En 1875, varias familias de la nororiental región italiana del Véneto emigraron a Brasil, huyendo de las penurias económicas y del hambre. Desembarcaron en Porto Alegre y atravesaron 100 kilómetros hacia las colinas de Serra Gaúcha, 800 metros por encima del nivel del mar.
A cada familia de pioneros se le entregó, gratuitamente, entre 25 y 50 hectáreas de una zona del meridional estado de Rio Grande do Sul a la que el emperador Dom Pedro II (1831-1889) designó como Dona Isabel, en honor a su hija.
Esta política imperial, que se adoptó luego de la abolición de la esclavitud en 1871, tuvo como fin poblar la tierra y volverla productiva.
En la economía de Rio Grande do Sul ya había cambios importantes en marcha. Pronto hubo trenes que conectaron las zonas rurales con Porto Alegre, la capital estadual y el puerto principal. Eso, junto con la introducción de los barcos a vapor, supuso un transporte más rápido y más barato que impulsó las exportaciones.
Entre 1872 y 1890 Rio Grande do Sul duplicó su población, que pasó de 434.813 habitantes a 897.455, según registros del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística.
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Esto se debió, en parte, a la inmigración. Alrededor de 60.000 inmigrantes, principalmente italianos, se instalaron en la región de Serra Gaúcha en ese periodo, y continuaron llegando en grandes cantidades en las décadas siguientes.
Se estima que los descendientes de italianos constituyen 25 millones de los 190 millones de habitantes de Brasil. En el sur del país representan alrededor de 35 por ciento de la población.
Los inmigrantes trajeron consigo sus vides, que les recordaban los paisajes que habían dejado atrás en el Véneto. Crearon sus viñedos y cultivaron maíz, trigo, frutas y verduras, modificando aquel territorio originalmente escarpado.
Las cimas de las colinas y las más empinadas laderas de esta región, donde los inviernos pueden ser duros, siguen revestidas con los bosques originales.
Bento Gonçalves, como se llamó luego Dona Isabel, es ahora una próspera ciudad de 100.000 habitantes, a 650 metros sobre el nivel del mar. Allí, monumentos, museos y espectáculos celebran la saga de los primeros inmigrantes italianos a la región, cuya cultura se expresa en alimentos, artesanías, danzas, canciones, festivales y, especialmente, el vino.
En la región de Serra Gaúcha se encuentran 90 por ciento de las bodegas de Brasil. Por la calidad de sus productos, Bento Gonçalves es la reconocida capital vinícola del área.
Cinco generaciones más tarde, pocos descendientes de los primeros inmigrantes italianos todavía hablan su idioma del Véneto. Pero sus tradiciones culturales, el atractivo paisaje y el clima de este país predominantemente tropical constituyen un gran imán para los turistas.
"Yo nací en Bento Gonçalves, pero conocí realmente la ciudad cuando empecé a trabajar en un hotel. Aquí el turismo va en aumento, porque es una región con temperaturas diferentes de las de otros lugares de Brasil, y porque los conocedores vienen para apreciar los vinos", dijo a IPS Letícia da Silva.
Nandri Strassburger, del sureño estado de Paraná, tiene una maestría en turismo y trabaja en esta industria desde hace seis años. "Las empresas privadas están invirtiendo en mejores instalaciones para recibir a los turistas con servicios de mejor calidad, y el estado y los gobiernos locales contribuyen mediante reformas en la infraestructura de la ciudad", dijo a IPS.
Las autoridades han desarrollado rutas turísticas, como el Vale do Rio das Antas, Vale dos Vinhedos y el Caminho de Pedras, donde se pueden explorar establecimientos rurales de 120 años de antigüedad hechos de basalto extraído del lugar, además de probar los vinos.
Naryane Dias, del sudoccidental estado de Mato Grosso do Sul, realiza una práctica estudiantil en un gran hotel como etapa final para diplomarse en turismo.
"El mercado turístico se ha vuelto más dinámico, y esto crea una demanda de agilidad, practicidad y compromiso de los hoteles para con sus clientes, lo que fomenta la lealtad" de los visitantes, explicó a IPS.
Aline Cardoso, que trabaja en la industria turística desde hace cinco años, dijo a IPS que "la temporada alta es junio y julio (que coincide con el invierno austral) y durante acontecimientos como los congresos".
"La mayoría de los visitantes llegan de los estados de Rio Grande do Sul y Sao Paulo. Los extranjeros vienen de varios países de Europa, pero son la minoría", agregó.
Entre los estados de Brasil, Rio Grande do Sul ocupa el cuarto lugar del Índice de Desarrollo Humano elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
"Bento Gonçalves tiene un bajo desempleo. Las principales industrias son la elaboración de muebles, la de vinos y el turismo", dijo Cardoso, oriunda de Farroupilha, en Rio Grande do Sul.
Los 332 fabricantes de muebles en Bento Gonçalves producen 40 por ciento de los que se hacen en el estado de Rio Grande do Sul, equivalente a ocho por ciento de la producción nacional de estos objetos, según un artículo publicado en la revista comercial ConstruArte.
Según estadísticas municipales de 2007, la fabricación de muebles contribuye con 70,5 por ciento del sector industrial de Bento Gonçalves, la metalurgia con 13,6 por ciento y la elaboración de vinos con 13 por ciento. Otros sectores, como la vestimenta y los alimentos, aportan, individualmente, menos de uno por ciento.
Incluso en tiempos de crisis económica, Bento Gonçalves no carece de recursos, dado que alberga al mayor centro de exhibiciones de América Latina: FundaParque Expo, donde se realizan importantes ferias internacionales.
Entre los acontecimientos realizados en Bento Gonçalves en lo que va de este año figuran el festival nacional de vinos Fenavinho y ExpoBento, una muestra y venta de moda, alimentos, vinos, motocicletas y automóviles.