sueca contó en esa conferencia con una magra representación.
Activistas de este país europeo dijeron que el proceso de consultas implementado por el Banco Mundial es, más bien, un ejercicio de relaciones públicas, alejado de cualquier intento genuino de discusión.
Esa actitud refleja sospechas persistentes en la sociedad civil internacional de que el Banco se concentra en el crecimiento económico como única herramienta para el alivio de la pobreza, lo cual relega las preocupaciones ambientales a un segundo plano.
"La estrategia ambiental no puede separarse de la estrategia global del Banco, que se basa sobre la presunción de que el crecimiento económico mejorará, inevitablemente, la vida de los pobres", dijo Göran Ek, de la Sociedad Sueca para la Conservación Natural.
"La presunción básica es que el crecimiento económico tradicional, más que la sustentabilidad de los servicios que brindan los ecosistemas, es la principal herramienta para combatir la pobreza, y desde ese punto de vista el ambiente no es prioritario", se lamentó Ek.
En cambio, Sierra opinó que el Banco ha avanzado mucho desde años anteriores, y que la estrategia ambiental que se trazó desde 2001 ha sido muy exitosa al incorporar las preocupaciones en la materia a las actividades del Banco.
"Me complace decir que el Banco Mundial no es hoy aquel en el que comencé a trabajar", dijo Sierra. "Hemos hecho un buen trabajo al asegurarnos de que nuestros proyectos no tengan impactos negativos. Logramos hasta ahora mejorar mucho el ambiente. Tenemos la sensación de que podemos hacer más, y de que no hemos aprovechado todas las oportunidades."