África, con 53 países y alrededor de 1.000 millones de habitantes, se convirtió en la mayor zona del mundo sin armas atómicas, lo que tiene un valor agregado por ser una de las regiones que produce más uranio.
La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) y la Unión Africana (UA) anunciaron a mediados de este mes la entrada en vigor del Tratado de Zona Libre de Armas Nucleares (ZLAN) en África.
El hecho ocurrió tras la ratificación de Burundi el 15 julio, cuando se convirtió en el país número 28 en confirmar el convenio. Argelia y Burkina Faso fueron los primeros signatarios en 1998, dos años después de abierto a la firma.
La entrada en vigor del tratado coincide con varias denuncias de explotación de minas de uranio por corporaciones europeas y otras con respaldo de China. Ahora el continente fue oficialmente declarado zona libre de armas nucleares.
El convenio obliga a los signatarios a concluir acuerdos generales de salvaguarda con la AIEA, similares a los exigidos por el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TPN).
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También exige "aplicar los más altos estándares de seguridad y de protección física al material, las edificaciones y los equipos nucleares a fin de evitar robos y usos no autorizados, además de prohibir todo ataque a las instalaciones dentro de la ZLAN".
El tratado fue redactado en la ciudad sudafricana de Johannesburgo y en el centro nuclear de Pelindaba en junio de 1995 y abierto a la firma en El Cairo el 11 de abril del año siguiente.
También se lo conoce como Tratado de Pelindaba, por el complejo ubicado cerca de la represa de Hartbeespoort, al oeste de Pretoria, uno de los principales centros de investigación de la Corporación de Energía Nuclear de Sudáfrica y donde se concibió, construyó y almacenó la primera bomba atómica en los años 70.
"La ZLAN africana, similar a otras zonas como América Latina y el Caribe, Asia sudoriental, el Pacífico sur y Asia central, es una importante medida que da confianza y seguridad y contribuye a nuestros esfuerzos para alcanzar un mundo sin armas atómicas", señaló el director general saliente de la AIEA, Mohammad ElBaradei.
La agencia aplaude el respaldo que el tratado da al "uso del conocimiento y la tecnología nuclear con fines pacíficos y confía en que contribuirá al desarrollo social y económico del continente africano", añadió.
El proceso para que África sea una ZLAN comenzó en la reunión de 1964 entre jefes de Estado y de gobierno de la hoy disuelta Organización de Unidad Africana, realizada en El Cairo.
Los gobernantes se mostraron dispuestos a "comprometerse mediante un acuerdo internacional, bajo los auspicios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a no fabricar ni adquirir armas nucleares".
Fundamentaron su posición en la resolución de la Asamblea General de la ONU del 11 de diciembre de 1975, que consideró a las "ZLAN uno de los mecanismos más efectivos para evitar la proliferación, horizontal y vertical, de armas nucleares".
Los países africanos concordaron en "la necesidad de tomar las medidas necesarias para alcanzar el objetivo de tener un mundo libre de armas nucleares y en la obligación de todos los estados a contribuir a ese fin".
"La ZLAN africana es un paso muy importante para fortalecer el régimen de no proliferación, promover la cooperación para usar la energía nuclear con fines pacíficos y completar el desarme y mejorar la seguridad regional e internacional", reza la declaración conjunta.
También añade que permite "proteger a los países africanos de posibles ataques atómicos sobre sus territorios" y mantener al continente "libre de desechos radioactivos", pues el tratado obligado a los miembros a no descartar material nuclear.
Pero los gobernantes también defendieron el artículo 4 del TPN que reconoce "el derecho inalienable de todos los estados partes a investigar en la producción y el uso de la energía nuclear con fines pacíficos sin discriminación".
Los representantes africanos acordaron promover la cooperación regional para desarrollar aplicaciones prácticas de la energía atómica.
Este continente tiene las minas más ricas de uranio. Muchos países industrializados necesitan el metal africano. Francia depende totalmente de la explotación de Níger para hacer funcionar sus 58 centrales atómicas.
Los otros productores son Argelia, Botswana, Gabón, Gambia, Guinea, Malawi, Mali, Marruecos, Namibia, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Tanzania y Zambia.
Además de Asia sudoriental, África es uno de los mayores vertederos de residuos tóxicos nucleares y radioactivos. Somalia ostenta el peor lugar al respecto.
También se creó otra ZLAN en Asia central el 21 de marzo de este año. Cinco países suscribieron el tratado: Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán.
Es el primer convenio suscrito por las repúblicas que integraron la hoy disuelta Unión Soviética y la primera ZLAN creada en el hemisferio norte. Los cinco países tuvieron infraestructura militar soviética y ahora tienen problemas de contaminación a raíz de la producción y los ensayos de armas nucleares.
Al igual que el tratado africano, el de Asia central prohíbe el desarrollo, la fabricación, el almacenamiento, la adquisición o la posesión de todo artefacto explosivo nuclear dentro de la zona libre de armas atómicas.
Otros convenios similares existen en América del Sur, el tratado de Tlatelolco, en el Pacífico sur, el de Rarotonga, en Asia sudoriental, el de Bangkok, y en la Antártida, el Antártico.
(*Este artículo forma parte de un proyecto entre IPS y Soka Gakkai International (SGI) sobre la abolición de armas nucleares. El periodista es corresponsal del servicio de IDN InDepthNews)