SALUD-ZIMBABWE: Sin esperanza en el hospital

Antes, los habitantes de Zimbabwe llevaban a sus parientes enfermos a clínicas rurales donde había medicamentos disponibles y planes de pago accesibles. Pero ahora los trasladan allí sólo para que mueran.

Millones de zimbabwenses ya no tienen acceso a una atención básica de su salud. Los centros que brindan estos servicios vienen en declive desde hace varios años, y la huelga que realizan los médicos desde hace tres semanas solamente ha empeorado la terrible situación.

El 21 de este mes, el gobierno anunció el despido de todos los profesionales en huelga, arguyendo no tener medios para satisfacer sus demandas salariales.

La situación ha obligado a muchas familias a tomar decisiones de vida o muerte con sus seres queridos.

En la sudoccidental ciudad de Bulawayo, los pacientes desesperados van al hospital solamente para que los atiendan practicantes de enfermeros. Los aparatos que antes salvaban vidas han dejado de funcionar, y las unidades de cuidados intensivos se han vaciado.
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La situación ha puesto de relieve la creciente desesperación de millones que con el paso de los años se han resignado a sucumbir a enfermedades tratables.

"Ya nadie va al hospital, y algunas familias que no pueden recibir una atención adecuada envían a sus parientes enfermos a morir en las áreas rurales", dijo Tabeth Gumpo, quien trabaja con un grupo de unas 20 mujeres que se desempeñan como cuidadoras en el hogar.

Hace pocos años, mientras el país comenzaba a hundirse en la crisis económica, la gente llevaba a sus familiares a las clínicas rurales, porque éstas no requerían un pago inicial y podían brindar fármacos que no estaban disponibles en las clínicas y hospitales urbanos.

Sin embargo, todo esto ha cambiado. Para los hogares rurales, el problema ha pasado ha ser más cómo reducir los gastos derivados del tratamiento médico que reciben sus familiares enfermos, y también cómo reducir los gastos de los funerales.

En las zonas rurales de Zimbabwe, las familias no tienen que comprar elementos como ataúdes y predios para las tumbas, como en las ciudades, dijo Simoso Macheke, una enfermera que se encuentra entre los muchos que se integraron a la huelga de los médicos.

"Los habitantes de las áreas urbanas saben que los funerales se han vuelto un asunto costoso, así que apenas ven que un familiar está muy enfermo y no pueden pagar los servicios de salud, simplemente los llevan a sus hogares rurales", dijo Macheke a IPS.

"Por supuesto que ésta no es manera de tratar a un ser humano, pero estos son los tiempos que vivimos", agregó.

Algunas organizaciones no gubernamentales que operan en las zonas rurales de la provincia de Matabeleland del Sur dijeron que aunque las familias cuidan a sus parientes enfermos, se ven limitadas en sus esfuerzos por la falta de profesionales capacitados que los asistan.

Esto se ha complicado por el hecho de que las clínicas están ubicadas muy lejos de las aldeas donde viven estos pacientes.

"La situación ha empeorado, dado que tampoco tenemos medicamentos. Y la lista de personas que buscan fármacos antirretrovirales (utilizados en el tratamiento del VIH/sida) sigue creciendo", dijo a IPS Gillian Sibanda, directora del Departamento de Salud de la Iglesia Católica en Bulawayo.

"Hay muy poco que puedan hacer estas familias más que ver morir a sus parientes", agregó.

La huelga de los médicos, a la que luego se unieron los enfermeros, se lleva a cabo pese a los compromisos asumidos por el gobierno de coalición durante su formación. Uno de sus desafíos inmediatos era garantizar la reconstrucción del sector de la salud, venido a menos a raíz de años de mal financiamiento.

Agencias como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se han comprometido a financiar parte de los salarios públicos para poder brindar servicios esenciales como los de la salud, pero todavía tienen que intervenir para evitar una crisis humanitaria. Los hospitales más grandes del país están notoriamente carentes de médicos.

Al faltar fondos de donantes, es probable que la reconstrucción del sector de la salud insuma mucho más tiempo, cobrando muchas vidas.

"A mi hermano le diagnosticaron turberculosis, y tiene que ir regularmente al hospital para recibir tratamiento. Pero hoy nadie lo miró, porque no hay médicos. Estos enfermeros jóvenes no tienen idea de lo que están haciendo", dijo a IPS Johanes Lubimbito.

Este hombre hizo estas declaraciones mientras llevaba a casa a su hermano, de 30 años y visiblemente debilitado, en una carretilla. Ambos venían del Hospital de Mpilo, donde su hermano no había recibido ningún tratamiento médico.

El de Mpilo es uno de los hospitales más grandes del país, y ha sido muy perjudicado por la huelga de médicos, que presionan por salarios de hasta 2.000 dólares.

"Buscamos que el gobierno pague salarios superiores a 1.000 dólares, y 500 dólares en complementos. Los actuales 170 dólares que están pagando son inadecuados y no incluyen complementos por guardias, así como tampoco para transporte y vivienda", dijo Brighton Chizhanje, presidente de la Asociación de Médicos de Hospitales de Zimbabwe.

Alrededor de 300 de los médicos que integran esa entidad se han unido a la huelga.

El estatal Consejo de Servicios de Salud dice no tener los medios financieros para satisfacer estos reclamos de los médicos y enfermeros. El viernes, el gobierno anunció el despido de todos los profesionales que participaban en el paro.

Estos malos salarios "obligaron a muchos de nosotros a abandonar el país", dijo Owen Hadzisa, un médico de 31 años ahora radicado en Sudáfrica, que hace poco regresó a Zimbabwe de vacaciones.

Las personas que brindan cuidados en el hogar se han convertido en la vanguardia de la actual crisis, en ausencia de profesionales capacitados.

Según Gumpo, que trabaja en el distrito de Tshabalala, uno de los más densamente poblados de Bulawayo, de unos 30 pacientes que había allí a principios del año, ahora quedan apenas 19. Los demás fallecieron.

"Podemos hacer muy poco, y dentro de nuestro grupo en el hogar algunos se quejan cada vez más de que no obtienen apoyo de profesionales de la salud que deberían estar orientándolos", dijo Gumpo a IPS.

La huelga se realiza en medio de advertencias de organizaciones humanitarias como Médicos Sin Fronteras, que se preparan para otro posible brote de cólera, con la inminente estación lluviosa en el país.

En agosto del año pasado, un brote de esta enfermedad dejó más de 4.000 muertos, en un momento en que la mayoría de los profesionales de la salud se habían ido de Zimbabwe en busca de trabajos mejor pagos.

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