SALUD: Suicidio afecta a todas las culturas

Un problema considerado a menudo como tabú, el suicidio adquiere relevancia en todos los niveles de la sociedad, desde quien lo ejecuta hasta los seres queridos que sufren la pérdida, pasando por el Estado, que debe actuar para afrontar la cuestión.

Un enfoque más amplio aún, la idea de que la muerte por propia mano afecta a todas las culturas, dominará este jueves 10 de septiembre la conmemoración del Día Mundial de Prevención del Suicidio, promovido por la OMS.

Casi un millón de personas se quitan cada año la vida. La OMS (Organización Mundial de la Salud) precisó que esa cifra equivale a 1,5 por ciento de todos los decesos, lo que convierte al suicidio en la décima causa de muerte en el mundo y en la tercera entre las personas de 15 a 44 años de edad. Las tentativas son aun entre 10 y 20 veces más frecuentes, según estimaciones de la institución.

En los últimos 45 años, las tasas de suicidios crecieron 65 por ciento en todo el mundo.

El número de hombres que se suicidan supera de manera marcada al de mujeres, aunque éstas ejecutan una mayor cantidad de tentativas. El único país que registra más decesos femeninos que masculinos por causa de suicidios es China, si bien las cifras sobre ese país asiático no están actualizadas.

Datos de la OMS obtenidos en áreas rurales y urbanas seleccionadas de China, correspondientes a 1999, indican que casi 15 de cada 100.000 mujeres cometieron suicidio, en comparación con 13 por cada 100.000 para los hombres.

En ese informe de la OMS, el país que registraba un porcentaje mayor de suicidios por cada 100.000 habitantes, era Lituania, con 68 cada 100.000 para los hombres y 12 cada 100.000 para las mujeres. Le seguían Belarús, con 63,3 y 10,3, Rusia, con 58 y 9,8, Kazajstán, con 45 y ocho, y Sri Lanka, con 44,6 y 11 respectivamente.

La experta del departamento de salud mental de la OMS, Alexandra Fleischmann, observó que las distintas culturas muestran comportamientos diferentes ante el suicidio.

En los países europeos, las principales causas son los desórdenes mentales, como la depresión, y los excesos de ingestión de alcohol, dijo. En Asia, en cambio, juegan un papel más importante los impulsos, lo que significa que las personas llegan a ese paso movidas por la desesperación de un momento.

La OMS, en colaboración con el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), convocó a una reunión en 2010 para examinar los datos que atribuyen a los miembros de las comunidades aborígenes una tasa de suicidios superior al resto de la población.

Esa tendencia se observa entre los aborígenes de Australia, los maoríes de Nueva Zelanda, y las poblaciones originarias de los territorios que actualmente ocupan Estados Unidos y Canadá.

Un hecho significativo es que un tercio de los suicidios registrados cada año se originan en la ingestión intencional de plaguicidas. Hasta hace poco, el papel de los plaguicidas se había prácticamente desatendido, reconoció la OMS.

Fleischmann dijo a IPS que aún resta determinar cuáles son los plaguicidas más empleados. "Tenemos que realizar estudios para identificar cuáles de esos tóxicos son los más usados para esos fines", sostuvo.

En China, donde los suicidios femeninos son más abundantes en las áreas rurales, la OMS evalúa la hipótesis de que esa tendencia responda a la mayor disponibilidad y acceso a los plaguicidas. Con frecuencia, esos tóxicos se almacenan en las viviendas de los campesinos, dijo Fleischmann.

Tanto en China como en el resto de Asia y en otros continentes la institución auspicia proyectos sanitarios para establecer condiciones más seguras de almacenamiento de plaguicidas.

La industria agroquímica, responsable de poner en el mercado esos productos, "responde de manera positiva" ante el problema, aseguró la experta. "Es una cuestión de convergencia de intereses", comentó.

"El interés de ese sector coincide también con la prevención. Por eso tienen una reacción positiva", reflexionó.

También vemos que en América Central y del Sur, al igual que en los países del Caribe, el recurso del envenenamiento con plaguicidas para cometer suicidio adquiere mayor frecuencia, apuntó.

Por ejemplo, en Guyana, Trinidad y Tobago, Surinam y El Salvador, ese método puede cubrir hasta 60 por ciento de los casos.

La OMS aboga por una conducta responsable de los medios de comunicación cuando informan sobre suicidios y suicidas.

"Se trata de restarle atractivo a los artículos sobre el tema y de no ubicarlos en un espacio preponderante, ni tampoco de describir en detalle los métodos empleados para la ejecución", dijo Fleischmann.

Esas precauciones de la OMS se relacionan con la tendencia a la identificación y la imitación que puede despertar la muerte por mano propia, recordó la experta.

Esos efectos se estudian desde hace mucho tiempo, y un ejemplo fue la novela "Las desventuras del joven Werther", o simplemente "Werther", como es más conocida en la versión castellana.

La obra, escrita en 1774 por el célebre escritor alemán Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832), se ocupa de las desdichas y del triste destino de Werther, presa de una pasión prohibida por Carlota (Lotte), que ya estaba comprometida con otro hombre.

En la época, luego de leer la novela de Goethe, algunos jóvenes se quitaban la vida y en ciertos casos lo hacían aferrados a un ejemplar del libro.

Desde entonces, numerosos estudios científicos demuestran que la lectura o el relato de casos de suicidios pueden llevar a la identificación y la imitación, citó Fleischmann. Por eso debemos actuar con cautela al ocuparnos de los suicidios, insistió.

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