El gobierno de Israel asegura que la capital de este país será por siempre la ciudad de Jerusalén unificada. Pero las diferencias saltan a la vista al cruzar el límite internacional que separa la zona de mayoría árabe de la israelí.
La mayor parte de Jerusalén occidental está cuidada y es mucho más opulenta que la oriental, que tiene las calles cubiertas de basura, llenas de baches y alimañas.
La alcaldía prometió mejorar las condiciones, pero no ha hecho nada, señaló la abogada Nisreen Alyan, de la Asociación de Derechos Civiles de Israel.
"Las calles se inundan de ratas de noche y de perros callejeros que merodean los residuos y asustan a niños y niñas de día", relató Alyan, quien a principios de este año publicó un informe sobre la situación Jerusalén oriental titulado "Vivir en la basura".
"En el barrio de Ras Jamis debieron esperar dos meses para que la municipalidad mandara veterinarios a encargarse de la jauría de perros callejeros, algunos con rabia", añadió.
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Veintidós por ciento del territorio de Jerusalén oriental fue pensado para edificaciones públicas y áreas verdes, 30 por ciento para zonas sin planificar y 35 por ciento para asentamientos israelíes, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios, de las Naciones Unidas.
A los palestinos les queda menos de 13 por ciento del territorio y la mayoría está edificado.
Desde que Israel anexó la porción oriental, "la municipalidad no construyó ninguna escuela, ni edificación pública ni centros de atención médica para los palestinos, según la organización de derechos humanos BTselem.
"Barrios palestinos enteros no tienen saneamiento ni pavimento. Casi 90 por ciento de las cañerías, los caminos y las aceras están en Jerusalén occidental", añadió
El Comité contra la Demolición de Viviendas de Israel reseñó en un estudio la discriminación de la alcaldía contra los palestinos en el periodo 2002-2009, aseguró Jeff Halper.
"Los palestinos constituyen 30 por ciento de la población de la ciudad, pero se les asigna sólo entre ocho y 11 por ciento del presupuesto", señala.
Jerusalén occidental tiene 34 piscinas y 1.000 parques públicos, mientras en el este hay 45 jardines. Además tienen 26 bibliotecas y 531 instalaciones deportivas, frente a dos y 33 del otro lado la línea divisoria.
La política estatal de limitar la presencia de palestinos se remonta a una norma de 1972 que pretende mantener la proporción poblacional de la ciudad en 70 por ciento de judíos y 30 por ciento de árabes, señaló Nathan Derejko, de la Coalición Cívica para la Defensa de los Derechos Palestinos en Jerusalén.
"El argumento de la alcaldía de que la situación es culpa de los palestinos porque al boicotear las elecciones municipales renunciaron a su derecho de opinar sobre la distribución del gasto no tiene asidero", señaló Derejko.
"En el marco del derecho internacional, Israel no tiene derecho a juzgar ni a implementar leyes israelíes ni a realizar elecciones en Jerusalén oriental", remarcó Aylan. "En tanto que potencia ocupante, el Estado judío es responsable de cubrir las necesidades sociales, de infraestructura y otras en los territorios" anexados.
El derecho internacional considera que Jerusalén oriental es un territorio ocupado que forma parte de Cisjordania. Tras la guerra árabe-israelí de 1967, el Estado judío anexó esa zona e implementó de forma sistemática un sistema para imponer la presencia judía.
Los palestinos reivindican a Jerusalén oriental como la capital de su futuro estado. Como la comunidad internacional no reconoce la soberanía israelí en esa zona, las embajadas están ubicadas en Tel Aviv.