A través de movimientos de danza contemporánea, Nicolás expresa sus emociones sin importarle su discapacidad psicomotriz. El encuentro con el arte de este adolescente paraguayo de 14 años se dio a través del proyecto Alas Abiertas.
"El era un chico muy introvertido, muy cerrado, que no expresaba prácticamente ningún estado de ánimo, pero ahora con la danza está más abierto, más expresivo, y la incorporó como parte suya", dijo a IPS Estela Maris Rolón, la madre de Nicolás.
El proyecto Alas Abiertas comenzó en 2007 en base a la experiencia de unos talleres con instituciones que trabajan con personas con discapacidad.
"Allí vinieron los chicos y comenzamos a trabajar. Luego, ante la demanda de los mismos jóvenes y niños, de sus familias y de los artistas que acompañaron la experiencia, decidimos seguir adelante y así nació el proyecto", explicó Mercedes Pacheco, directora de la entidad.
Según apuntó Pacheco, la danza resulta un marco inmejorable de atención a la diversidad y también se presenta como un medio para el desarrollo de las capacidades, facilitando la expresión personal, favoreciendo la comunicación y mejorando las capacidades físicas y sicológicas.
El resultado del primer ciclo de trabajo fue puesto en escena. Los bailarines y bailarinas de Alas Abiertas presentaron sus destrezas en la danza contemporánea en el marco de la muestra realizada el segundo fin de semana de este mes en el Centro Cultural Juan de Zalazar, de Asunción.
El público, que colmó las butacas del recinto, quedó impresionado. El talento y la emoción que transmitían los artistas ganaron sus aplausos. "Antes de salir a escena, Nicolás estaba muy ansioso y fue muy emotivo porque, al darse cuenta que pudo superar sus barreras, sus limitaciones, pudo ampliar la visión que tiene sobre su discapacidad", expresó Rolón.
Y para los instructores, los avances han sido significativos en los participantes. En muchos niños, niñas y jóvenes se evidenciaron grandes avances tanto a nivel psicomotriz, psicológico y de autoestima.
"La manera de estar en el mundo, como se expresan, hablan, caminan. La evolución de ellos fue enorme a nivel general", dijo Pacheco.
La iniciativa de acercamiento a la danza para jóvenes y niños con discapacidad se desarrolla regularmente en ocho centros educativos de Asunción, municipios del departamento Central como Luque y Guarambaré, y localidades más alejadas como Villa Hayes, en territorio del Chaco, y Pilar, en el sur del país.
Pero los promotores del proyecto tienen como objetivo ampliar su cobertura, en la medida de las posibilidades, a fin de llegar a más localidades de Paraguay.
El segundo ciclo de trabajo ya está en marcha e involucra a más de 290 niños y jóvenes, de distintas edades, quienes se acercan a la danza como actividad formativa y lúdica. Los talleres están bajo la responsabilidad de un equipo multidisciplinario compuesto por bailarines pedagogos y maestros con formación en educación especial y psicológica.
"El plantel está integrado por coreógrafos, bailarines, profesores, quienes fueron especialmente capacitados", resaltó Pacheco. Dentro de esta línea de trabajo, el proyecto desarrolla un programa de instrucción de formadores, dirigido a profesionales del área artística o educativa interesados en conocer más a fondo la discapacidad y las herramientas empleadas a través del arte.
Alas Abiertas reivindica el acceso, la integración y la "visibilización" de las personas con discapacidad.
En Paraguay, con 6,1 millones de habitantes, había más de 51.000 personas con discapacidad en 2002, según los datos del último censo nacional realizado ese año, y sólo 36 por ciento de ellas tenían entonces entre seis y 18 años y asistían a algún establecimiento educativo, a diferencia del 82 por ciento de quienes no presentan discapacidad.
En las jornadas de capacitación de Alas Abiertas, además de los temas referidos al arte como oportunidad de desarrollo, entre otros, también se enfoca la mirada de las personas con discapacidad como sujetos de derechos.
En un primer momento, cuando los responsables de Alas Abiertas se acercan a un centro o institución, los padres por lo general se muestran escépticos sobre las posibilidades de sus hijos en la danza contemporánea.
"Al principio no están muy seguros de que sus hijos puedan hacer todo lo que finalmente pueden llegar a hacer. Por ello, la confianza que depositan en nosotros es muy grande", resaltó Pacheco. Así, los padres, al observar los avances en sus niños, se convierten en el bastión de apoyo de la iniciativa.
Pero la apuesta va más allá. Alas Abiertas apunta a que el proyecto no solamente beneficie a los niños y jóvenes con discapacidad que reciben las clases sino a toda la comunidad que les rodea.