Cada vez más mujeres investigan en el área de desarrollo sostenible en África, pese a que el continente no tiene condiciones para fomentar innovaciones técnicas ni científicas.
El crecimiento económico y el desarrollo dependen de la capacidad que tenga un país para adquirir y usar nueva tecnología, según la ex ministra de Investigación Científica de Senegal, Marie Louise Correa.
África tiene relativamente pocos ingenieros, técnicos e investigadores, se lamentó Correa, pero aclaró que las mujeres no son discriminadas en el sector.
"Trabajamos en perfecta armonía con nuestros colegas varones. Ser mujer no nos perturba en el ejercicio de nuestras funciones", remarcó.
En los años 90, había sólo 15 mujeres en la Universidad Jeque Anta Diop, de Dakar, ahora son más de 40, recalcó en una conferencia sobre el conocimiento al servicio del desarrollo, organizada en mayo por la red continental Knowledge Management Africa (Manejo del Conocimiento en África).
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"África está muy rezagada en materia de investigación científica, sin embargo el aporte femenino en ese campo influye mucho sobre el desarrollo del continente. Es importante destacar el aporte de las investigadoras de la Universidad Jeque Anta Diop", subrayó.
MÁS INVESTIGADORAS
El mayor problema de África es el intercambio y la transferencia de conocimiento, sostuvo Yacine Touré, asesora del Instituto de Tecnología Alimentaria de Senegal (ITA, por sus siglas en francés).
"Para empezar, las mujeres tienen menos estudios que los hombres. En Senegal, menos de 50 por ciento están escolarizadas y muchas abandonan en primaria o secundaria", remarcó.
"No es por falta de capacidad que hay desigualdades entre hombres y mujeres, sino por cuestiones socioculturales. Hay que cambiar el comportamiento de los padres para que dejen que sus hijas prosigan sus estudios terciarios en vez de casarlas jóvenes", apuntó.
"En ITA hay más de 80 técnicos y científicos, entre los que sólo hay 35 mujeres, incluidas seis investigadoras", se lamentó.
Senegal tiene un programa de apoyo a las jóvenes que optan por carreras científicas. El gobierno beca a las que terminan la enseñanza secundaria para que puedan estudiar en los distintos centros de investigación estatales como el ITA o la Academia Nacional de Ciencia y Tecnología.
Tendrían que haber programas similares en el resto de África para promover la investigación en proyectos de desarrollo sostenible, indicó Touré.
FUERA DE LA UNIVERSIDAD
El conocimiento no es exclusivo de las universidades e instituciones terciarias, arguyó Alhadji Wareme, de Burkina Faso, también se encuentra en prácticas tradicionales.
Organizaciones femeninas lograron buenos resultados en ese país con la producción de manteca de karité, una grasa vegetal extraída del fruto de ese árbol, típico de los países de África central.
"Es una de las grandes oportunidades en términos de innovación y generación de ingresos en el medio rural y urbano, que logró convertirse en una fuente de ingresos para las mujeres de las organizaciones que lo promovieron y de divisas para el país gracias a la demanda creciente", dijo a IPS.
La iniciativa prosperó sobre la base de conocimientos tradicionales. En Burkina Faso, las mujeres siempre elaboraron manteca a partir de la nuez del karité.
Con ayuda del Centro de Investigación para el Desarrollo Internacional, las especialistas pudieron mejorar las técnicas de producción. Primero protegieron los árboles con abonos y otros tratamientos y luego aceleraron el proceso de extracción mediante prensas mecánicas, explicó Wareme.
"Las investigadoras combinaron conocimientos tradicionales con técnicas modernas y lograron hacer algo bueno. Ahora se necesita un programa que permita difundir sus logros", añadió.
El desafío es "montar una estrategia armónica que permita gestionar el conocimiento y mejorar el sistema de innovación" a fin de mantener un crecimiento productivo y ampliar el mercado internacional.