Vietnam realizó grandes avances en materia de igualdad de género: existen leyes sobre violencia doméstica y discriminación y la tasa de alfabetización femenina es alta. Pero la gente sigue prefiriendo a los hijos varones.
"Si tienes varones, sus hijos llevarán el apellido de la familia", señaló Ngo Thi Thanh Nhan, de 32 años, mientras acunaba a su beba de menos de dos meses.
"La gente prefiere varones. Cuando las madres están embarazadas de niñas, abortan. Esa mentalidad debe cambiar", añadió.
Nhan observa a otras mujeres de la familia arrullar a su beba, Dang Nghi. "Prefiero niñas, pero mi esposo quería varones. Es igual, creo", señaló, añadiendo que no tendrá más hijos porque fue esterilizada.
La Ordenanza Demográfica, que limita la cantidad de hijos por familia a dos, fue restablecida en noviembre de 2008, tras haber sido derogada en 2003. La norma fue establecida por primera vez a mediados de los años 80 porque el gobierno temía que una explosión poblacional causara escasez de recursos.
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El índice de masculinidad de Vietnam ha crecido en los últimos años a ritmo constante, de un promedio de 105 varones cada 100 niñas en 1999, se pasó a uno de 110 cada 100 en 2006. En 2009 llegó a 112 cada 100.
Hay variaciones regionales. En las provinciales meridionales de la zona del río Mekong, el índice ronda el promedio natural, pero trepa a 120 varones cada 100 niñas en el noreste, igual que en China, donde se discute la norma que limita la cantidad de hijos por familia a uno.
"El índice de masculinidad es un indicador confiable del estatus de la mujer en términos de equidad de género", según un estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).
"Los valores del Confucionismo" que aprecian a los varones más que a las niñas y a los hombres más que a las mujeres explica, en parte, la situación.
Vietnam es una sociedad patrilineal, los varones deben hacerse cargo de sus padres ancianos. En cambio, las mujeres que se casan y se van, son consideradas "intrusas".
"La gente piensa que si no tienes un varón estás acabado. No tendrás felicidad ni suerte en la vida", dijo a IPS el médico Nguyen Dang Anh, investigador de la Academia de Ciencias Sociales de Vietnam.
Este país realizó importantes avances en materia de equidad de género en los últimos años, pero quedó rezagado en otras áreas, explicó Anh, quien participó en el estudio del Unfpa.
"Si analizas indicadores de equidad de género e inserción laboral, la situación es buena. Pero cuando observas el ámbito doméstico, el proceso de decisiones sigue siendo muy tradicional. No cambió nada", indicó.
El gobierno trata de cambiar el índice de masculinidad. Las autoridades confiscaron unos 30.000 libros y cerraron siete sitios de Internet a principios de julio que explicaban a las parejas cómo engendrar varones.
Los médicos pueden ser despedidos si revelan el sexo del feto, que está prohibido. Pero los profesionales emplean la creatividad para que los padres sepan si esperan una niña o un varón.
El aborto, que es legal en Vietnam desde los años 60, es una operación barata que se practica enseguida.
Este país comunista tiene uno de los mayores índices de aborto del mundo y se estima que una mujer se practicará al menos dos en su vida.
"Es lo más normal. Tengo amigas y esposas de amigos que se hicieron dos abortos", comentó un hombre que pidió reserva de su identidad.
El desequilibrio entre la cantidad de hombres y mujeres se explica porque el legal interrumpir el embarazo y por las ecografías, que permiten conocer el sexo del feto. La ONU relaciona el aumento del índice de masculinidad con los abortos selectivos.
La inequidad entre hombres y mujeres en Vietnam "puede aumentar la cantidad de comportamientos antisociales y terminar poniendo en riesgo la estabilidad y el orden de la sociedad", advirtió el Unfpa en un estudio de 2007.
Millones de vietnamitas tendrán dificultades para encontrar esposas, señaló el viceprimer ministro Nguyen Thien Nhan. Algunos especialistas temen que la situación derive en un aumento del tráfico de mujeres.
El gobierno ya tiene que lidiar con el problema de las mujeres que terminan en China y con redes que arreglan casamientos ilegales entre campesinas vietnamitas y extranjeros, en especial surcoreanos y taiwaneses.
No se necesitan nuevas leyes para promover la equidad de género, "ni nuevas políticas, sino aplicar mejor las que existen", sostuvo Ahn. "La gente entiende los problemas, pero no modifican su comportamiento".