La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) asegura que su objetivo en el caso de Irán es determinar si son auténticos los documentos de inteligencia que supuestamente revelan un programa nuclear oculto de ese país, pero se queja de que Teherán no colabora para aclararlo.
Pero IPS pudo saber que esa agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se ha negado a reconocer públicamente la significativa evidencia presentada por Irán de que los documentos fueron fraguados, y ha hecho poco para verificar la autenticidad de la información o para exigir más detalles a los gobiernos que la presentaron.
La AIEA ha sugerido en sus informes que la documentación era creíble porque "parece haber derivado de múltiples fuentes a lo largo de diferentes periodos de tiempo, es detallada en contenido y parece ser consistente en general".
El jefe del Departamento de Salvaguarda de la AIEA, Olli Heinonen, aceptó de hecho la autenticidad de los documentos cuando, en una "reunión técnica" de febrero de 2008 con los estados miembro, presentó un informe sobre el supuesto plan secreto de armas atómicas iraní basándose en esos textos.
Mientras, la AIEA ha promovido la idea de que Irán no ha respondido en forma adecuada a la "sustancia" de esos documentos, y se ha concentrado sólo en su "estilo y formato de presentación".
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Sin embargo, Irán ha presentado seria evidencia de que los documentos que lo acusan son fraudulentos.
El representante permanente iraní ante las oficinas de la ONU en Viena, Ali Asghar Soltanieh, aseguró a IPS que le había aclarado a un equipo de la AIEA durante una reunión en Teherán en 2008 que ninguno de esos documentos tenían marcas de seguridad de ninguna clase, y que las supuestas cartas del Ministerio de Defensa de Irán no llevaban el sello oficial para acreditarlas.
Soltanieh añadió que desde entonces ha subrayado el mismo punto "varias veces" en las reuniones con la Junta de Gobernadores de la AIEA. "Nunca nadie me cuestionó algo", dijo el embajador.
La agencia jamás reconoció públicamente el problema de la falta de marcas de seguridad o sellos oficiales en los documentos, y omitió mencionar la queja iraní en sus informes.
Su informe del 26 de mayo de 2008 indicaba solamente que Irán había señalado "que los documentos no estaban completos y que su estructura era diversa".
Pero un alto funcionario de la agencia familiarizado con la investigación iraní, quien habló con IPS a condición de mantener el anonimato, confirmó que Soltanieh además había señalado la falta de marcas de seguridad que le dan validez a los escritos.
Entre los documentos habría correspondencia entre el "líder del proyecto", el Ministerio del Defensa, y los ejecutores.
Aunque reconoció que la falta de señales de seguridad podría afectar la credibilidad de los textos, defendió la negativa de la agencia a admitir el problema. "No es un argumento determinante", dijo.
El funcionario sugirió que los estados que proveyeron los documentos podrían afirmar que le sacaron las marcas de seguridad antes de dárselos a la AIEA, aunque no aclaró por qué se eliminaría esa información importante para la autenticidad.
"No sabemos si las cartas originales tenían la marca de confidencialidad", señaló, reconociendo que la AIEA no le preguntó a Estados Unidos ni a otros países que proveyeron los documentos sobre la ausencia de esa verificación.
La aparente falta de preocupación de la AIEA sobre la ausencia de señales de seguridad y sellos en esos textos contrasta drásticamente con la investigación que realizó sobre los documentos citados por el gobierno de George W. Bush (2001-2009) para invadir Iraq en 2003.
En ese caso, la AIEA concluyó que los documentos manejados por Bush para denunciar un supuesto plan atómico iraquí eran falsos al compararlos con la "forma, el formato, el contenido y las firmas" de otra correspondencia relevante, según señaló ante el Consejo de Seguridad de la ONU el director general de la agencia, Mohamed ElBaradei, el 7 de marzo de 2003.
Irán también le proveyó a la AIEA evidencia de que notas escritas a mano en una carta de mayo de 2003, que supuestamente vinculaban a un contratista privado iraní con el proyecto nuclear, fueron fraguadas por un agente externo. La misiva fue redactada por una empresa de ingeniería y dirigida a la compañía privada Kimia Maadan, que otros documentos identificarían como la responsable del supuesto plan secreto para fabricar armas atómicas.
La copia de la carta brindada a la AIEA por un gobierno no identificado no tenía relación directa con el proyecto, pero las notas escritas a mano la relacionaban con individuos mencionados en otros documentos de inteligencia y señalados como participantes del plan de desarrollo atómico.
Pero la carta original, que Irán entregó a la agencia, no tenía notas escritas a mano. El embajador Soltanieh aseguró haberle mostrado la carta orginal a un equipo de la AIEA liderada por el subdirector del Departamento de Salvaguarda, Herman Nackaerts, en enero de 2008.