Después de consultar a más de 100 gobiernos, Estados Unidos logró que uno aceptara recibir a 17 ex prisioneros chinos de Guantánamo absueltos por un tribunal federal. Su destino sería el archipiélago de Palau, en el océano Pacífico.
En una declaración a la agencia Associated Press este miércoles, el presidente de Palau, Johnson Toribiong, dijo que su gobierno "había aceptado recibir el pedido de Estados Unidos para reubicar temporalmente en Palau hasta 17 detenidos de la etnia uighur sometidos a revisión periódica".
"El acuerdo de Palau para aceptar la reubicación temporal de estos detenidos es un gesto humanitario destinado a ayudarlos a ser libres de cualquier nueva encarcelación innecesaria y a reanudar sus vidas en la forma más normal posible", afirmó Toribiong.
Todavía se trabaja sobre los detalles de la transferencia, dijo a la cadena CNN el embajador estadounidense en Palau, Hersey Kyota.
Amnistía Internacional señaló que el anuncio "deja abiertas muchas preguntas sobre el futuro de esos hombres".
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"Creemos que los detenidos deben ser enviados a lugares apropiados para ellos, y se deben tener en cuenta sus deseos", dijo un portavoz a IPS. "No sabemos si ése será el caso con Palau".
Un alto funcionario de gobierno dijo a la agencia AFP, bajo condición de anonimato, que Washington "aprecia en gran medida" la oferta de Palau para reubicar temporalmente a los uighurs, quienes a pesar de haber sido absueltos permanecen en la base militar de Guantánamo, Cuba, donde Estados Unidos mantiene a sospechosos de terrorismo.
Sin embargo, aclaró que no ha habido "ninguna decisión final ni se han arreglado los detalles". "Continuaremos las conversaciones con Palau", indicó.
Si el acuerdo avanza, será la más importante transferencia de prisioneros de Guantánamo y el primer gran acuerdo sobre detenidos desde que el presidente Barack Obama prometió cerrar esa prisión en enero. La reubicación de los reclusos ha sido uno de los mayores obstáculos para cerrar el centro.
Los 17 uighurs, grupo étnico minoritario en China, fueron acusados de recibir armas y entrenamiento en Afganistán. El pasado otoño boreal, una corte federal de distrito ordenó que fueran liberados en territorio estadounidense, pero una apelación revirtió el fallo. Desde entonces permanecen detenidos en Guantánamo como "no combatientes".
Washington no los entrega a China, que ha demandado su retorno, por temor a que sean perseguidos allí. Beijing acusa a algunos uighurs de liderar un movimiento separatista islámico en el extremo oeste chino, y por tanto ha presionado a mucho países para que no los acepten.
Albania acogió a cinco uighurs de Guantánamo en 2006, pero desde entonces se ha negado a recibir más. A pesar de haber contactado a unos 100 gobiernos, Estados Unidos no había tenido hasta ahora suerte en asegurar un destino para los ex reclusos.
Desde enero, Estados Unidos ha transferido un sospechoso de terrorismo a Francia y otro a Gran Bretaña. El martes, trasladó el primer recluso a territorio estadounidense para presentarse ante una corte federal. Hasta ahora, todos los sospechosos de terrorismo eran juzgados por comisiones militares en la propia base de Guantánamo.
A pesar de la oposición en el Congreso legislativo para llevar a los detenidos a territorio estadounidense para ser juzgados y reubicados o para permanecer en prisión, Ahmed Ghailani fue llevado a un tribunal de distrito en Nueva York para responder a su acusación de haber participado en los atentados con bomba de 1998 contra las embajadas de Tanzania y Kenia, en las que murieron 224 personas. Ghailani se declaró inocente.
El líder de la minoría del Senado, Mitch McConnel, dijo al periódico The Washington Post el martes que el presidente, al autorizar el traslado de Ghailani, ignoraba "el claro deseo del Congreso y del pueblo estadounidense de que esos terroristas no sean traídos a Estados Unidos".
Algunos consideran que las fuertes expresiones de rechazo a los detenidos en Estados Unidos afectan los esfuerzos de Obama para persuadir a otros países a que los reciban.
"En general, por supuesto aplaudimos a Palau por considerar la relocalización de los uighurs. Es un gesto importante", señaló Joane Mariner, directora de terrorismo y contraterrorismo de la organización Human Rights Watch.
No obstante, dijo estar preocupada por la falta de una comunidad uighur en Palau. "Creemos que una mejor opción sería reubicar algunos en Estados Unidos", añadió.
Mariner también sostuvo que no trasladarlos a Estados Unidos era una "oportunidad perdida" para el gobierno de Obama, pues éste es el gesto que los países de Europa esperan antes de aceptar un detenido.
Otros activistas coincidieron, señalando que si el objetivo de Obama era cerrar Guantánamo, Estados Unidos debía dar el ejemplo.
"Celebramos los esfuerzos del gobierno de Obama para vaciar la cárcel de Guantánamo", dijo Elisa Massimino, de la organización Human Rights First.
"Es lamentable que algunos en el Congreso hayan procurado obstruir esos esfuerzos. En última instancia, cualquier plan completo para hacer eso va a requerir reubicar a algunos detenidos que, como los uighur, no son una amenaza para la seguridad, pero no pueden volver a sus hogares de origen", indicó.
Palau, territorio estadounidense hasta su independencia en 1994, está ubicado al este de Filipinas en el océano Pacífico. Formado por ocho islas principales y más de 250 islotes, ese país mejor conocido como lugar turístico y especialmente de buceo. Es una de las naciones con menos población: nada más que 20.000 personas.
Estados Unidos le da a Palau una significativa ayuda, y ha garantizado su seguridad hasta 2044. Los nacidos en el archipiélago pueden ingresar a territorio estadounidense sin necesidad de pasaporte ni visa. El acuerdo incluye ayuda extra estadounidense a Palau, dijo el embajador Kyota, pero señaló que los detalles todavía no han sido definidos.