Gobernantes de las naciones insulares del océano Pacífico, reunidos desde este miércoles al viernes en la nororiental ciudad australiana de Cairns, presionarán a las autoridades de Australia y Nueva Zelanda para que reduzcan de forma drástica sus emisiones de gases invernadero.
En el marco del Foro de Naciones Insulares del Pacífico, los jefes de gobierno presionarán a Australia y a Nueva Zelanda a tomar medidas concretas para contener el cambio climático y no sólo para adaptarse a sus consecuencias.
"Para nosotros, el cambio climático es una realidad. Hemos sufrido intensos oleajes como nunca antes", dijo a IPS Pelenise Alofa Pilitati, líder comunitaria de Kiribati.
"Las olas enormes y la elevación del nivel del mar dejarán a nuestro territorio bajo agua. No queremos ser refugiados ambientales", apuntó.
El cambio climático puede crear ocho millones de refugiados de las islas del Pacífico, además de 75 millones en la región de Asia Pacífico, en los próximos 40 años, según un informe divulgado por Oxfam Australia a fines de julio.
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"Para países como Kiribati, Tuvalu, Tokelau, Islas Marshall, Fiyi, Papúa Nueva Guinea, Vanuatu y Micronesia, el cambio climático no es un fenómeno futuro, ya lo están viviendo", subraya el documento.
Oxfam investigó la cantidad de personas que sufren inundaciones y tormentas frecuentes, que pierden sus tierras y deben abandonar sus hogares, que padecen mayor escasez de agua y alimentos y que se enferman más de paludismo y dengue.
"Primero fuimos refugiados a causa de las guerras mundiales y luego por la extracción de fosfato. El cambio climático no puede volver a desplazarnos", señaló Pilitati, cuya familia es originaria de la isla kiribatiana de Banaba.
"Si volvemos a quedarnos sin hogar, perderemos nuestra identidad y nuestra cultura. Es inaceptable", protestó.
Kiribati está formado por 33 atolones donde habitan unas 93.000 personas. La mayor parte de su territorio, uno de los que corre mayor peligro en la región, está a menos de cuatro metros por encima del nivel del mar.
"Es difícil para los jóvenes. El sur del océano Pacífico siempre tuvo mucha emigración por diversas razones, pero la gente tenía esperanzas de regresar", indicó Agrees Marstella Jacks, ex fiscal general de Micronesia.
"Ahora se enfrentan a la posibilidad de no volver nunca más. Nos convertiremos en un pueblo desplazado y desposeído", subrayó.
A menos que los países industrializados adopten medidas urgentes para contener sus emisiones de gases invernadero, algunas de las naciones insulares del Pacífico corren peligro de volverse realmente inhabitables, según el informe de Oxfam.
La organización instó a Australia, uno de los mayores contaminantes del mundo, y a Nueva Zelanda a reducir sus emisiones en 40 por ciento para 2020 y en 95 por ciento para 2050. También urgió a ambos países a prestar asistencia financiera a los estados insulares para que puedan adaptarse al cambio climático.
Australia se comprometió a reducir sus emisiones de gases invernadero en cinco por ciento para 2020, que puede aumentar a 25 por ciento de lograrse un acuerdo internacional en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático, que se realizará en Copenhague en diciembre.
Por su experiencia en numerosas negociaciones internacionales de alto nivel, Jacks sabe que los países pequeños están a merced de las intimidaciones y sobornos de sus vecinos más grandes.
"Se acabó el tiempo para hablar. El último estudio del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) pronosticó que los países de territorios más bajos, como Tuvalu, tienen menos de 30 años antes de volverse inhabitables", recordó.
"Hay consenso respecto de que eso está basado sobre datos viejos y relativamente conservadores, así que usted se da cuenta de la enorme urgencia para las poblaciones" de las islas del Pacífico, apuntó Jacks, especializada en derecho marítimo y quien ha luchado contra la sobreexplotación de los recursos.
Tuvalu está comprendida por cuatro islas coralinas y cinco atolones. Es el cuarto país más pequeño del mundo con 26 kilómetros cuadrados y 12.000 habitantes.
Con la mayor parte del territorio a menos de un metro sobre el nivel del mar y los puntos más altos a unos cinco metros, Tuvalu es extremadamente vulnerable a cualquier elevación de las aguas y a la ocurrencia de episodios climáticos fuertes.
Además puede haber una "ola gigantesca", capaz de elevar el nivel del mar mucho más que las grandes conocidas y de sumergir a la nación entera.
"Nos resulta intolerable convertirnos en refugiados ambientales. Nuestra masa terrestre disminuye por la erosión costera, desaparecen los islotes y menguan cangrejos, peces y cocos de los que vive la gente", dijo a IPS el reverendo Tafue Lusama, presidente de la Red de Acción Climática de Tuvalu.
El cambio climático "tiene consecuencias sobre nuestro modo de vida y nuestra economía", subrayó.
"Casi no hay agua dulce potable. La salada penetra las capas subterráneas y tenemos que depender de la lluvia. Pero este año la sequía se prolongó", añadió Lusama, originario de Nukulaelae, la más pequeña de las islas de Tuvalu, aunque ahora reside en Funafuti, donde está la capital.
Lusama aspira a que el acuerdo que surja de la conferencia de Copenhague sea coherente y realista. Tuvalu será el primer país sin emisiones de gases invernadero, pues se comprometió a cubrir toda su demanda energética con fuentes renovables para 2020.
El estudio de Oxfam relata las medidas de adaptación al cambio climático que están tomando los habitantes de las islas del Pacífico.
Los fiyianos, por ejemplo, procuran que sus aldeas sean menos vulnerables al cambio climático, realizan pruebas con variedades alimentarias resistentes a la sal, plantan manglares y césped nativo para detener la erosión costera.
Además tratan de evitar que el agua dulce se contamine con la salada y alejan a las comunidades de la franja costera más vulnerable. FIN/IPS/traen-vf/nb/mjs/ap en kp pr mi fe/09)