En el desfile militar anual del Ejército de Liberación Popular (PLA), la ex guerrilla de Nepal, observadores curiosos vieron a una joven vestida de uniforme besando y abrazando a una bebé antes de devolvérsela a una mujer mayor.
La soldada Shanti Kala Kumal, de 19 años, adjunta a la Cuarta División apostada en Hattikhor, en el central distrito nepalés de Nawalparasari, estaba cumpliendo funciones de seguridad en el desfile conmemorativo del 14 de mayo, Día del PLA.
Con los máximos jerarcas del PLA y cientos de civiles como testigos, la ceremonia militar fue para ella una oportunidad de aprovechar unos pocos momentos con su madre y su hija de dos años, que habían viajado unos 45 kilómetros, desde su aldea en Chitwan, para verla.
"Mi trabajo es mi primera prioridad, pero ser madre a veces me distrae", dijo Kumal casi con culpa. Pero rápidamente recuperó su compostura y agregó: "No le he dado a nadie una sola oportunidad de quejarse de mí".
La cantidad de nuevas madres en el PLA se ha disparado desde el fin de la guerra civil en 2006, cuando la guerrilla volvió a los nuevos acantonamientos maoístas, y se concretaron muchos matrimonios.
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De las 700 mujeres de Hattikhor, 198 son madres recientes, y otras 40 están embarazadas. Hay unas 2.000 nuevas madres entre las 23.610 combatientes de los acantonamientos maoístas de Nepal.
"La mayoría del personal (femenino) del PLA tenía entre 18 y 20 años cuando ingresó a los acantonamientos. Ahora han llegado a la edad en que la mayoría de ellas han dado a luz", dijo el líder maoísta Baburam Bhattarai.
En los acantonamientos, las viviendas y las instalaciones sanitarias son precarias por una severa escasez de fondos.
"No hemos podido brindar cuidados especiales a las nuevas madres y a sus bebés", admitió Bhattarai.
Incluso la asignación post-natal, por ejemplo, para quienes eligen quedarse fuera del acantonamiento, es de apenas 26 dólares por hasta seis meses.
La Constitución interina de Nepal, de 2007, establece que todas las mujeres tienen derecho a la salud reproductiva y que ninguna debe ser discriminada en base a cuestiones de género.
El PLA introdujo una licencia por paternidad para sus soldados. "Sabemos que las nuevas madres necesitan los máximos cuidados. Una licencia de un mes para el padre es un concepto revolucionario en Nepal", dijo a IPS Chandra Dev Canal, "Baldev", subcomandante del PLA.
Desde enero de este año, hospitales y centros de salud estatales atienden partos gratuitamente. El cambio de política se introdujo con el objetivo de reducir la alarmante mortalidad materna de Nepal, de 281 por cada 100.000 nacimientos exitosos.
A las mujeres soldadas se les permite tomarse una licencia por maternidad de seis meses. Además, están "exoneradas de toda clase de trabajo físico, incluidos los ejercicios", dijo Bina Lama, comandante de la Tercera División.
La verdad puede ser que la mayoría de las soldadas, adoctrinadas para ocultar el dolor y comportarse como si estuvieran hechas de acero, no están reclamando sus derechos, señaló un médico del gobierno que habló con IPS luego de una visita a Hattikhor y que insistió en preservar su anonimato.
Agregó que la mayoría de las madres recientes en los acantonamientos no reciben las dietas especiales post-parto que son esenciales para su recuperación. En cambio, comen los mismos alimentos picantes que se cocinan para todos. "Ellas sufrirán a largo plazo", sostuvo el médico.
Durante los 10 años de conflicto armado en Nepal, 40 por ciento del personal del PLA fueron mujeres. Desde el acuerdo de paz de noviembre de 2006, muchas soldadas renunciaron voluntariamente, y sus cantidades se han reducido más de la mitad.
"Le pedí a mi comandante que no diera tratamiento especial a 25 mujeres embarazadas, dado que oímos que algunos comandantes se estaban quejando de que los obligaban a comer jwano", dijo Muga Limbu, soldada del PLA de 23 años perteneciente a la División Maoísta de Shaktikhor.
El jwano es una hierba medicinal con un olor acre que se agrega a los alimentos de las mujeres embarazadas, porque se cree que cura la fiebre y mejora la resistencia.
El médico Yasovardhan Pradhan, portavoz del Ministerio de Salud y Población en Katmandú, dijo a IPS que el gobierno se ha aliado con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), y con la Sociedad de Obstetras de Nepal, para enviar médicos a los acantonamientos maoístas.
El gobierno está finalizando un plan para hacer que un médico y un enfermero visiten un acantonamiento una vez por semana para realizar controles pre y post natales.
"Ésta es una señal positiva. Las soldadas del PLA también tienen derecho a la salud reproductiva", dijo Sudha Sharma, ginecóloga del Hospital de Maternidad de Katmandú y secretaria en el Ministerio de Salud.
Los acantonamientos maoístas de Nepal fueron creados como refugios temporarios hechos de lona y lata para las ex guerrillas. Estos no son lugares para criar niños, opinó el coordinador en funciones de la oficina central de manejo de acantonamientos, Dinesh Hari Adhikari.
De ahí que incluso las reglas del PLA prohíban que las soldadas tengan con ellas en el acantonamiento a hijos mayores de tres años. La mayoría de los niños, como el de Kumal, se quedan con sus abuelos, práctica común en Nepal y otros países en desarrollo donde hay una tradición de migración de adultos a gran escala en busca de trabajos.
Un levantamiento armado liderado por rebeldes maoístas se inició en 1996 en el Nepal rural y se propagó como las llamas. En abril de 2006, una revolución popular derrocó a la monarquía tradicional. Los maoístas declararon un cese del fuego y se unieron al gobierno interino. En las elecciones de abril de 2008, los ex rebeldes obtuvieron la mayoría de escaños en la nueva Asamblea Constituyente.