Los presidentes Dmitry Medvedev, de Rusia, y Barack Obama, de Estados Unidos, lograron un gran avance hacia la reducción mundial de armas, en especial las nucleares, al firmar en Moscú un acuerdo en la materia tras meses de negociaciones.
Obama y Medvedev también crearon una comisión presidencial binacional de cooperación económica y sellaron un pacto de cooperación que permite el uso de territorio ruso para la distribución de equipos para combatir al movimiento extremista Talibán.
El nuevo acuerdo obliga a Rusia y a Estados Unidos a reducir sus arsenales nucleares a entre 1.500 y 1.675 ojivas operativas en un plazo de siete años a partir de su entrada en vigor, así como a limitar en gran medida los vehículos de distribución.
"Hemos firmado un entendimiento conjunto para un tratado de seguimiento del Start (Tratado de Reducción de Armas Estratégicas), que reduce nuestras ojivas y sistemas de distribución en hasta un tercio en relación a las limitaciones de nuestro tratado actual", explicó Obama tras firmar el acuerdo el lunes.
"Este tratado, legalmente vinculante, será completado para fin de año", agregó.
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La visita de Obama a Rusia, que se inició el lunes y terminará este miércoles, se enmarca en las muy anunciadas intenciones de Estados Unidos de recomponer las relaciones con Rusia.
El vínculo se resintió en los últimos años por la guerra de cinco días en Georgia (en agosto de 2008), por la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia la frontera rusa y por los planes estadounidenses de instalar un sistema antimisiles en Europa central.
Obama admitió que persisten las diferencias en torno de este último punto, y reiteró que la planeada base europea hará frente a "un misil que llegue de Irán o de Corea del Norte, o de algún otro estado".
Analistas en Washington creen que sería imprudente desactivar el sistema antimisiles a raíz de un nuevo tratado, y que descartar su despliegue convencería a Moscú de que la amenaza y la intimidación son la mejor manera de influir sobre el gobierno de Obama.
Por otro lado, las armas nucleares son el último atributo de Rusia como superpotencia. Ahora pocos la consideran un actor político o económico de fuste en la arena internacional.
Por lo tanto, autoridades civiles y militares de Rusia se oponen activamente a recortar el arsenal nuclear en nombre de la paz mundial, más que a cambio de importantes concesiones estadounidenses.
Pero Moscú también necesita un nuevo tratado porque sus armas estratégicas continúan caducando sin que sus nuevos sistemas bélicos garanticen su reemplazo adecuado. Por lo tanto, muchos admiten que es mejor sincronizar con Washington el inevitable descarte de sus misiles.
Los dos líderes hallaron otros intereses comunes.
"Por cierto, una solución al problema de Afganistán que incluya la neutralización del Talibán y otras fuerzas extremistas y la instauración de un gobierno fuerte y democrático allí es importante tanto para Estados Unidos como para Rusia", dijo a IPS Yevgeny Volk, director de la filial en Moscú del centro de estudios políticos The Heritage Foundation.
Rusia puede incluso tener mayor interés en eso que Estados Unidos, porque Talibán amenaza política y militarmente a sus vecinos de Asia central y a la influencia regional de Moscú, señaló.
Pero los intereses comunes tienen un límite. "A Rusia no le gusta el aumento de la influencia estadounidense y de la OTAN en este país y en Asia central y meridional en general, y querrá contener o, al menos, controlar esta influencia", dijo Volk.
"Será difícil que Estados Unidos y Rusia trabajen juntos a causa de los valores fundamentales que subyacen a sus regímenes", declaró a IPS Robert Orttung, del Instituto Jefferson, radicado en Washington.
"Rusia es cada vez más autoritaria y depende fuertemente de la retórica oficial antiestadounidense para afianzar su legitimidad", agregó.
Después de la cumbre Obama-Medvedev, "Rusia y Estados Unidos tendrán que hallar áreas donde puedan trabajar juntos. Una puede ser la eficiencia energética", consideró Orttung.
"Los dos países son importantes productores y consumidores de energía, a pesar de que habitualmente se concentra la atención en la producción rusa y el consumo estadounidense. Tendrán interés en trabajar juntos en el desarrollo de tecnologías para la eficiencia energética", dijo el experto.
La recesión fue una prioridad de la agenda. Entrevistado por el diario ruso Novaya Gazeta, Obama desestimó que su país sea responsable de la crisis financiera mundial.
"Necesitamos pasar menos tiempo pensando a quién culpar y más tiempo trabajando juntos para hacer lo que hay que hacer, a fin de que nuestras economías avancen en la dirección correcta", dijo Obama.
La crisis económica fue consecuencia de "una cultura de irresponsabilidad en materia financieras" en Estados Unidos, Europa y otros países y regiones, sostuvo, y urgió a promover en conjunto una era de responsabilidad.
"El libre mercado es la fuerza más poderosa de creación de prosperidad, pero no es una licencia para ignorar las consecuencias de nuestras acciones", expresó Obama.
Alexey Pushkov, de la Academia Diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores en Moscú, dijo que "luego que el predecesor de Obama se negó a respetar los intereses de Rusia por dos periodos, el gobierno de Estados Unidos trata de demostrar que realmente ha cambiado su posición", volviendo a empezar sus relaciones de cero.