Matheus Souza tenía sólo 19 años cuando dirigió el largometraje «Apenas o fim» (Solamente el final), que hace dos meses recoge aplausos fervorosos, en particular de los jóvenes, en un circuito limitado de exhibición en salas especiales de las grandes ciudades de Brasil.
Es un trabajo curricular, bien realizado por estudiantes de cine de la Universidad Católica de Río de Janeiro, y eso explica buena parte de la excelente comunicación con la juventud. Otra hazaña es haberlo producido con el equivalente a sólo 4.000 dólares en una época de producciones millonarias que rechazan a cineastas principiantes.
El dinero utilizado se recaudó en una rifa cuyo premio era una botella de whisky. Pero en realidad el filme sólo fue posible porque actores profesionales y técnicos trabajaron voluntariamente y la Universidad prestó los equipos, exigiendo que las tomas se hicieran todas en el campus. Filmar en cámara digital también abarató todo.
"Apenas o fim" fue elegido la mejor película por votación popular en los festivales de Río de Janeiro y São Paulo el año pasado. Como obra de jóvenes para jóvenes, ganó harta publicidad por Internet, blogs y redes de comunicación.
La historia es sencilla. Una joven va a la universidad a despedirse de su enamorado, anunciándole una "fuga de la vida" para un lugar que no informará para no ser buscada. Ofrece un último encuentro de una hora que puede ser de sexo o conversación. Tom, el compañero, elige el diálogo, el cual consistirá casi todo el filme.
Son 80 minutos de conversación en que los jóvenes, ambos estudiantes de cine, recorriendo instalaciones, escaleras, patios y jardines de la universidad, con escenas intercaladas con otros diálogos del pasado, en que los dos, casi siempre en la cama y filmados desde arriba, se van descubriendo mutuamente y afectivamente.
No hay razones concretas para la separación, que parece más un pretexto para los diálogos que revelan mucho de la cultura pop de los jóvenes que crecieron en los años 90. Se trata de una comedia romántica, con mucho humor, comentarios irónicos o burlones, principalmente de parte de Tom, el cineasta en formación en vías de ser abandonado.
Son abundantes las referencias a los juegos electrónicos, como Mario Bros. y Tamagochis, a cantantes como la estadounidense Britney Spears, recursos de Internet, redes de comida rápida y a muchos cineastas y filmes actuales como "Transformers", basado en juguetes robóticas y dirigido por el estadounidense Michal Bay, y antiguos como el sueco Ingmar Bergman.
Un balance de la relación afectiva, momentos de cariño, gustos, rechazos, sueños, ídolos e incomprensiones llenan el largo diálogo, a veces incomprensible para personas de otras generaciones.
La naturalidad de los actores, Gregorio Duvivier, como Antonio o "Tom", y Erika Mader, que interpreta a Adriana, contribuye mucho a la identificación lograda con los jóvenes recién salidos de la adolescencia. Pese a su edad, son actores con alguna experiencia en teatro, televisión y cine. Además de Tom y Adriana, sólo hay otros cinco personajes en escenas rápidas.
La producción involucró a 25 alumnos de la Pontificia Universidad Católica (PUC), la mayoría estudiantes de cine. Un factor positivo fue haber logrado la adhesión de una productora experimentada, como es Marisa Leão, que tiene en su haber varios filmes de éxito comercial.
Pero "Apenas o fim" destaca principalmente por la creatividad y el talento de Matheus Souza, como el autor a sus 19 años, guionista y director en su primera incursión cinematográfica, sin haberse entrenado en videos y cortometrajes y sin haber aún concluido en curso de cine en la PUC.
Su admiración por el director y actor estadounidense Woody Allen queda evidente en la estructura del filme y en los diálogos. Pero es también comparado a un veterano cineasta y autor teatral brasileño, Domingos de Oliveira, por su opción temática, las relaciones humanas, en lugar de las tragedias sociales que acaparan las atenciones de buena parte de los realizadores nacionales.
Genial para algunos, por la precocidad y por usar un lenguaje directo para los jóvenes, Souza reafirma una alternativa que surge en distintos sectores del mundo del espectáculo, que son las obras de bajo presupuesto, hechas viables por las nuevas tecnologías y el ascenso de nuevos actores que conquistan su derecho de expresión.
Aficionado del cine desde niño, fan confeso de Allen, el italiano Federico Fellini, el francés François Truffaut y de muchos cineastas contemporáneos, no se puede identificar su vocación en su primer filme.
"Apenas o fim" fue el producto de las limitaciones materiales, que lo llevaron a escoger una historia de pocos personajes y mucho diálogo, en tiempo corto y espacio concentrado.
Resultó una obra que, pese a los defectos, ya es considerada la voz de la generación de los años 90 y uno de los escasos filmes brasileños dirigidos básicamente a la adolescencia y post adolescencia, una carencia ahora admitida en el cine nacional.