Las inversiones en la salud y en los derechos de las mujeres y las adolescentes pueden ayudar a la recuperación económica, dijeron grupos de la sociedad civil a los líderes del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos, reunidos en la central ciudad italiana de LAquila.
Los grandes temas en la agenda del G-8 (seguridad alimentaria, cambio climático y salud mundial) están todos conectados a la igualdad de género, señalaron. Por tanto, invertir en las mujeres es una solución.
"Si invertimos en las mujeres, se resolverán muchos problemas", dijo a IPS la co-presidenta del Llamado Mundial a la Acción contra la Pobreza (GCAP), Sylvia Borren.
Varias mujeres contaron sus historias en audiencias ante un grupo especial del GCAP. "Ante la duplicación de los precios de la comida, ellas tuvieron que elegir a qué hijo alimentar", contó Borren. "Las historias que hemos oído nos indican que si uno invierte en las mujeres, la economía puede levantarse del suelo".
"Sabemos de las microfinanzas y de muchos otros ejemplos que dejar a las mujeres sufrir la crisis alimentaria y la falta de salud significa no construir los fundamentos de una economía sostenible", señaló.
[related_articles]
El problema es el financiamiento. Según el Banco Mundial, la crisis económica y el nuevo aumento en los precios de los alimentos podrían llevar a la muerte a 2,8 millones más de niños y niñas para 2015, a menos que se tomen medidas ya. Se necesitan 60.000 millones de dólares en los próximos cinco años para luchar con enfermedades infecciosas y fortalecer los sistemas se salud en el mundo en desarrollo, señaló el organismo multilateral.
El año pasado, la cumbre del G-8 acordó una serie de recomendaciones para fortalecer los sistemas de salud, pero sin destinar fondos específicos para ello. "Cuando los líderes ( ) se reúnan en Italia deberían acordar llenar esta brecha de financiamiento", señalaron en una carta 56 legisladoras de África, Asia, Europa y los países del G-8.
"Invertir en la salud de las mujeres como parte de las políticas de ayuda tiene que ser considerado una prioridad. Eso le dará a los países más pobres una mejor oportunidad para solucionar la crisis en una perspectiva de desarrollo", añade la misiva.
Las enfermedades sexuales y reproductivas claramente representan una pérdida económica para los países en desarrollo. Reducen la productividad 20 por ciento, indicaron las parlamentarias.
"En algunos casos, la incidencia en África es aun mayor", señaló a IPS Cristiana Scoppa, de la Asociación Italiana para Mujeres en Desarrollo. El impacto del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), que afecta o incluso mata a empleados, es un creciente problema para muchos negocios africanos, y ni siquiera sabemos exactamente cuántas mujeres están entre esos trabajadores", agregó.
"La productividad de esas compañías se ha visto reducida 25 por ciento, mientras que los gastos en asistencia a la salud para sus trabajadores han crecido. Ahora están regresando la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y a los sindicatos para encontrar soluciones", afirmó.
Se necesitan financiamiento y políticas dedicadas a proteger a las mujeres con difíciles condiciones de trabajo.
"Hemos hablado con un grupo de mujeres en la cuenca de Ganga, en Bangladesh, un área severamente afectada por los desastres naturales", dijo a IPS la jefa de políticas de la organización contra la pobreza ActionAid International, Beatrice Costa. "Les preguntamos cómo adaptaban su trabajo al cambio climático".
"En las áreas donde la adaptación al cambio climático ya es una realidad, las mujeres no actúan como víctimas pasivas", dijo Costa. Hay "agricultoras que ya comienzan a reemplazar el arroz con bananas, porque éstas son más resistentes a las inundaciones y la sequía".
Según un informe de ActionAid publicado a comienzos de este año, las mujeres en el sudeste asiático están perfectamente al tanto de las necesidad de "diversificar y adaptar sus métodos de cultivo, pero también saben que no tienen capacidad para hacerlo". Para mejorar sus estrategias de administración y adaptación, necesitan programas específicos y fondos dedicados, dijo Costa.
Además, para ser política y financieramente efectivo, el G-8 debería proveer al menos los 60.000 millones de dólares necesarios, y presentar un completo plan de trabajo con objetivos claros, plazos y recursos, añadió.
"Por supuesto, todo es sobre dinero, y el dinero está allí", dijo Sylvia Borren. "Ni siquiera ha llegado un tercio de los 30.000 millones de dólares solicitados en una reunión de alto nivel de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) hace un año, mientras que 20.000 millones de dólares han sido destinados al rescate de las corporaciones y los bancos. La diferencia es demasiado grande", afirmó.
Según Borren, los líderes han tomado elecciones equivocadas. "Han elegido rescatar desesperadamente un sistema económico que todos concuerdan está roto. No están escuchando a la Comisión Stiglitz (de expertos de la ONU sobre reformas al sistema financiero internacional), que nos ha dado 400 páginas de buenas soluciones. No están escuchando a los sindicatos, ni a la OIT ni a la sociedad civil".