El bullicioso mercado de Mbare Musika, en la capital de Zimbabwe, donde se consigue desde frutas y verduras hasta electrodomésticos, tiene los días contados, lo que pone en peligro el sustento de miles de comerciantes informales.
El mercado, con un millar de puestos, es uno de los varios puntos del distrito de Mbare que las autoridades de Harare tienen previsto destruir porque su construcción no cumple con las ordenanzas municipales.
Las autoridades arguyen que la permanencia del mercado favorecerá la criminalidad, causará problemas sanitarios y perjudicará los ingresos de la municipalidad porque es una actividad que no paga impuestos.
"No debemos promover la anarquía. Tenemos que terminar con las construcciones ilegales lo antes posible y restaurar el orden", justificó el vicealcalde Emmanuel Chiroto en la última reunión del ayuntamiento.
En caso de prosperar, la iniciativa afectará a muchos comerciantes cuyos negocios y hogares fueron violentamente destruidos durante la infame Operación Murambatsvina (restaurar el orden, en shona), lanzada en 2005 por el presidente Robert Mugabe supuestamente para descongestionar las áreas urbanas.
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Pero para muchas personas fue un castigo por el masivo apoyo que los habitantes de esa zona habían dado al entonces opositor Movimiento por un Cambio Democrático (MDC, por sus siglas en inglés) en las elecciones generales de marzo de ese año. Hoy en el gobierno unidad.
La operación dejó más de 700.000 personas sin hogar, según la Organización de las Naciones Unidas.
Pero esta vez los comerciantes informales no están dispuestos a perder su sustento.
"Esto no hará más que matarnos", dijo IPS Ruth Kasinauyo, del mercado de Mupadzanhamo. "No sé adónde voy a conseguir otro trabajo. Éste es lo único que tengo".
"Mi esposo se fue Gran Bretaña y nunca volvió. Soy padre y madre", añadió la jefa de hogar con cinco hijos. "El municipio tendrá que traer un bulldozer para sacarme".
Mupedzanhamo, "solución de problemas" en shona, es un mercado precario donde se vende ropa de segunda mano traída de los países vecinos.
"Dejé de buscar trabajo porque ésta es mi vida ahora. Puedo pagar la escuela de mis hijos, comprar comida y pagar el alquiler", dijo a IPS Tarisai Kasinauyo.
A pocos pasos de Mupedzanhamo estaba el mercado de Siyaso, expresión coloquial shona para decir "déjalo así", que fue arrasado durante la Operación Murambatsvina.
Desde entonces surgió una industria familiar pujante de muebles, materiales de construcción y talleres mecánicos. Es un mercado abierto de acelerado crecimiento donde se instalaron unos 1.500 comerciantes. Es una selva de mercancías en un ambiente sucio.
Los comerciantes coinciden con las autoridades respecto de las malas condiciones, pero sostienen que les tiene que otorgar otro lugar antes de destruir Siyaso.
"Nadie quiere trabajar en este sitio, pero qué podemos hacer si hemos sido olvidados", preguntó uno de los comerciantes que no quiso dar su nombre por temor a represalias.
La iniciativa de destruir los mercados tiene fines políticos, señaló Timothy, quien por las mismas razones tampoco quiso dar su apellido. "Tienen que dejar la política de lado y dejar que la gente piense en sobrevivir. Estamos sufriendo".
"Si se atreven a destruirlos otra vez, vamos a pelear", advirtió.
Para Thandeka Mlilo, quien vende comida a más de 100 comerciantes al día, la iniciativa municipal es injusta. "Tenemos permisos expedidos por ellos y pagamos impuestos todos los meses, entonces cuál es el problema", preguntó.
"Si quieren tirar el mercado abajo, primero tienen que conseguirnos trabajo", añadió.
El ayuntamiento recauda entre 30 y 450 dólares al mes por concepto de alquiler.
La municipalidad debe atenerse a las normas establecidas, declaró el urbanista Jerry Gotora al periódico Financial Gazette.
"Así es como se destruye el país y luego culpamos a los políticos. Los comerciantes informales pueden construir sus propios negocios como debe ser y pagar impuestos porque realizan una actividad económica", añadió.
Los mercados serán destruidos, aseguró a IPS la responsable de relaciones públicas del ayuntamiento, Lesley Gwindi.
"Estudiaremos el asunto caso por caso, pero vamos a tirar toda construcción que no cumpla con las normas establecidas. No podemos dejar que la gente haga lo que quiera o que se instale en cualquier lado", precisó.
La medida del ayuntamiento afectará principalmente a las mujeres, según la activista Hopewell Gumbo.
"Las mujeres son las más perjudicadas por los problemas económicos que atraviesa el país. Este Murambatsvina será otro golpe que destruirá sus vidas", subrayó.
"La solución no es destruir sino ofrecer servicios adecuados para todas las personas necesitadas", alegó.
El desempleo afecta a 96 por ciento de la población económicamente activa de este país, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Muchos de los comerciantes informales no tienen otra actividad que les genere ingresos.
En los países en desarrollo, los pequeños emprendimientos informales suelen absorber a muchos desempleados que no encuentran un trabajo formal.