ECONOMÍA: Nuevo multilateralismo curará efectos de la crisis

La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) debate la crisis financiera mundial en medio de llamados a revisar el modelo por el cual los países más ricos han fijado hasta ahora los términos de las políticas económicas internacionales.

"En este momento crítico debemos todos unir nuestros esfuerzos para impedir que la crisis global con su miríada de rostros se transforme en una tragedia social, ambiental y humanitaria", afirmó el presidente de la Asamblea General, el nicaragüense Miguel D’Escoto.

"No es humano ni responsable construir un Arca de Noé sólo para salvar el sistema económico existente, dejando a la vasta mayoría de la humanidad a su suerte y sufriendo los efectos negativos de un sistema impuesto por una minoría irresponsable pero poderosa", añadió D’Escoto. "Debemos tomar decisiones que nos afecten a todos colectivamente en el mayor grado posible".

La decisión de realizar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Crisis Financiera y Económica Mundial y su Impacto en el Desarrollo fue tomada por el consenso de todos los 192 países miembros en una importante reunión sobre financiamiento para el desarrollo celebrada en Doha el pasado noviembre.

Observadores esperan que este encuentro en Nueva York, al que se espera asistan jefes de Estado y de gobierno, marque un momento clave para el futuro de la ONU, particularmente en términos de formar una nueva hoja de ruta más democrática para la gobernanza económica y financiera internacional.
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Sin embargo, ni el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, ni el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, no asistirán a la conferencia, al igual que prácticamente todos los líderes de las más importantes naciones occidentales, incluyendo a Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania.

Entre los participantes de la conferencia, que se desarrollará hasta este viernes, se encuentran dos jefes de Estado, cuatro vicepresidentes, 10 jefes de gobierno, tres viceprimeros ministros y 32 ministros. La abrumadora mayoría de estos pertenecen al Sur en desarrollo.

En total, 142 países han enviado delegados, que discuten el borrador de un documento final con referencias a la necesidad de preservar "los logros económicos y de desarrollo ganados con esfuerzo… incluyendo progresos hacia" los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio.

El texto también subraya la importancia de promover una recuperación ambientalmente sostenible, fortaleciendo el papel del foro mundial en la respuesta a la crisis, y reformar instituciones internacionales clave como el FMI y el Banco Mundial, "basándonos en una representación justa y equitativa de los países en desarrollo".

Al apoyar la elección de la Asamblea General como lugar para discutir soluciones a la crisis –debate que hasta ahora estaba confinado a los grupos internacionales que reúnen a las economías más poderosas—, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon subrayó que el problema "no es para una persona ni una nación ni un grupo de naciones, sino que es un desafío para todos nosotros".

Ban llamó a adoptar enfoques que amplíen el acceso a la educación, promuevan el crecimiento ambientalmente sostenible, ayuden a los agricultores de subsistencia e incrementen los recursos para combatir enfermedades como el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) y la tuberculosis.

"Las instituciones mundiales, creadas generaciones atrás, deben ser más responsables, más representativas y más efectivas", dijo, reconociendo que la idea de reformar a organismos como el FMI y el Banco Mundial ha dividido a los estados miembros. Ban propuso un "renovado multilateralismo".

En forma paralela a la conferencia, se realizan encuentros sobre temas variados, como atención médica, migraciones y derechos de género.

La Fundación Freidrich Ebert Stiftung realizó un panel de discusión donde expertos económicos debatieron las fallas en la actual arquitectura económica.

"No tenemos un sistema de gobierno global", dijo Jomo Kwame Sundaram, secretario general adjunto de la ONU para el Desarrollo Económico.

"Desde fines de 1971 hemos tenido un ‘no sistema’ en lugar de un sistema", sostuvo, en referencia al Foro Económico Mundial, fundado ese año y realizado desde entonces anualmente en la ciudad suiza de Davos.

Jomo recordó que, "a mediados de los 90, surgieron varias propuestas, especialmente para algo llamado la Autoridad Financiera Mundial… pero ninguna se materializó".

El secretario hizo una enorme lista de los desafíos que afronta hoy la comunidad internacional, entre ellos una pesada deuda, la falta de responsabilidad y la "falta de coherencia en el sistema multilateral internacional".

Roberto Bissio, coordinador de Social Watch (Control Ciudadano), sostuvo que la actual estructura económica mundial favorece a las naciones ricas.

"Cuando empiezas a ver el dinero y a dónde va, te das cuenta de que el flujo va hacia arriba, y va de hecho del Sur al Norte, y eso es una situación bien documentada", explicó.

La mejor forma de reformar el actual modelo mundial sería "aplicar métodos transparentes" y un "sistema en base a reglas" que equipare a las naciones ricas y pobres y requiera que las opciones del Sur sean tomadas en cuenta por el Norte, concluyó el panel.

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