DESARME-IRÁN: Energía atómica, pero no bombas

La mayoría de los iraníes están a favor de que su gobierno continúe con su plan de desarrollo nuclear, pero también están dispuestos a que asuma compromisos con la comunidad internacional y permita el acceso a inspectores para que estos constaten que no fabrica armas de destrucción masiva.

Mientras, los "halcones" (el ala más belicista) en Estados Unidos siguen presionando a la administración del presidente Barack Obama para que adopte severas sanciones unilaterales y no descarte una acción militar con el objetivo de poner fin al plan atómico iraní.

Los resultados de la encuesta llegan también en momentos en que crece la incertidumbre sobre la posibilidad de que Israel utilice la fuerza militar contra Teherán.

Obama es presionado por algunos miembros del opositor Partido Republicano que abiertamente discuten opciones militares unilaterales para destruir objetivos nucleares iraníes si las sanciones y la diplomacia no logran sus objetivos.

La encuesta, divulgada por la red de centros de estudio WorldPublicOpinion.org (WPO), concluyó que 31 por ciento de los iraníes están a favor de un acuerdo para poner fin al plan de enriquecimiento de uranio, 34 por ciento insistieron en que Irán debía continuar con sus actividades pero aceptarían el ingreso de inspectores para asegurar que no se están fabricando armas atómicas y así eludir sanciones, y 22 por ciento se opusieron a ambas soluciones.
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Seis de cada 10 iraníes creen que las sanciones económicas actuales tienen un impacto negativo, y siete de cada 10 creen que éstas serán endurecidas si Teherán continúa con su plan atómico.

"Aunque la mayoría de los iraníes sienten el peso de las sanciones económicas y esperan que se alivien, sólo un tercio están dispuestos a negociar el derecho a enriquecer uranio", dijo el director de WPO, Steve Kull. "Sin embargo, dos tercios están abiertos a llegar a un acuerdo que excluya la fabricación de armas atómicas".

Mientras el público iraní, según la encuesta, parece dispuesto a negociar el fin del plan atómico, miembros de la Cámara de Representantes estadounidense presionan por medidas más severas, a pesar de las advertencias de que este tipo de acciones unilaterales de Washington podrían socavar los intentos de la Casa Blanca de involucrar a China y Rusia en sanciones multilaterales.

"El Congreso de hecho no le está dando al presidente la oportunidad de realizar su diplomacia. En cambio, está presionando a la Casa Blanca por proyectos de ley con sanciones", dijo a IPS el presidente del Consejo Nacional Estadounidense-Iraní, Trita Parsi.

"No creo que el gobierno de Obama pueda permitir la aprobación de las sanciones mientras a la vez prosigue el camino diplomático. Una vez que emprende el camino de las sanciones, dejará el de la diplomacia", afirmó.

Además, las sanciones unilaterales serían dirigidas también a compañías de Europa que hacen negocios con Irán, lo que podría crear roces con los aliados europeos de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Las sanciones impulsadas por el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Howard L. Berman, castigarían a firmas que hayan invertido más de 20 millones de dólares en el sector petrolero iraní.

El proyecto de ley de Berman podría ir acompañado de otro similar auspiciado por el legislador Steny H. Hoyer, del gobernante Partido Demócrata.

Estas propuestas tienen potencial para descarrillar las conversaciones clave entre Irán, Estados Unidos y los otros cuatro miembros del Consejo de Seguridad (China, Francia, Gran Bretaña, y Rusia) más Alemania —el grupo conocido como P5+1—, que se prevé comiencen el 1 de octubre.

Mientras Teherán propone una agenda amplia, el gobierno de Obama, respaldado por el grupo UE3 (Alemania, Francia y Gran Bretaña), ha dejado en claro que su principal prioridad es frenar el programa nuclear iraní.

Washington ha amenazado con sanciones económicas "agobiantes" y de otro tipo si las conversaciones no logran progresos tangibles para principios del año próximo.

Los halcones en Estados Unidos han sugerido que las próximas negociaciones serán la prueba final a la voluntad de Irán para terminar con su programa de desarrollo nuclear, y que un fracaso pondría fin a todo intento de acercamiento diplomático con el gobierno del presidente Mahmoud Ahmadineyad.

Pero algunos especialistas en Irán, persuadidos de que el régimen en Teherán se ha debilitado a nivel interno tras las últimas elecciones –luego de las cuales se produjeron hechos de violencia en medio de denuncias de fraude—, sostienen que Ahmadineyad, cuya aparición en la Asamblea General de la ONU esta semana se espera atraiga a miles de manifestantes en Nueva York, estaría dispuesto a hacer compromisos para mejorar su imagen.

La semana pasada se presentó el muy publicitado informe "Afrontando el desafío: el tiempo se acaba", del Bipartisan Policy Centre, en el que se sugiere que la estrategia diplomática de Obama con Irán está perdiendo su oportunidad y propone poner nuevamente sobre la mesa una "creíble y explícita amenaza del posible uso de la fuerza", según explicó el senador independiente Joseph Lieberman.

Los autores del informe incluso llegaron a sugerir que, si Estados Unidos no actúa, Israel podría lanzar un ataque unilateral.

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