Cuando Barack Obama visite la ONU tres días consecutivos esta semana, en un raro gesto para un mandatario estadounidense, abordará asuntos que van desde el cambio climático hasta las misiones de paz, la no proliferación nuclear y la crisis financiera mundial.
Pero una de sus reuniones a puertas cerradas será un almuerzo con jefes de Estado y de gobierno de África subsahariana.
La embajadora de Estados Unidos ante la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Susan Rice, sostuvo que el almuerzo del que Obama será anfitrión "no tiene precedentes".
"Es una oportunidad para que se comprometa con gobernantes de países africanos en cuestiones acuciantes para ellos: el aumento de la población juvenil y la generación de empleo para ella, cómo promover el comercio y las inversiones, y cómo alimentar a quienes cada noche se van a dormir sin comer", dijo la semana pasada Rice, secretaria de Estado adjunta para asuntos africanos entre 1997 y 2001, en la segunda Presidencia de Bill Clinton.
Para el reverendo Gabriel Odima, presidente del Centro de África para la Paz y la Democracia, con sede en Estados Unidos, Obama no debería centrarse solamente en cuestiones sociales y económicas, sino también en los derechos humanos y la buena gobernanza.
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"Durante casi 40 años, la democracia y la buena gobernanza han esquivado a África y a los africanos", dijo a IPS. Por tanto, sus derechos fundamentales fueron conculcados por gobernantes que llegaron al poder mediante las armas.
Estos dirigentes han usado la intimidación para que sus ciudadanos teman ejercer derechos como la libertad de conciencia, de expresión, de asociación y de reunión, señaló Odima.
Obama debería alentar a los gobernantes africanos a avanzar hacia una verdadera transición democrática y a confrontar asuntos como los abusos a los derechos humanos y la corrupción en países como Uganda, el incompleto proceso de reforma en Kenia, la permanente crisis en Sudán, las tragedias de Somalia y Zimbabwe, y la guerra olvidada de la República Democrática del Congo, dijo.
Consultada sobre el rol de Estados Unidos en Somalia, Rice dijo que el objetivo de Washington es apoyar el proceso de paz, al nuevo gobierno de transición y a las misiones de mantenimiento de la paz de la Unión Africana, que están en la primera línea de respaldo a las nuevas autoridades.
"Queremos ver una Somalia estable, que no sirva —o pueda servirde paraíso para terroristas asociados a (la red extremista) Al Qaeda, que pueda poner fin a los años de sufrimiento humanitario y pasar a un gobierno responsable que afirme su autoridad en todo ese territorio", señaló Rice.
Odima dijo a IPS que la Resolución 751 adoptada en abril de 1992 por el Consejo de Seguridad de la ONU, autorizando el despliegue de observadores militares en ese país, "señaló el inicio de la tragedia de Somalia".
La actual fuerza de paz de la Unión Africana en Somalia no tiene autoridad moral para llevar la paz a ese país. Tanto los efectivos de Uganda como los de Burundi tienen pasados oscuros en sus propios países, agregó.
Los abusos a los derechos humanos en África constituyen una importante amenaza y un desafío para el gobierno de Obama, sostuvo Odima.
La propagación del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), la pobreza, la corrupción, el hambre, la mala gobernanza, las guerras civiles y el desgobierno de los recursos continúan acosando al continente.
En 1962, el presidente estadounidense John F. Kennedy (1961-1963) se reunió con varios gobernantes africanos que habían asistido a las sesiones de la Asamblea General de la ONU y mostró gran interés en ayudar a los países africanos que apenas conocían la independencia, recordó Odima.
En la misma semana, Kennedy pronunció un sustancial discurso ante la nación en el que estableció una hoja de ruta para la política exterior de Estados Unidos durante la Guerra Fría.
"Hoy el presidente Obama tiene la oportunidad de comprometer a los líderes africanos en la creación de esperanza y de cambio para el pueblo de África", agregó Odima.
Durante sus audiencias de confirmación ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, en enero de este año, Rice sostuvo que Estados Unidos promovería cuatro prioridades de largo plazo en la ONU: mantenimiento de la paz, desarrollo, cambio climático y no proliferación nuclear, casi todas vinculadas con África.
"La visita del presidente a la ONU subrayará que el gobierno se centra en cada una de esas cuatro áreas prioritarias", dijo.
Estados Unidos ha "cambiado drásticamente el tono, la sustancia y la práctica de nuestra diplomacia en la ONU y nuestro enfoque hacia la ONU como institución, así como hacia el multilateralismo en general", destacó Rice.
"Partimos de la premisa de que este cambio es necesario porque enfrentamos una extraordinaria serie de desafíos mundiales: instalaciones nucleares mal vigiladas, el terrorismo de Al Qaeda, los desafíos de Irán y Corea del Norte, genocidios y atrocidades masivas, ciberataques contra nuestra infraestructura digital, pandemias, cambio climático, redes y organizaciones criminales internacionales", enumeró.
Sólo se puede abordar estos desafíos a la seguridad transnacional si se cuenta con la cooperación de otras naciones, opinó.
"Por definición, estos asuntos no pueden ser tratados por un país de manera aislada. En el siglo XXI, la seguridad y el bienestar de Estados Unidos están inextricablemente ligados a la seguridad y el bienestar de los pueblos de todas partes", añadió.