El norte de la Cisjordania palestina está cada vez más caliente, a medida que los colonos judíos atacan a los civiles árabes y a sus propiedades en represalia por la evacuación de asentamientos ilegales.
Walid Assaf, miembro del Consejo Legislativo Palestino, fue herido el martes cuando colonos judíos le arrojaron una piedra al parabrisas del auto que conducía en un asentamiento cerca de la noroccidental ciudad cisjordana de Qalqilia.
Cuando Assaf denunció el hecho a soldados israelíes en la base militar cercana, le dijeron que tendría que presentar su denuncia por escrito.
El lunes, colonos incendiaron y destrozaron unos 1.500 olivos de palestinos cerca del asentamiento judío de Yitzhar, al sur de la ciudad palestina de Naplusa. Varios palestinos fueron heridos, y muchos de sus automóviles dañados con las pedradas lanzadas por los colonos que bloqueaban las rutas que conducían a la ciudad.
Posteriormente, las fuerzas israelíes arrestaron a cinco colonos en altercados donde también resultaron heridos uno de ellos y un soldado.
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Este último brote de violencia apareció después de que las fuerzas israelíes obligaron a evacuar varios puestos de avanzada ilegales. Y es parte de una campaña concebida por los colonos como represalia contra los palestinos por cada puesto de avanzada que montan y que es desalojado por las autoridades.
Muy presionado para poner fin a los asentamientos judíos ilegales en Cisjordania, a comienzos de junio el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu ordenó a sus fuerzas de seguridad comenzar a desmantelar varios puestos.
Esos puestos de avanzada consisten en unas pocas casas rodantes, a menudo ni siquiera conectadas al agua o la electricidad, y según la ley israelí son ilegales.
La ola de ataques violentos contra palestinos comenzó a aumentar en cantidad y severidad en el verano boreal del año pasado, cuando los colonos empezaron a hacer efectiva su amenaza de cobrarse con protestas cada puesto evacuado a la fuerza.
Estas protestas han adoptado la forma de disturbios, ataques a palestinos, apedreamiento de sus automóviles, incendio de sus propiedades y cultivos, así como ataques a soldados y policías israelíes.
En los ataques del año pasado, un soldado israelí fue amenazado a punta de pistola por un colono, un policía israelí fue atacado y varios vehículos militares dañados.
"El objetivo es ponerle precio a cada evacuación, presionando para que las autoridades israelíes piensen dos veces antes de llevarlas a cabo", señaló en un comunicado la organización israelí de derechos humanos Yesh Din.
Sarit Michaeli, de B'Tselem, una organización judía similar, dijo que se teme que la violencia pueda aumentar en las próximas semanas, cuando las vacaciones estivales dejen sin mucho que hacer a los colonos judíos más jóvenes.
"Nuestro tarea contra la violencia de los colonos está en marcha. Hemos provisto de cámaras de vídeo a los palestinos que viven en estas áreas, con la esperanza de que cualquier evidencia grabada ayude a la policía a arrestar a los perpetradores, además de obligarlos a ser más cuidadosos al saber que están siendo filmados", declaró Michaeli a IPS.
"En el plano político, hemos recordado varias veces por escrito a las autoridades sobre sus obligaciones, según el derecho internacional, de defender a los palestinos de los ataques de los colonos", así como de actos de venganza por los desalojos, dijo Michaeli.
"Las autoridades son conscientes de que la violencia va a aumentar a medida que se desmantelen más puestos de colonos, así que es su responsabilidad prepararse para estos actos y tomar las precauciones necesarias", agregó.
Los medios israelíes informaron que los militares del Estado judío llevaban a cabo ejercicios preparatorios para hacer frente a posibles destrozos, que podrían propagarse a otras áreas de Cisjordania, especialmente la volátil ciudad de Hebrón, 30 kilómetros al sur de Jerusalén.
En Hebrón viven 600 colonos judíos en medio de una población palestina de unos 100.000 habitantes.
Allí, el 25 de febrero de 1994, el médico Baruch Goldstein, un inmigrante estadounidense que vivía en el asentamiento de Kiryat Arba, mató a tiros a 29 palestinos mientras rezaban en la mezquita de Ibrahimi, en el mes sagrado musulmán del Ramadán.
A su turno, los sobrevivientes mataron a Goldstein a golpes, pero muchos colonos de Kiryat Arba lo consideran un héroe, e incluso construyeron un santuario en su honor.
Los analistas israelíes creen probable un levantamiento de colonos. "En el futuro cercano habrá un gran caos", pronosticó Moshe Ma'oz, profesor de ciencia política en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
"Netanyahu está actuando de esta manera a raíz de la presión estadounidense, y los colonos no se van a ir sin pelear", dijo Ma'oz a IPS.
"En buena medida, el gobierno israelí tiene la culpa de esta situación, porque la política de sucesivas administraciones fue alentar y apoyar al movimiento de colonos desde que comenzó", agregó.
Aunque la cuestión de los asentamientos sigue siendo motivo de división entre los israelíes, los palestinos tienen clara su posición.
"No continuaremos ninguna negociación de paz con Israel hasta que se frene toda la actividad de los asentamientos. No toleraremos más este robo de tierras", dijo a IPS el ministro de Agricultura de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Ismail Da'iq.
Aunque los pequeños y aislados puestos de avanzada sean desmantelados y evacuados, persistirá un problema mayor. En Jerusalén oriental y Cisjordania hay más de 100 asentamientos israelíes grandes, en los que viven casi 500.000 colonos.
Según la ley israelí, pero contrariamente al derecho internacional, estos son legales. Y el gobierno israelí dijo a Estados Unidos que no tiene ninguna intención de desmantelar o evacuar ninguno de ellos.