Más allá de los bloques de concreto de ocho metros de altura, un jeep del ejército patrulla en Israel a lo largo del «muro de seguridad» con que este país pretende separar su territorio de la Cisjordania palestina.
De repente, una pelota de fútbol vuela sobre el muro y cae en el techo del vehículo militar. Los soldados la recogen y la patean de regreso hacia el lado palestino. La pelota vuelve a Israel. Un soldado hace un llamado por teléfono celular. A continuación, llegan otros jeeps al lugar.
Las soldadas juegan a ser porristas de un juego grotesco entre jugadores invisibles: palestinos de Cisjordania y militares israelíes que se patean la pelota una y otra vez a través del muro.
Se trata del aviso publicitario de una compañía de telefonía celular israelí. Todos aquí hablan de eso. El tono alegre de la pieza televisiva y del runrún que despertó en el público deja un dato en evidencia: la mayoría de los israelíes son ajenos a la nada alentadora realidad que sufre la población del otro lado del muro.
Los israelíes eligieron no ver lo que no quieren ver, como notó el dibujante de humor político Amos Biderman. En su ilustración para el diario Haaretz, la pelota pateada por los israelíes rebota en una larga fila de hombres, mujeres y niños palestinos.
[related_articles]
El grupo aguarda que otros soldados israelíes armados a guerra les cedan el paso en un puesto de control israelí, detrás de alambre de púas. Cuando la pelota vuelve al territorio de Israel, los soldados cantan: "¡Todo está genial!"
"Los israelíes no pagan ningún costo por las injusticias de la ocupación", dijo el columnista Gideon Levy, crítico de la política oficial. "La vida en Israel es muy bonita. El verano de 2009 está hermoso. Los cafés bullen. Los restaurantes están repletos. La gente está de vacaciones. ¿Quién quiere pensar en paz, negociaciones, retiradas? ¿Quién quiere cambiar algo?"
Para los israelíes, el muro de seguridad ya es un hecho consumado. La mayoría lo consideran esencial —y eficaz— para mantener fuera de sus ciudades a los extremistas que pretendan atentar contra ellos. Para separar físicamente a los palestinos de los israelíes.
Los palestinos hacen una lectura totalmente diferente. Y a nadie debería extrañarle. Simplemente, quieren que el muro sea demolido. El negociador palestino Saeb Erekat le pidió al gobierno de Estados Unidos que presione al israelí en ese sentido, según el diario Ma'ariv, con el argumento de que la situación de seguridad en Cisjordania mejoró mucho.
Las dos posiciones contrastantes son la espina dorsal de un exhaustivo estudio realizado por el experto en seguridad Amos Har'el para el diario Ha'aretz. Siete años después de que comenzó a construirse el muro, las obras están detenidas.
Según el informe, apenas se completó 60 por ciento del trazado original diseñado por el gobierno del ex primer ministro Ariel Sharon y supondría la anexión por parte de Israel de un quinto del territorio cisjordano.
Tras las peticiones de palestinos ante la Alta Corte de Israel y un fallo consultivo de la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya (que declaró ilegal la barrera y exigió su desmantelamiento), el gobierno cambió el trazado, que, de continuar las obras, dejaría del lado israelí entre 4,5 y ocho por ciento de Cisjordania.
En definitiva, decenas de miles de colonos judíos quedarían viviendo en asentamientos en territorio cisjordano y más allá de la barrera.
Pero funcionarios de seguridad del gobierno dijeron a la Alta Corte este mes, ante demandas palestinas, que la construcción no continuaría "por razones presupuestarias y de otros tipos".
La presidenta de la Corte, Dorit Beinisch, suspendió la audiencia porque trataba de "asuntos virtuales".
Ha'rel señaló en su informe que, según sus fuentes, el ministro de Defensa, Ehud Barak "está decidido a completar el muro de seguridad, a pesar de los retrasos". Pero, de todos modos, el periodista cree que la monumental obra quedará inconclusa.
El artículo del diario Haaretz revela que persisten claros gigantescos en la valla, sobre todo en el sur e incluso cerca de Jerusalén.
Y, dada la oposición de Estados Unidos, la construcción también se ha detenido en aquellas secciones donde debía penetrar más profundamente en Cisjordania, de modo de proteger enormes asentamientos judíos en territorio palestino.
Israel no oculta sus intenciones de anexar esos bloques formalmente en un futuro acuerdo de paz con Palestina.
Hoy, hay pocas expectativas de que Israel complete el muro de seguridad. En parte porque la Autoridad Nacional Palestina, con la asistencia y el tutelaje del general estadounidense Keith Dayton, ha logrado gradualmente restablecer la seguridad en Cisjordania.
Israelíes y palestinos se congratulan por este fenómeno, lo cual ha creado una nueva atmósfera y cierta confianza entre ambos bandos rivales. Eso no quiere decir que coincidan en lo que debe ser el futuro de la valla de seguridad.