Poner a las personas como centro del desarrollo, no la economía, coordinando y focalizando diferentes iniciativas según los intereses de la propia población, es el objetivo del programa Apoyo a Redes Territoriales (ART), que en Uruguay crece año tras año.
Planes de limpieza urbana, fomento de huertas comunitarias, apoyo al carnaval y a otras manifestaciones artísticas, apuntalamiento de centros culturales y del turismo, capacitación para la producción y comercialización apícola, creación escuelas para fabricar ladrillos, respaldo a la producción lechera y a la pesca artesanal, talleres de costura, etcétera.
Todas estas iniciativas, antes fruto de impulsos aislados y fragmentados, son ahora coordinadas en todo el territorio uruguayo a través de la red del programa ART, integrando al gobierno nacional, los departamentos, las autoridades locales, la sociedad civil y privados, y apoyadas con fondos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y otras agencias de cooperación.
Esta nueva orientación es una respuesta «al fracaso de las políticas de corte neoliberal y a ese enfoque de cooperación» que caracterizó a los años 90 y que no ponía como centro al hombre, explicó a IPS el referente local de ART en el norteño departamento de Rivera, Washington Núñez. Esta visión concibe al desarrollo «desde un punto de vista integral», subrayó.
Por eso hace énfasis, no sólo en la financiación, sino en el esfuerzo de integrar a todos los sectores para definir los ejes de la cooperación y en la instalación de capacidades locales, para que sean las propias redes de cada departamento que lleven adelante los proyectos, indicó.
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El Programa de Desarrollo Local ART nació tras una serie de acuerdos en 2005, y comenzó a funcionar efectivamente en 2007 con la movilización de recursos.
A partir de entonces se crearon los grupos de trabajo en los respectivos departamentos y la red fue creciendo en forma exponencial, destacó en conversación con IPS el coordinador residente de la Organización de las Naciones Unidas y representante del PNUD en Uruguay, Pablo Mandeville, quien el 7 de este mes presentó un balance de la iniciativa ante el Congreso de Intendentes (alcaldes).
Los fondos movilizados por el programa ART han ido creciendo en forma sostenida, pasando de 144.000 en 2006 a 462.450 en 2007 y a 1,1 millones en 2008. Se calcula que este año llegarán a 2,5 millones.
El proyecto actúa en acuerdo con el gobierno de Tabaré Vázquez, con las autoridades departamentales y con otras entidades internacionales, como el PNUD, el Fondo de las Naciones Unidas para la Mujer, el Fondo de Población de las Naciones Unidas, la Organización Internacional del Trabajo y la Agencia Española de Cooperación Internacional, entre otras.
[pullquote]1[/pullquote]La iniciativa, que afirma promover un «nuevo multilateralismo» al facilitar la cooperación entre múltiples actores en el mismo territorio, incluye planes de desarrollo local financiados desde distintas fuentes, como ser fondos no reembolsables del PNUD, recursos de los gobiernos, aportes de donantes bilaterales o dinero proveniente de la cooperación descentralizada.
Ahora está presente en los 19 departamentos uruguayos, y existen 49 proyectos en marcha.
En cada departamento se forma un grupo de trabajo, integrado por representantes de todos los sectores, un espacio público no estatal que sirve para definir las principales necesidades de desarrollo en la región.
Por ejemplo, en Rivera, se definieron los cuatro puntos sobre los cuales se enfocarían las acciones: la gran industria, el sector forestal maderero, el turístico y comercial y la cuestión de la lucha contra pobreza y en pos de la igualdad, dijo Núñez a IPS.
Mientras, el referente local «es la persona de enlace, que convoca a actores locales y promueve espacios de articulación y debate, les asiste y acompaña en la identificación de líneas estrategias de desarrollo, necesidades de capacitación y fortalecimiento grupal, elaboración de proyectos, entre otras actividades, y fundamentalmente en la construcción de espacios que generen confianzas entre los actores», explicó a IPS la referente para la zona este de Montevideo, Vicenta Camusso.
Las iniciativas apoyadas por el programa ART tienden a alcanzar los ocho Objetivos de Desarrollo para el Milenio, acordados por los gobiernos en 2000 en la ONU. Entre las principales metas están garantizar para 2015 la educación universal de niños y niñas, y reducir a la mitad, respecto de 1990, la población de pobres, de hambrientos y sin acceso a agua potable ni medios para costearla.
Otros objetivos son promover la igualdad de género, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH/sida, la malaria y otras enfermedades, y garantizar la sostenibilidad ambiental.
La posibilidad de los propios actores de decidir en el programa ART el destino y la marcha de las iniciativas genera entusiasmo. Es la propia gente la que se acerca y expresa sus inquietudes a través de los grupos de trabajo, de manera que los planes de desarrollo reflejan claramente sus necesidades.
«La aceptación y el compromiso son significativos, tanto de las instituciones que son miembros activos como de la comunidad local en general que identifica y apoya los emprendimientos. Los proyectos vienen generando el impacto deseado», dijo a IPS el referente local en el norteño departamento de Salto, Diego García da Rosa.
BUEN AMBIENTE
En su presentación ante el Congreso de Intendentes, Mandeville también detalló los lineamientos del proyecto «Desarrollo local resiliente (capacidad de sobreponerse) al cambio climático y de bajas emisiones de carbono en la región metropolitana de Uruguay».
Se trata de un plan piloto de acciones de mitigación de los efectos del recalentamiento planetario organizado en el marco de la red ART, y que será presentado a nivel mundial en la próxima reunión internacional sobre cambio climático en Copenhague, en diciembre.
Según señalaron los expertos del PNUD a los jefes de gobiernos locales, el cambio climático es responsable de 300.000 muertes por año en el mundo, a lo cual se le suma el aumento de las enfermedades por la contaminación y el colapso de las pesquerías globales y locales que sufrieron una reducción de 90 por ciento de los peces de gran tamaño.
Varias iniciativas en el marco del proyecto ART están enfocadas a esta problemática.
En Salto, por ejemplo, «el grupo de trabajo local ha decidido que el ambiente y fundamentalmente la preocupación por el cambio climático y sus impactos sobre el recurso agua sea un eje que atraviese todas las actividades», indicó García da Rosa.
«Por eso hemos presentado un proyecto que implica, a través del fortalecimiento de organizaciones locales de cinco localidades del interior, un serie de capacitaciones a distancia y utilización de nuevas tecnologías de aprendizaje en manejo de campo natural y conservación de la biodiversidad», explicó.
«A su vez implementa una campaña de sensibilización en el mismo tema y la realización de dos pruebas pilotos de bancos de forrajes de manejo colectivo para la mitigación de los efectos del cambio climático», detalló.
García da Rosa destacó que «estas acciones son de alta prioridad, dado que estamos frente a uno de los territorios más vulnerables del país a esos procesos, y que presenta una perdida significativa de biodiversidad y déficit hídricos preocupantes».