Carteles, anuncios radiales y televisivos, reportajes de prensa y cortos audiovisuales, entre otras iniciativas que nutren año tras año las campañas de respuesta al sida, deben superar la «era del condón para todos» y profundizar en los matices de una pandemia que trasciende el ámbito de la salud.
Aunque no faltan los buenos ejemplos, los mensajes siguen poniendo énfasis en la imagen de la muerte como sinónimo de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), dan una mirada complaciente o catastrófica pero casi nunca matizada y, a veces, con las mejores intenciones, refuerzan el sentimiento de culpabilidad, la lástima como forma de solidaridad y también la estigmatización.
"Prima un enfoque del problema solamente de salud, y en muchas ocasiones se obvian sus articulaciones con la cultura imperante en la sociedad, la vulnerabilidad social, las prácticas sexuales y de relación de pareja, el acceso a la información", dijo a IPS la periodista Isabel Moya, directora de la revista cubana Mujeres.
En su opinión, "aunque en comunicación, como en la vida misma, no hay recetas pues cada contexto social y comunicacional va a demandar herramientas propias para diseñar la agenda mediática y la forma en que se construye, existen elementos claves a tener en cuenta a la hora de tratar el tema del VIH (virus de inmunodeficiencia humana), causante del sida".
"Articular lo social, lo científico y lo vivencial; utilizar el enfoque de género como una brújula para develar que las personas pueden ser más vulnerables en dependencia de la forma en que representan y viven su feminidad o masculinidad; dar voces a las personas con VIH y reivindicar el derecho humano al respeto y la aceptación", propone.
Presidenta de la Cátedra de Género y Comunicación del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, Moya imparte desde el 4 de este mes el taller "Buenas prácticas para la elaboración desde una perspectiva de género de productos comunicativos para la prevención del VIH/Sida"
Las preguntas claves para el trabajo serían: ¿Están presentes las experiencias de mujeres y hombres? ¿Se tienen en cuenta las diferencias, tanto biológicas como socialmente construidas, la diversidad al interior de ambas poblaciones y la posición en la toma de decisiones? ¿Es el lenguaje inclusivo o es sexista?
Considerados como elementos socializadores por excelencia, los medios de comunicación son descritos en la convocatoria al taller como un ámbito estratégico para la promoción de cambios actitudes en la población por su incidencia en la conformación de los imaginarios, en el reforzamiento de estereotipos o, por el contrario, en la aceptación de nuevos paradigmas.
Una encuesta realizada por la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba entre 29.999 personas demostró el papel que pueden jugar los medios de comunicación: 95,6 por ciento de los consultados han recibido información sobre VIH/sida a través de la televisión, 72,2 por ciento por la radio, 66 por ciento por la prensa escrita y 65,2 por ciento por materiales promociónales.
Tras dos jornadas teóricas, un grupo de alrededor de 20 periodistas, diseñadores y realizadores cubanos trabaja ahora en la elaboración de productos comunicativos que en el plazo de un mes serán analizados para su presentación al Centro Nacional de Prevención de las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y el VIH/sida (CNP).
Coordinado por el CNP, el taller de formación cuenta con el apoyo del Comité Técnico de los proyectos financiados en Cuba por el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Malaria y la Tuberculosis y el acompañamiento del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas contra el VIH/Sida (Onusida), "la epidemia mundial se está estabilizando, pero a un nivel inaceptablemente alto". Unas 33 millones de personas vivían con el VIH en 2007, cuando se observó un descenso de las nuevas infecciones y de la mortalidad por sida.
Mientras en América Latina y el Caribe las mujeres representan 35 por ciento de la población seropositiva al virus causante del sida, en Cuba la epidemia sigue teniendo un carácter masculino, con 80 por ciento de los casos diagnosticados en hombres, 85 por ciento de los cuales son de hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH)
"Los medios deben trabajar mensajes que promuevan respeto a la diversidad sexual, y luego, o mejor a la par, referidos al VIH en sí mismos. Erradicar la homofobia significaría un paso de avance importantísimo en la prevención del sida", comentó a IPS Dixie Edith Trinquete, periodista de la revista Bohemia.
Con una experiencia de más de 10 años en el tratamiento periodístico del VIH/sida, Trinquete estima que los medios deben dejar a un lado el miedo a la reacción del público ante determinados temas y ser sistemáticos. "Si los mensajes se transmiten sólo en fechas específicas las personas se olvidan hasta que llega la próxima campaña", afirmó.
Tan dañina puede ser la falta de información, como la saturación en determinados momentos y, además, la saturación sin creatividad: siempre lo mismo y de la misma manera.
Para la periodista, el fomento de respuestas estigmatizadoras y discriminatorias frente a la pandemia "tiene mucho que ver con lagunas de información, con la premura con que se producen los materiales, con la frecuente incomunicación entre expertos, realizadores y públicos y el poco hábito de buscar asesoramiento y trabajar en proyectos multisectoriales".
A pesar de que esta isla caribeña muestra valores bajos de prevalencia de infección por VIH (0,05 entre 15 y 24 años y 0,4 entre 15 y 49), especialistas alertan sobre un ligero incremento de la población femenina afectada, la vulnerabilidad de las mujeres en la relación de pareja y el aumento de los casos detectados en personas mayores de 40 años.
Sin embargo, un análisis de las campañas de prevención y sensibilización realizadas muestran una tendencia marcada hacia la promoción del uso del condón y, en los últimos tiempos, a promover la solidaridad hacia las personas seropositivas y comprender la diversidad sexual, pero sólo desde los hombres homosexuales.
"Se evidencia una escasa o nula representación de las poblaciones negras, es imposible ver el espacio especifico en el que se insertan las personas, y que muchas veces condicionan estilos de vida, la no discriminación entre ambientes rurales o citadinos", dijo a IPS la psicóloga Sandra Álvarez.
Para la creadora del blog Negra Cubana, tenía que ser "aprehender la perspectiva de género, lleva a integrar los diversos saberes y ponerlos en bien de la equidad no solo de los géneros, sino también de las otras muchas realidades que atraviesan a los seres humanos, clase, procedencia, región, racialidad y religiosidad".
Aunque el Centro Nacional de Prevención de Cuba tiene proyectos específicos con representantes de las religiones afrocubanas y realiza acciones de prevención entre prostitutos, estas realidades no se reflejan ni en los mensajes de bien público ni en las coberturas de prensa, que también evaden denuncias de estigmatización.
Personas blancas, citadinas, bien vestidas y jóvenes, son la norma en los anuncios de prevención, imágenes que crean falsas expectativas en determinados grupos sociales y etarios, limitan el alcance de los mensajes y siguen escondiendo no pocos condicionantes que pueden aumentar el riesgo ante el VIH.
Según Moya, "la ausencia de un abordaje multidimensional que exprese la esencia social del tema lleva muchas veces a la utilización de un lenguaje que puede estigmatizar, o a mensajes poco problematizadores que se plantean la situación en blanco y negro, cuando en realidad esta muy matizada".