Con el impacto de un cataclismo, el planeta Tierra experimenta la sexta mayor extinción de especies de su historia, causada por la contaminación, la tala, la sobreexplotación, el consumo y los cambios en el uso de la tierra.
"Es difícil imaginar una prioridad mayor que proteger los servicios que presta la diversidad biológica", dijo Georgina Mace, del Imperial College de Londres, y vicepresidenta del programa científico internacional Diversitas.
"Ciertamente no alcanzaremos en 2010 el objetivo de abatir el ritmo de pérdida de esa biodiversidad", señaló Mace en un comunicado.
Entre el martes y este viernes, se realiza en Ciudad del Cabo la Segunda Conferencia Científica Abierta de Diversitas, con participación de 600 especialistas de todo el mundo.
El planeta no ha podido frenar la crisis de extinción de especies pese a 17 años de intentos nacionales e internacionales desde los grandes compromisos asumidos en la Cumbre de la Tierra celebrada en 1992 en Río de Janeiro.
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La última gran promesa se adquirió en 2003, cuando los ministros de 123 países se obligaron a reducir el ritmo de pérdida de biodiversidad para 2010.
Los expertos reunidos esta semana en Sudáfrica coinciden en que el objetivo no se cumplirá en 2010, que es también el Año Internacional de la Biodiversidad.
La diversidad biológica no es sinónimo de animales de aspecto raro y aves hermosas. Es la riqueza de la vida sobre la Tierra, que conforma los ecosistemas que brindan servicios vitales, como la regulación climática, los alimentos y agua y aire puros.
Según algunas estimaciones, cada año desaparecen de la faz de la Tierra 12.000 especies, y el ritmo se acelera.
Los ecosistemas de agua dulce pueden ser el primer sistema fundamental de la vida en la Tierra que colapse en 13.000 años.
Las especies que viven en lagos y ríos desaparecen entre cuatro y seis veces más rápido que las de cualquier otro sistema en el planeta, dijo Klement Tockner, del alemán Instituto Leibniz de Ecología de Agua Dulce y Pesca en Aguas Interiores.
"Hay cada vez más evidencias científicas de que estamos al borde de una importante crisis de biodiversidad en ríos y lagos", declaró a IPS.
Algunos expertos pronostican que para 2025 ni un solo río chino llegará al mar, excepto en períodos de inundaciones, lo que tendrá efectos tremendos en las pesquerías costeras de China.
En todo el mundo, las 25 especies de esturiones y todas las de delfines de río se extinguieron o están amenazadas. Las que quedan en los grandes ríos, como el Danubio, el Rin, el Hudson y el Mekong, son principalmente especies no autóctonas, dijo Tockner.
"Éste es un cambio completo, y pocos son conscientes de la amenaza", agregó.
Los ecosistemas de agua dulce cubren solamente 0,8 por ciento de la superficie del planeta, pero contienen aproximadamente 10 por ciento de todos los animales, entre ellos más de 35 por ciento de todos los vertebrados.
El ritmo de las extinciones se está acelerando, especialmente en áreas del mar Mediterráneo, América Central, China y Asia sudoriental, advirtió Tockner.
"Nuestra prioridad debe ser conservar los últimos y pocos sistemas de ríos que fluyen libremente", dijo.
Sobre muchos de ellos penden planes de represas y centrales hidroeléctricas, que generan energía sin emitir carbono. Paradójicamente, los ecosistemas de agua dulce tienen capacidad de absorber alrededor de siete por ciento de ese gas que la humanidad arroja cada año a la atmósfera, considerado responsable del recalentamiento global.
"Los científicos están alarmados por el desencadenamiento de los hechos", dijo Hal Mooney, biólogo ambiental de la estadounidense Universidad de Stanford y presidente de Diversitas.
"Hay urgencia, pero no entre los políticos", dijo Mooney a IPS desde Nairobi.
Mooney y otros investigadores se reunieron con funcionarios gubernamentales de 95 países en la capital keniata para intentar crear una Plataforma Intergubernamental Político-Científica sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas, un entidad análoga al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) creado en el marco de las Naciones Unidas.
La idea es reducir la enorme distancia entre ciencia y política en materia de biodiversidad, y aportar criterios científicos a quienes toman las decisiones.
Muchas de esas decisiones, incluso las ambientales, se adoptan sin considerar los impactos sobre la biodiversidad, dijo Anne Larigauderie, directora ejecutiva de Diversitas, con sede en París.
Por ejemplo, las políticas de fomento del uso de biocombustibles y energía de biomasa para reducir las emisiones de carbono han avanzado ampliamente con poca investigación sobre sus potenciales impactos sobre los ecosistemas.
"Tales decisiones políticas revelan una visión fragmentada del mundo", dijo Larigauderie a IPS en una entrevista realizada en agosto en Ginebra.
Aunque en diciembre se tomarán importantes decisiones en la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se celebrará en Copenhague, los participantes saben poco sobre biodiversidad.
Algunos programas para abatir la contaminación de carbono mal concebidos, como la iniciativa de Reducción de Emisiones de la Deforestación y la Degradación Forestal (REDD), pueden ser un desastre para la biodiversidad y agravar el cambio climático, señaló Larigauderie.
"El cambio climático impacta en la diversidad biológica y viceversa", dijo.
Sin embargo, los gobiernos todavía no están listos para integrar las preocupaciones sobre biodiversidad en sus decisiones cotidianas. Después de cuatro años y medio hablando de una organización similar al IPCC, no pudieron ponerse de acuerdo en Nairobi, dijo Mooney.
"Falta por lo menos otro año. Hay un desfasaje entre la velocidad en que se deterioran los ecosistemas y los tiempos en que los gobiernos toman decisiones", destacó.
Y sin una entidad como esa, hay pocas posibilidades de frenar la reducción de especies. Como ocurre con el clima, los gobiernos deben comprometerse mediante metas obligatorias, que lucen poco probables en materia de biodiversidad, por lo menos en los próximos años.
"Si ya hubiéramos creado la Plataforma Intergubernamental Político-Científica sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas, ahora el mundo estaría implementando nuevos objetivos con base científica", dijo Mooney.
"Esperamos que el fracaso del objetivo impuesto para 2010 genere el impulso para hacer que los gobiernos pongan a andar la Plataforma", agregó.