TIMOR ORIENTAL: Mucho trecho por recorrer

Diez años después de que 78,5 por ciento de su población votó a favor de la independencia, Timor Oriental está en paz, pero todavía le queda mucho por hacer, dijo a IPS el ex primer ministro Mari Alkatiri (2002-2006).

La justicia sigue siendo elusiva para el pueblo que sufrió durante la brutal ocupación militar indonesia (1975-1999), agregó Alkatiri, ahora secretario general del partido opositor Frente Revolucionario para un Timor Oriental Independiente (Fretilin).

El 30 de agosto de 1999, los timorenses votaron abrumadoramente a favor de la independencia en un referendo supervisado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Luego, el ejército de Indonesia y sus milicias destruyeron buena parte de la infraestructura y mataron a unas 1.400 personas, hasta que intervino la ONU.

Tras el referendo "hubo dos fases diferentes: la primera fue el gobierno de la ONU, con la Untaet (siglas en inglés de Administración de Transición de las Naciones Unidas para Timor Oriental), que por supuesto hizo lo mejor que pudo para crear algunas instituciones, pero en ese momento la cooperación entre los timorenses y las fuerzas internacionales no era fácil", explicó.
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"Con la Untaet, la ONU intentó establecer instituciones como la policía y la administración pública, pero desde 2002 no se concretó nada. Realmente fue muy prematuro traspasar algunas de las instituciones a los timorenses", opinó.

La misión de la ONU se organizó en 1999 para administrar el territorio durante la transición a la independencia.

Este país de Asia sudoriental se independizó efectivamente el 20 de mayo de 2002, luego del periodo de transición vigilado por el foro mundial.

La misión de paz de la ONU ayudó con las responsabilidades operativas en el país a partir de mayo de 2002, cuando Alkatiri se convirtió en primer ministro, y hasta mayo de 2005.

"La segunda fase fue el restablecimiento de la independencia, hasta 2006", agregó Alkatiri.

"Hicimos lo mejor que pudimos para continuar el trabajo hecho por la Untaet, como fortalecer instituciones como la policía, el sector de la justicia, la administración pública y el ejército, y otras como el propio gobierno y el parlamento", dijo.

Pero la crisis de 2006 puso fin a buena parte de eso, sostuvo.

Ese año, un enfrentamiento dentro de las fuerzas armadas derivó en luchas entre militares, policías, pandillas y grupos de artes marciales que obligaron a más de 100.000 personas a huir de sus hogares.

Muchos de estos grupos de artes marciales habían atraído a hombres y mujeres de Timor Oriental que buscaban maneras de defenderse, especialmente durante el mandato indonesio.

"En 2006, la propia policía sufrió una implosión. Hubo divisiones en el ejército e instituciones como el parlamento, y el gobierno enfrentó muchas dificultades", agregó el ex primer ministro.

El primer ministro Xanana Gusmão, quien en aquel momento era presidente, exigió la renuncia de Alkatiri, acusándolo de haber contratado a un escuadrón civil para derrotar a los opositores políticos.

El presidente José Ramos-Horta, entonces ministro de Relaciones Exteriores, renunció luego de que altos funcionarios del Fretilin apoyaron a Alkatiri.

Con la nación sumida en el caos, Alkatiri se retiró del cargo en junio de 2006.

Luego, acusaciones de corrupción contra el gobierno de coalición de Gusmão llegaron de todos los puntos del espectro político.

Alkatiri defiende firmemente el periodo en que el Fretilin estuvo en el poder. "Me gustaría desafiar a la gente que dijo que en mi gobierno hubo más corrupción. En nuestro tiempo, dos veces por año teníamos auditorías de las cuentas del gobierno, realizadas por empresas internacionales", dijo.

Alkatiri consideró vital brindar un empleo redituable a los 1,1 millones de habitantes del país, la mayoría de los cuales trabajan en la agricultura de subsistencia.

"El país necesita que se desarrollen los recursos humanos. Primero que nada necesitamos invertir en infraestructura y comprometer a miles de miles de personas. Este país necesita de todo: 6.000 kilómetros de carreteras, puentes, programas de viviendas para los pobres…", planteó.

Pese a que Timor Oriental es considerada una de las naciones más pobres del mundo, "tenemos el dinero" para pagar todos estos gastos, dijo Alkatiri.

Este país tiene alrededor de 5.000 millones de dólares en petróleo, gracias a sus reservas de ultramar.

Otro desafío de los timorenses es llevar ante la justicia a los violadores de los derechos humanos.

Unas 200.000 personas murieron durante la ocupación militar indonesia de esta ex colonia portuguesa, principalmente en tiroteos, bombardeos o por inanición. Alkatiri piensa que mantener buenas relaciones con Indonesia puede dificultar la búsqueda de justicia.

"La población se considera víctima, y necesita participar en todo el proceso de un modo que pueda aceptar", dijo, respondiendo a pedidos de amnistía para los perpetradores de crímenes contra la humanidad en Timor Oriental.

En un discurso el domingo desde el palacio presidencial, Ramos-Horta dijo que no habría "ningún tribunal internacional".

Es preferible "cerrar los capítulos 1975-1999 de nuestra trágica experiencia (y) perdonar a quienes nos hicieron daño", sostuvo.

"Me he reunido con miles de personas. Solamente en estos dos años en que he recorrido el país, ni una sola me ha planteado una pregunta sobre la justicia", dijo el viernes a la prensa.

Alkatiri no cree que haya una resolución a la vista en esta materia. "Al ser un líder, uno no puede hablar realmente en nombre del pueblo. Uno tiene que comprometer al pueblo en la solución", enfatizó.

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