COMERCIO: Oxfam advierte que Doha no sirve así como está

Como están actualmente redactados los borradores de acuerdo, la Ronda de Doha no tiene solución, alertó la organización independiente Oxfam en un veredicto que modera las expectativas de un pronto arreglo para la espinosa negociación comercial.

Es engañoso pensar que un entendimiento basado en esos proyectos será la solución mágica a la crisis económica y alimentaria mundial, indicó Jeremy Hobbs, director ejecutivo de la entidad no gubernamental internacional, con sede en Gran Bretaña.

Luego de casi ocho años de negociaciones siguen sin resolver los puntos clave que la Ronda de Doha estableció para colocar las necesidades y prioridades de los países en desarrollo, en el centro de la negociación, se señala en el estudio presentado por Oxfam este jueves en Ginebra.

Un examen detallado de cada área de la negociación arroja que los progresos en los temas de interés para los países en desarrollo han sido limitados, concluyó la investigación.

Más bien, las negociaciones de los dos puntos básicos para los países pobres, los de agricultura y productos industriales, siguen presentando problemas substanciales desde el punto de vista del desarrollo, agregó.
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El dictamen de Oxfam enfría el entusiasmo creado en junio pasado por el llamado del G8+5, el grupo de las ocho naciones más industrializadas y de cinco naciones emergentes, para concluir la Ronda de Doha en 2010.

También puede llegar a deslucir las posibilidades de éxito de una reunión "mini ministerial", de jefes negociadores de unos 20 países, que se realizaría en India los días 3 y 4 de septiembre, con la misma intención de impulsar un acuerdo para Doha.

Las advertencias de Oxfam sobre cuestiones comerciales, aunque espaciadas en los últimos años, han tenido efectos determinantes en el sistema multilateral de comercio, como ocurrió por ejemplo en la década del 90, cuando respaldó a países pobres que reclamaron, y obtuvieron, el reconocimiento de sus derechos de acceso a los medicamentos.

Otros aportes de Oxfam llegaron puntualmente cuando los países en desarrollo se aprestaban a negociar en la Organización Mundial del Comercio (OMC) un nuevo acuerdo de agricultura, y más tarde, cuando desnudó el desamparo de los pobres países exportadores de algodón, principalmente africanos, ante las subvenciones de Estados Unidos a sus productores del sector.

La cuestión del algodón concierne también al director general de la OMC, Pascal Lamy, quien asumió la responsabilidad de negociar un régimen de asistencia al desarrollo para sostener a los países algodoneros más empobrecidos y perjudicados por el proteccionismo de Estados Unidos.

Las promesas de contribuciones financieras de los países donantes, para integrar ese fondo de ayuda a las naciones algodoneras, han sido cumplidas en mínima proporción, comprobó Oxfam.

El estudio expone que los resultados alcanzados hasta ahora en las negociaciones de Doha muestran que los países industrializados han logrado su objetivo de transformar todo el proceso en un mero ejercicio de acceso a los mercados para sus productos agrícolas e industriales y también para sus servicios y derechos de propiedad intelectual.

Desde el comienzo, cuando se lanzó la ronda en noviembre de 2001 en la capital de Qatar se evidenció un choque de intereses entre países industrializados y naciones en desarrollo, que propiciaban el acceso a los mercados, los primeros, y el desarrollo, los más pobres.

La declaración de Doha otorgó a la OMC y a todos sus estados miembros, 153 en la actualidad, un mandato para que la ronda de negociaciones pusiera el acento en el desarrollo.

Pero al cabo de ocho años, las naciones industrializadas "se han salido con la suya", dedujo Oxfam. Las negociaciones han "traicionado" la promesa de una ronda de desarrollo, dijo.

En esta ronda orientada ahora hacia el acceso a los mercados, se espera que los países en desarrollo concedan muchos más, con escaso retorno para corregir las largas décadas de desajustes en las normas comerciales que han favorecido los intereses de las naciones ricas, estimó Oxfam.

Sin embargo, este es el momento para reconsiderar el curso de las negociaciones y la actual crisis económica y financiera global debe servir de impulso para operar esos cambios, reflexionó Oxfam.

El estudio recordó que ese fenómeno, al igual que la crisis alimentaria y energética y el agravamiento del cambio climático, no han sido causadas por los países en desarrollo.

Por tanto, no tendrán que afrontar un costo mayor para conseguir que sus economías se desarrollen, previno el informe.

Para encarrilar a la ronda de Doha en la senda del desarrollo habrá que otorgar apertura y transparencia a las negociaciones, adelantó. El proceso de negociaciones en pequeños grupos y en « mini ministeriales » dominados por los países ricos, marginan a las naciones en desarrollo, especialmente a las más pequeñas y a los países menos avanzados.

Por otro lado, Oxfam rememora un principio olvidado en los pasillos de la OMC, como es el de « tratamiento especial y diferenciado » para los países en desarrollo, que les permitiría afrontar los desequilibrios históricos que los desfavorecen.

Oxfam advierte también que, si el desarrollo es el objetivo de las negociaciones en lugar de la liberalización, las normas comerciales deben responder a las necesidades de los países más vulnerables. En este plano, Oxfam reclama la realización del derecho a la alimentación y también de garantías más amplias, como los derechos económicos y sociales.

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