La postergación indefinida de un referendo sobre la polémica Constitución del Kurdistán iraquí, pocos días después de la visita a Bagdad del vicepresidente estadounidense Joe Biden, habría sido a instancias de la Casa Blanca.
A pesar de las expectativas iniciales de que la carta magna sería puesta a votación el 25 de este mes en forma paralela a las elecciones parlamentarias y presidenciales kurdas, pocos días después de que Biden aterrizara en Iraq, la Suprema Comisión Electoral Independiente anunció que sería imposible llevar a cabo el referendo en esa fecha.
Aunque no hay confirmación oficial del papel de Biden en el aplazamiento, una serie de declaraciones indican que podría haber intervenido con el fin de eliminar todo obstáculo a los esfuerzos del gobierno de Barack Obama para una reconciliación nacional iraquí.
Biden, comisionado por Obama para supervisar las políticas de Washington en Iraq el 30 de junio, llegó a Bagdad el 2 de este mes para instar a los líderes de ese país de Medio Oriente a que logren "un progreso político necesario para garantizar la estabilidad nacional a largo plazo", señaló la Casa Blanca en un comunicado.
Tras visitar Iraq, Biden dijo al periodista George Stephanopoulos, de la cadena ABC News, que funcionarios en Bagdad le habían solicitado que le comunicara a los líderes kurdos, con los cuales tenía una relación cercana, "que aprobar una Constitución a través del parlamento en el Kurdistán no ayudaría al proceso en marcha".
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El borrador de la carta magna reactivó tensiones entre kurdos y otras etnias de Iraq, como árabes y turkomanos, así como con el gobierno central.
Lo más polémico del texto eran las provisiones que declaraban a la ciudad de Kirkuk y a otras zonas, ricas en petróleo y disputadas por otras etnias, como territorios "histórica y geográficamente" parte de la patria del Kurdistán. Esas áreas están actualmente fuera de la jurisdicción autónoma kurda.
Biden había planeado visitar el norte para reunirse con los líderes kurdos Massoud Barzani y Jalal Talabani, pero una fuerte tormenta de arena impidió que su avión despegara. Tras volver a Washington, el vicepresidente llamó a ambos para subrayarles "la necesidad de alcanzar una resolución sobre los destacados temas de la reconciliación", según informó su oficina el 7 de julio.
Una declaración publicada en el sitio web de Barzani, por su parte, señaló que esos "destacados temas" eran las disputas territoriales, las legislaciones sobre el petróleo y el gas y la reconciliación política.
Fue el primer ministro de Iraq, el chiita Nouri al-Maliki, quien casi confirmó la influencia estadounidense en el tema del Kurdistán. En una entrevista para el periódico The Wall Street Journal, publicada el 9 de este mes, señaló que Biden y él habían coincidido en que la Constitución kurda estaba destinada a "causar muchos problemas y diferencias".
Tras la visita de Biden, la Comisión Electoral sorprendió a muchos cuando anunció el 7 de este mes que podría no realizarse el referendo. La entidad citó razones técnicas así como temores de que su "integridad y credibilidad" pudieran verse comprometidas si cedía ante la presión de los líderes kurdos para llevar a cabo la votación.
Muchos dentro del Kurdistán han también criticado el borrador de la carta magna por diferentes motivos. Algunos alertaron que otorgaba demasiados poderes al cargo de presidente, y pidieron la postergación del referendo.
El documento fue visto principalmente como obra del Partido Democrático, de Barzani, y de la Unión Patriótica, de Talabani. El primero es presidente de la región autónoma del Kurdistán, mientras que el segundo, su histórico rival y ahora "aliado estratégico", es el presidente de Iraq.
A pesar de los llamados internos, ambos líderes kurdos intentaron aprobar la carta magna lo antes posible. Tenían esperanza de que la Comisión Electoral aceptarían su demanda de celebrar el referendo el 25 de este mes.
Tariq Sarmami, asesor del presidente del parlamento kurdo, dijo el 1 de este mes a la agencia oficial de noticias kurda Aknews que la Comisión Electoral "había mostrado buena disposición a preparar el terreno para un referendo sobre la Constitución" en la fecha prevista del 25. Sin embargo, ésta dio marcha atrás.
Dos días después de que la Comisión confirmara el 9 de este mes la postergación del referendo, el presidente del parlamento kurdo, Adnan Mufti, dijo sospechar de una interferencia del gobierno de Maliki, y acusó implícitamente a Estados Unidos de estar relacionado.
Otra señal de la posible influencia estadounidense fue la visita a Kirkuk del jefe de Estado Mayor Conjunto de las fuerza estadounidenses, Michael Mullen, con el objetivo de instar a kurdos, árabes y turkomanos a alcanzar un acuerdo para compartir el poder.
Estados Unidos ha sido duramente criticado en los últimos meses por no hacer lo suficiente para resolver las disputas entre las facciones iraquíes, en especial entre árabes y kurdos.
Joost Hiltermann, del Grupo Internacional de Crisis, cree que las decisiones unilaterales de los líderes kurdos, como la de redactar la Constitución, se deben a la resistencia de Washington a respaldar los esfuerzos para atender los problemas étnicos.
No obstante, la visita de Biden "es una señal de que Estados Unidos es sincero en sus esfuerzos para auspiciar un acuerdo" entre los kurdos y el gobierno en Bagdad, dijo a IPS en entrevista telefónica desde Jordania.