La comunidad internacional debe tomar acciones inmediatas para cambiar el actual sistema financiero mundial, no remendarlo, coincidieron la vasta mayoría de los líderes del Sur en desarrollo que participan hasta este viernes de una conferencia en la ONU sobre la crisis económica.
"El debacle financiero es sólo un síntoma de la crisis de un sistema que privilegió la economía financiera especulativa sobre la economía real", dijo el presidente de Ecuador, Rafael Correa, a delegados reunidos el jueves en el edifico de la Asamblea General.
En un duro discurso, como el de varios otros líderes del Sur en desarrollo, Correa responsabilizó al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial, así como a los países ricos del Norte, por la actual crisis que ha tenido un impacto devastador en las naciones pobres.
"Remendar el sistema de Bretton Woods, que nosotros no controlamos, no tiene sentido para los países del Sur", sostuvo. "Esta es nuestra oportunidad para consolidar nuestra presencia y desarrollar un mayor poder de deliberación y decisión en la primera plana internacional, y así, finalmente, convertirnos en los dueños de nuestro destino".
Correa sostuvo que los países del Sur tienen que desarrollar "su propia arquitectura financiera" y que deberían intentar crear una "entidad coordinada de proporciones planetarias, basadas en un criterio de representación y de responsabilidad"
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El mandatario ecuatoriano señaló que el actual sistema financiero mundial está "trastornado por la especulación y los privilegios", y responsabilizó a la industria financiera estadounidense por el sufrimiento de millones de pobres. "Esta crisis se originó en los mercados financieros de Estados Unidos. El Sur, que no tuvo ninguna responsabilidad, se convirtió en la principal víctima", afirmó.
Entre los participantes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Crisis Financiera y Económica Mundial y su Impacto en el Desarrollo se encuentran dos jefes de Estado, cuatro vicepresidentes, 10 jefes de gobierno, tres viceprimeros ministros y 32 ministros. La abrumadora mayoría de estos pertenecen al Sur en desarrollo
Pero ni el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, ni el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, asisten a la reunión. También están ausentes prácticamente todos los líderes de las más importantes naciones occidentales, incluyendo a Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania.
En la conferencia, la ministra de Relaciones Internacionales y Cooperación de Sudáfrica, Maite Nkoana-Mashabane, coincidió con Correa.
"Necesitamos reformas fundamentales y de largo alcance en las instituciones de Bretton Woods, incrementando la voz y la participación en la toma de decisiones de los países en desarrollo", afirmó.
Según Mashabane, es probable que unas 90 millones de personas pierdan sus trabajos debido a la crisis. El creciente desempleo y la caída de los salarios y remesas, sostuvo, llevarán a "millones de personas de nuevo a la pobreza en 2009".
"La crisis ha mostrado que las actuales estructuras e instrumentos de las instituciones financieras son frágiles y en gran medida inadecuados para tratar el impacto de la crisis en los países industrializados y en desarrollo", afirmó.
Estudios han pronosticado que, para fines de marzo, la economía de Estados Unidos se reducirá más de seis por ciento, y sus inversiones caerán 38 por ciento.
Asimismo, entre las naciones más industrializadas, es probable que Japón sufra una recesión, y se espera que el producto interno bruto en la eurozona caiga cuatro por ciento.
Según investigadores de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), alrededor de 1.000 millones de personas en el mundo padecerán hambre a causa de la actual crisis. También se prevé más violencia y conflictos en muchos países como consecuencia del desempleo y la pobreza.
En la conferencia, ninguna nación industrializada ha mostrado disposición a respaldar la demanda del Sur en desarrollo para reformar los organismos internacionales de crédito.
En su discurso, la embajadora de Estados Unidos en la ONU, Susan Rice, aseguró que su país iba a "participar en esta importante conversación para escuchar, intercambiar y trabajar" con los demás países en un "espíritu de cooperación". Sin embargo, no dio señal de apoyo a las propuestas para reformar el FMI y el Banco Mundial.
Asimismo, aunque se mostraron preocupados por la actual crisis financiera, representantes de la Unión Europea fueron indiferentes a las demandas del Sur.