Mientras el Norte industrial se propone cambiar el predominio de su matriz energética de fuentes emisoras de carbono a otras más limpias, 1.600 millones de personas carecen de electricidad y 2.400 millones cocinan y calientan sus hogares con leña y estiércol.
"Más de 1,6 millones de personas mueren cada año por el uso en espacios cerrados de biomasa para cocinar y calefaccionar", dijo el director general de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi), Kandeh Yumkella.
El funcionario lanzó la advertencia ante los más de 600 participantes de 80 países en la Conferencia Internacional de Energía, que se realizó esta semana en Viena y que concluyó con la recomendación de elaborar un plan para acabar con la "pobreza energética" para 2030.
Millones de mujeres y niños de muchos países del mundo deben invertir varias horas de cada día en la búsqueda de leña, atrapados en el círculo vicioso de deforestación que eleva la erosión y reduce la fertilidad de sus tierras.
"La energía interactúa con todos los desafíos de desarrollo que afrontamos", dijo Yumkella.
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El mundo en desarrollo, y en especial aquellos que carecen de electricidad, debe lanzar una revolución energética verde, según el funcionario. "No podemos dejar gente afuera. Necesitamos justicia climática y justicia energética", declaró Yumkella a IPS.
La energía es uno de los principales temas, si no el principal, de la agenda de negociaciones hacia la Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático que se reunirá en diciembre en Copenhague.
Pero el acceso a la energía no está en la agenda.
La energía es esencial para lograr el desarrollo económico y es clave hacia el logro de los Objetivos de las Naciones Unidas para el Desarrollo del Milenio, según el director de Onudi.
"La calidad de vida de un país es directamente proporcional a la cantidad de energía de que dispone y la eficiencia con que se la usa", dijo Albert Binger, director del Centro para el Ambiente y el Desarrollo de la Universidad de Indias Occidentales y asesor de la Alianza de Pequeños Estados Insulares.
Estas naciones han aportado menos de 0,05 por ciento del total de emisiones mundiales de dióxido de carbono, pero son las más afectadas por las consecuencias del recalentamiento planetario que este y otros gases invernadero originan.
"No queremos ser refugiados", dijo Binger ante la conferencia. "Eduquen a la población de sus países acerca del peligro que afrontamos."
La producción de petróleo y gas natural desciende en muchos países fuera del bloque de exportadores (OPEP), lo cual aumenta la volatilidad de precios, dijo Rajendra Pachauri, presidente del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático.
Al margen de la preocupación por el cambio climático, estas noticias son muy malas para los países en desarrollo que dependen de las importaciones de petróleo. Si el barril de crudo se mantiene en alrededor de 100 dólares, por mucho tiempo más, algunas economías colapsarán.
Pero mantener la matriz energética habitual elevaría la dependencia en los combustibles fósiles y conduciría a crisis climáticas, alimentarias y energéticas, acabando con muchos estados, dijo Pachauri a IPS.
Las fuentes renovables de energío, agregó, "pueden evitar eso". "Necesitamos una gran revolución en el sector de la energía", sostuvo.
¿Pero quién la financiará, en momentos en que muchos países pobres viven al día?
Los pequeños estados insulares del Caribe y del Pacífico están bloqueados en mecanismos de supervivencia de corto plazo, que dependen de la importación de combustibles fósiles que, al mismo tiempo, prolongan su pobreza, dijo Sudan McDade, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El buque petrolero llega un día al puerto y se va al siguiente cargando muchísimo dinero que no podrá invertirse en proyectos de largo plazo, dijo McDade en la conferencia en Viena.
"Estos países tienen muchísimos recursos solares y eólicos, pero no pueden hacer las inversiones que necesitan" para aprovechar esas fuentes de energía, se lamentó la experta.
Ya hubo muchos proyectos piloto de energía limpia, pero no hubo financiamiento para ampliar su alcance. "¿Por qué no equilibramos la ayuda que se les da para comprar petróleo y liberamos el capital que requieren para hacer inversiones en 'energía verde'?", inquirió.
Un tercio de la población mundial carece de acceso a modernas modalidades de energía, lo cual sobrecarga tanto a los pobres como al ambiente, dijo Irene Freudenschuss-Reichl, directora general de la gubernamental Corporación Austriaca para el Desarrollo.
Es preciso establecer metas energéticas para complementar los Objetivos del Milenio. La primera debería ser el desarrollo de un plan a 20 años de plazo para lograr en 2030 el acceso universal a la energía, sostuvo Freudenschuss-Reichl.