Aunque México ya se adentró en los 365 días finales para celebrar los dos siglos de vida independiente, la minoría afrodescendiente quedó prácticamente fuera de los festejos oficiales.
En el extenso programa de actividades diseñado por el gobierno de Felipe Calderón, no figura ningún acto específico que involucre a los afromestizos, que extraoficialmente suman entre 250.000 y 500.000 repartidos especialmente en los sureños estados de Guerrero y Oaxaca, el sudoriental Veracruz y el occidental Michoacán.
"Creemos que tal pareciera que el gobierno mexicano quisiera olvidar un pasado tan cruento, como lo fue el esclavismo. Y a partir de ahí, la población negra no aparece en los textos oficiales", dijo a IPS Israel Reyes, presidente de la no gubernamental Alianza para el Fortalecimiento de las Regiones Indígenas y Comunidades Afromexicanas (AFRICA).
Ante la notable reducción de la población nativa por la conquista y las enfermedades traídas por los invasores españoles, éstos decidieron importar mano de obra esclava desde África hacia fines del siglo XVI.
Conforme ese tráfico se estabilizó, historiadores estiman que entre 1580 y 1650 fueron ingresados en México unos 250.000 africanos, principalmente por el puerto de Veracruz, para trabajar en el cultivo de caña de azúcar y en la crianza de ganado vacuno.
Estas víctimas del trabajo forzado provenían de lo que hoy es Congo, Gabón, Angola y también del norte de África.
"Hubo mucha presencia africana. Todas esas historias que existen en varias partes de México (sobre el influjo africano) hay que darlas a conocer", señaló a IPS María Velásquez, especialista del estatal Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Los hombres y mujeres con orígenes en África y sus descendientes tuvieron que esperar más de 200 años para librarse del yugo explotador, aunque antes de que los sacerdotes Miguel Hidalgo y José María Morelos, dos de los héroes nacionales, abolieran la esclavitud en 1810, ya habían lanzado sus primeras intentonas libertadoras.
La primera fue la rebelión del esclavo Gaspar Yanga, quien en 1609 declaró a su comunidad "el primer pueblo liberado de América". Hoy es un municipio ubicado en el centro del estado de Veracruz con casi 20.000 habitantes y lleva su nombre.
Finalmente, Vicente Guerrero (1783-1831), de familia campesina pobre, mestizo y con fuerte porcentaje de sangre negra, según la biografía oficial, quien fue uno de los primeros presidentes de México desde su independencia, firmó el último decreto abolicionista en 1829, año en el que gobernó por pocos meses.
Las organizaciones no gubernamentales que trabajan temas afromestizos, llamados comúnmente "la tercera raíz" luego de la española y la indígena, trataron, en vano, que el oficial Instituto Nacional de Estadística y Geografía incluyera preguntas sobre la población negra en el proyecto del censo nacional de 2010.
"Se nos ha comunicado que, debido a tiempo y recursos y a la modificación que implicaría añadir la pregunta, no es posible incluir el tema de la población negra", denunció Reyes, quien compiló, junto a otros dos investigadores, el libro "De afromexicanos a pueblo negro", la memoria del foro del mismo nombre realizado en 2007.
Las organizaciones no gubernamentales quieren que el reconocimiento a la población afromestiza quede establecido en la Constitución.
"Es necesario que esta idea de reconocimiento quede reflejada en las leyes, desde la misma Constitución", planteó Reyes, cuya red surgió legalmente en 2007.
En el territorio de Oaxaca se formó últimamente la comisión oficial que organizará las celebraciones del Bicentenario y que incluiría actividades sobre la cultura afromestiza. La expectativa de Reyes es que ocurra lo mismo en los estados de Guerrero, Michoacán y Veracruz.
"Hace falta la difusión y el justo reconocimiento de los africanos. Falta divulgación y más estudios", opinó Velásquez.
La presencia africana en México aún se mantiene, en virtud del arribo de docenas de estudiantes de naciones como Camerún, Congo y Kenia, quienes cursan estudios de nivel superior en universidades públicas y privadas.
La cultura afromestiza ha quedado reflejada en danzas, artesanía y en las pinturas de Juan Correa (1646-1716), hijo de una esclava y uno de los artistas más importantes de la etapa colonial.