FINANZAS: La madera sobrevive al gran incendio

La madera, cuya resistencia es notoria en el caso de la construcción, pierde esa cualidad ante el impacto de elementos de naturaleza social, como las crisis económicas, tal cual ocurrió con el derrumbe de los productos forestales en el mercado mundial. Pero aparecen señales de recuperación.

La recesión afectó a todas las variedades de producción forestal, incluidas las maderas tropicales que se extraen de los países en desarrollo, dijeron a IPS los autores del informe anual conjunto de la CEE-ONU y la FAO sobre la marcha de ese mercado.

Pero el descenso de la demanda ha sido tan abrupto que las perspectivas para el sector no son tan sombrías. Más bajo ya no puede caer, pronosticó un experto.

En extremo sensible a los golpes de fortuna de la industria de la construcción, la madera trepó hasta 2005 a niveles récord de consumo, producción y comercio, para iniciar luego, apenas asomaron los primeros signos de la actual crisis económica y financiera mundial, una caída pronunciada que se prolongó en el primer semestre de este año.

Todo comenzó con la acumulación de préstamos hipotecarios para la construcción de viviendas otorgados con ligereza en Estados Unidos y siguió con la creación de los famosos paquetes de derivados financieros insolventes, que arrastraron a grandes bancos, financieras y aseguradoras de ese país y Europa, en el primer acto de la crisis.

En 2005, en pleno auge, unas 2,2 millones de casas comenzaron a construirse en Estados Unidos. Los pronósticos adelantan que este año, ya con la crisis enseñoreada, las nuevas viviendas sumarán sólo 470.000 en ese país.

El fenómeno determinó un "descenso dramático" de la demanda de maderas aserradas en 2008 y los primeros meses de 2009 en los 56 países que integran la Comisión Económica para Europa de la Organización de las Naciones Unidas (CEE-ONU).

En consecuencia, la producción total disminuyó casi 19 por ciento en América del Norte, más de ocho por ciento en Europa, mientras que las exportaciones de Rusia se contrajeron en 11 por ciento.

Los efectos de la crisis han sido semejantes en los países tropicales porque la demanda de maderas de ese origen proviene básicamente del hemisferio norte, dijo Ed Pepke, experto de la CEE-ONU en comercialización de productos forestales y uno de los autores del informe.

Cuando hay una crisis en Europa y en América del Norte, la demanda de maderas tropicales se reduce. No importa si las exportaciones de ese tipo de maderas se encaminan primero hacia China, donde son procesadas y embarcadas nuevamente a los únicos mercados posibles, en el hemisferio norte.

China pareció mantenerse ajena a la crisis del sector, pues en 2008 el producto en ese rubro aumentó 28 por ciento, favorecido por los planes gubernamentales de estímulo de la demanda interna.

Sin embargo, China es también un gran exportador de manufacturas de la madera. En 1998, ese sector registró un superávit de 8.700 millones de dólares, aunque el volumen de las exportaciones se redujo en 14,2 por ciento a causa de la contracción de la economía mundial y en particular por los alcances más marcados de esa tendencia en las importaciones de Estados Unidos.

En esas condiciones, los proveedores internacionales de maderas tropicales sufren de manera considerable los efectos de la crisis, insistió Pepke.

Es lo que ocurre por ejemplo en América del Sur, donde los mercados se han desarrollado aceleradamente para abastecer a la industria de la vivienda en Estados Unidos.

Los productores sudamericanos suministran no sólo la madera para las estructuras de los edificios, sino también los paneles estructurales y decorativos como igualmente molduras, puertas ventanas y toda clase de partes para una casa.

Pero cuando se desató la crisis, la primera reacción es cortar los abastecimientos de los proveedores extranjeros. De esa manera, la crisis ha golpeado con mucha fuerza a los productores de maderas tropicales y también a los de maderas de regiones templadas de América del Sur, como es el caso de Chile, dijo Pepke.

La CEE-ONU carece de estadísticas aceptables sobre las maderas tropicales y su comercio. Sin embargo, Pepke estimó que las pérdidas que hasta ahora los productores han sufrido por efecto de la crisis oscilan entre 20 y 30 por ciento de sus exportaciones.

En síntesis, la depresión económica internacional afecta severamente a los productores de maderas tropicales de América del Sur y América Central, puntualizó.

África se dedica prácticamente a los productos no terminados y a los no semi-terminados y su oferta se reduce en lo esencial a rollos de madera. Por ese motivo los productores africanos no van a ser duramente sacudidos por la crisis.

En contraste, los sudamericanos fueron más listos y se prepararon para producir manufacturas de madera con valor añadido, como las molduras y otras maderas de carpintería, exportando productos más preciados en lugar de los simples rollos, observó el experto.

Las maderas tropicales más estimadas se exportan para muebles y pisos. En particular estos últimos representan un gran mercado. Sin embargo, ese rubro también sintió la crisis y por primera vez en casi 20 años cayó su producción en Europa.

Pepke estimó, empero, que en el futuro de las maderas tropicales se divisa una recuperación sólo porque las ventas han caído a niveles muy bajos. Y esa depresión no ha sido causada solamente por la crisis económica mundial. También influyen las preocupaciones de los consumidores por la deforestación que se relaciona casi inconscientemente con la tala de bosques tropicales.

A los consumidores hay que darles seguridades de que la compra de madera tropical no implica deforestación. Esa tarea corresponde a los productores de maderas tropicales, a las asociaciones de comerciantes y a los mismos importadores, dijo el experto.

Muchísimos consumidores aman la madera tropical. Es hermosa. Pero si ellos no relacionan la sustentabilidad ambiental con ese tipo de producto, a través por ejemplo de un sistema de certificación que atestigüe su origen de un bosque manejado de manera sustentable, los compradores entrarán en sospechas y llegarán a pensar inclusive que es una madera ilegal, completó Pepke.

El informe fue elaborado en conjunto por la CEE y el Fondo para la Agricultura y la Alimentación (FAO), otra agencia de la ONU.

Los países miembros de la CEE pertenecen a las regiones de América del Norte, Europa occidental y oriental, y la Comunidad de Estados Independientes (CEI), integrada por las naciones que formaron parte de la hoy desaparecida Unión Soviética.

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